Una psicóloga nos descifra las diferencias entre el amor y la dependencia emocional

Amar sin dependencia emocional es posible, la psicóloga Cristina Carmona Botía nos cuenta cómo y nos habla de temas como el autoengaño, la autoestima y el miedo a la pérdida.
amor

La dependencia emocional es un sentimiento complejo, en ocasiones, aparece de forma silenciosa y genera malestar e incluso puede acabar rompiendo relaciones si no se gestiona de manera adecuada. Afrontarla puede ser complicado sin las herramientas y la ayuda profesional necesaria, por ello, desde Marie Claire hemos hablado con la psicóloga Cristina Carmona Botía de la clínica Up! Psicología & Coaching, que nos ha explicado qué es la dependencia emocional, cómo identificarla, cómo tratarla, la diferencia entre amor y dependencia y cómo lograr construir una relación sana sin llegar a depender de la otra persona.

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Hay muchos tipos de dependencia, pero ahora queremos hablar de la emocional. Según estudios como: "Dependencia emocional en jóvenes: relación con la sintomatología ansiosa y depresiva, autoestima y diferencias de género" realizado por el Instituto Psicología Madrid y SEAS, este tipo de dependencia se relaciona negativamente con la autoestima y positivamente con la sintomatología ansioso-depresiva. En el estudio participaron 535 jóvenes de 18 a 31 años, con los que detectaron que la dependencia emocional tiene 4 subescalas: evitar estar solo, necesidad de exclusividad, necesidad de agradar y relación asimétrica. Para conocer mejor los entramados de esta alteración del vínculo relacional, te dejamos las declaraciones de la experta Cristina Carmona Botía, que nos ha facilitado con sus palabras un manual de gestión emocional para tener relaciones sanas.

¿Qué es la dependencia emocional?

La dependencia emocional es un estado de necesidad, en el que una persona tiene la creencia absoluta de que su bienestar y el buen funcionamiento de su vida depende de otra persona, de que ésta la acepte, la quiera y le dedique su atención. La vida de una persona con dependencia emocional gira en torno a la necesidad de mantener a la “persona amada” o de la que se es dependiente, cualquier situación de conflicto, duda, o malestar genera una intensa ansiedad por la posibilidad de pérdida. En la relación, el “leitmotiv” para esta persona será la evitación de la pérdida. El miedo al rechazo o la pérdida de la otra persona lleva constantemente a conductas de comprobación, a verificar que la pareja está a gusto o que le quiere, llegando a producir agotamiento en la otra parte. 

Otro comportamiento habitual es la cesión, las personas con dependencia emocional suelen ceder ante situaciones de toma de decisiones, dejan de hacer cosas en favor de la otra parte, por miedo a que se sienta mal y eso genere rechazo y la consiguiente pérdida. Por otro lado, cuando toman las riendas y toman decisiones contrarias a las de su pareja o se genera discusión o conflicto, pueden sentir mucha culpabilidad y ansiedad, ante el miedo a que la otra parte se sienta mal en la relación y de nuevo, se produzca la separación.

¿Qué rasgos identificas en una persona con este tipo de dependencia?

Las personas que sufren dependencia emocional suelen tener baja autoestima, sienten que son poco valiosas de algún modo y que cualquier otra persona puede competir con ellas y arrebatarles el lugar que ocupan en su relación. Emocionalmente se sienten inseguras y dudan constantemente de su capacidad para afrontar una pérdida, o de que su pareja les quiera plenamente. 

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A menudo, tienen una gran cantidad de creencias distorsionadas o irracionales acerca de sí mismas, de cómo funciona una relación de pareja, e interpretan mal situaciones cotidianas: “no voy a poder vivir sin él”, “sin ella no soy nada”, “si se siente mal dejará de quererme”, “si quiere hacer algo sola es que está dejando de interesarse por mi”, creen que no están completas o que no podrán ser felices sin la relación de pareja… pueden tener un componente celotípico alto y provocar situaciones de tensión… con frecuencia necesitan que su pareja haga todo con ellas. Muchas de estas personas tienen la necesidad de tener presente a su pareja la mayor parte del tiempo posible, por lo que tratan de hacerlo todo de forma conjunta, no dejando espacio personal a la pareja. Las personas dependientes emocionalmente pueden tener también, una baja aceptación de sus imperfecciones por lo que pueden ser muy autocríticas. 

Otra característica, es que pueden manipular la relación y al compañero/a a través de conductas victimistas, para mantener su atención o su presencia si se sienten en peligro, en los casos más complejos. Esto suele generar mucho estrés en la pareja, que a menudo tiende a alejarse o enfadarse, lo que lleva a un ciclo de inseguridad en el que se cumple la situación más temida por la parte dependiente. 

A veces, es necesario observar al compañero/a porque pueden tener comportamientos que fomenten y mantengan la situación de dependencia, y este caso puede que, más que un rasgo de personalidad, se deba a una forma de relacionarse la pareja, a una relación disfuncional o una pareja disfuncional.

