De acuerdo con la RAE, el atractivo es aquello "que atrae o tiene fuerza para atraer", o dicho de una persona, "que por su físico despierta interés y agrado en las demás". Además, también es aquella "gracia en el semblante o en las palabras, acciones o costumbres, que atrae la voluntad".
Ser concebida como una persona atractiva a ojos de los demás va mucho más allá de parecerse a una princesa Disney. Lo mismo ocurre con ser vista como una persona no atractiva. El físico es lo primero que vemos, pero de lejos es lo más importante.

De acuerdo con un estudio de Harvard junto a la Universidad de Carolina del Sur, existe un rasgo de la personalidad que tiende a alejarnos de la idea de ser atractivas y no tiene relación con la amabilidad o la asertividad. Bajo el nombre "Alardear con humildad: una característica distintiva e ineficaz como estrategia de autopresentación" (del inglés, "Humblebragging: A Distinct – and Ineffective – Self-Presentation Strategy") – nace este estudio que resulta realmente interesante.

Los expertos subrayan que el humblebrag, o el humilde alardeo, es un rasgo que juega en nuestra contra. "La autopresentación es un aspecto fundamental de la vida social, con innumerables resultados críticos dependientes de las impresiones de los demás. Identificamos y ofrecemos la primera investigación empírica de una estrategia de autopresentación frecuente, aunque poco estudiada: la fanfarronería humilde", explican los investigadores.
Presumir, quejarse y pretender ser humilde al mismo tiempo es un fenómeno que se repite más de lo que pensamos y que flaco favor nos hace a nivel social. Los expertos señalan que esta "falsa humildad" genera una sensación de "falsa sinceridad" y aleja al interlocutor de sus receptores. "En siete estudios, demostramos que a pesar de su prevalencia, la fanfarronería humilde no logra dar una impresión favorable", apuntan los profesionales.
"Las personas que se involucran en alardes humildes basados en quejas (alardear en una queja) son vistos de manera más negativa que aquellos que abiertamente se jactan o incluso que los que se quejan", puntualiza el resultado de este estudio. Entonces, el problema no reside en la queja, sino en proyectarla desde un punto de vista de humildad fingida.

En resumen, este estudio de Harvard junto a la Universidad de Carolina del Sur deja claro que la sinceridad es el punto clave del atractivo. Si tienes que presumir de algo, hazlo con naturalidad, al igual que si tienes que quejarte, hazlo sin reparos. De poco sirve cultivar una "falsa humildad" hoy en día.