¿Qué diferencias identificas entre amor y dependencia?

En una relación sana en el amor, hay necesidad sí, una necesidad sana y funcional. La pareja será asertiva y no temerá la discusión, el conflicto o la confrontación, porque son necesarias. La relación permitirá a ambas partes sentirse seguras de forma conjunta e individualmente, es un estado de seguridad, confianza y satisfacción, en el que las emociones negativas se viven como parte natural y necesaria. Suele haber aceptación de uno mismo y del otro con sus virtudes y defectos, (no una tolerancia de todo, y un todo vale, que últimamente está ocurriendo mucho…) la pareja se va configurando y ajustando, sin perderse por ello la identidad personal, no hay ansiedad y miedo constante a la pérdida

Cuando quieres a una persona tenerla te hace sentir bien, pero si no está, puedes seguir adelante y seguir disfrutando de la vida, puedes seguir siendo tú y sentirte bien contigo. En el peor de los casos, la ruptura, una persona sana no intenta retener a toda costa o se hunde para siempre, asume la pérdida y el dolor y mira hacia adelante. La relación de amor sana se vive, no es un sufrimiento constante.

En ocasiones, las personas tienden a autoengañarse para no aceptar la realidad que les rodea. ¿Cómo se gestiona eso?

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A veces, más que un autoengaño es la creencia irracional, que provoca una elevada ansiedad. Las personas damos mucha relevancia a nuestras emociones y a la veracidad de estas: “si lo siento así, es porque debe ser así” y esto provoca malos entendidos, confusión…la emoción es real, pero está sustentada en una idea irracional y distorsionada. Si no hay conciencia de este proceso, la persona se autoengaña y mantiene su discurso y su actitud. 

También puede ocurrir que la persona dependiente tenga miedo a reconocer que hay problema porque esto implica afrontar ese miedo atroz y por tanto, tener que dar cabida a las situaciones que rechaza. La gestión de esta situación pasa generalmente por empezar por la terapia de pareja, de modo que se pueda poner sobre la mesa la situación, para trabajar después con la persona de forma más individual. La terapia cognitiva es la más adecuada para trabajar las distorsiones y pensamientos irracionales junto con la terapia de aceptación y compromiso.

Estamos muy acostumbrados a oír frases como “para que la relación funcione hay que luchar”. ¿Cuándo crees tú que es sano dejar de luchar?

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Cuando la dependencia emocional está causada por la otra parte, es decir, la base de la sensación de inseguridad, la necesidad de verificar que te quiere y que te quiere tal como eres y tener la presencia de la pareja, está causada por que la pareja tiene comportamientos que lo provocan como: descalificaciones, retirada de la atención, desprecios, humillaciones, falta de compromiso, silencios... lo que ahora se denomina gaslighting, un comportamiento de abuso y manipulación emocional, en estos casos, si la pareja no es capaz de observar un problema grave en su conducta y buscar ayuda, es necesario poner fin a la relación. A la inversa, si tu pareja es una persona con dependencia emocional grave y la relación se vuelve un problema para ti, sin que la otra parte quiera hacer cambios y buscar ayuda, también hay que plantearse dejar la relación.

¿Qué se puede hacer para no llegar a esta situación en una relación?

Cristina Carmona Botía

Es imprescindible que se entienda que una pareja no son dos amigos que tienen relaciones sexuales. Una pareja es mucho más que eso e implica un compromiso, cariño, aceptación, satisfacción, seguridad... Actualmente hay una tendencia a banalizar el compromiso e incluso a demonizar lo que implica una relación de pareja convencional, que está dando lugar a confusión, muchos problemas emocionales y en las relaciones, por lo que conviene revisar que la idea de pareja que tenemos es la misma para ambas partes, al inicio de la relación. Y para no tener una actitud dependiente:

  • Mantener la relación con familiares y amigos, nunca aislarte
  • Tener momentos para ti de forma individual
  • Expresar amor por la otra parte
  • Recibir los halagos y las verbalizaciones de amor de tu pareja como sinceras, sin dudar de ellas.
  • Afrontar el conflicto y no temerle
  • Observar las situaciones que generan malestar, ser objetivo y discutirlas
  • Disfrutar tus momentos a solas
  • Valorarte adecuadamente

Hay que empezar por tener una autoestima sana, esto implica la aceptación de uno mismo, con virtudes y defectos, con las emociones positivas y también con las negativas, tratarnos bien a nosotros mismos a veces no resulta fácil y, sin embargo, es el principio de toda buena relación. Ser asertivos, no temer las diferencias y expresarlas, pedir, opinar... tener la tranquilidad de poder ser tú con tu pareja, siempre desde el respeto y el cariño. Y del mismo modo, tratar al otro y aceptarlo, respetando también sus necesidades.

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  • Dolors Marco Jiménez
  • María López-Ibor Alcocer