Lejos de lo que puede parecer, la felicidad no tiene por qué ser un estado propio de la juventud que se va debilitando con el paso de los años. De acuerdo David Blanchflower y Andrew Oswald, profesores de la Universidad de Darmouth y de Warwick, la curva de la felicidad tiene forma de "U". Por ende, aproximadamente a los 40 años se experimenta la época de menos felicidad, mientras que cerca de los 80 años se recupera esa satisfacción (a no ser que motivos de salud lo impidan).
Más allá de la curva de la felicidad, cómo vemos la vida es una de las claves para gozar de una existencia placentera. Según Arthur C. Brooks, profesor en Harvard de cursos relacionados con liderazgo, felicidad y gestión de organizaciones sin fines de lucro, las personas nacidas en occidente tenemos mucho que aprender de las orientales. Sobre todo, en materia de filosofía de vida. Por ejemplo, la filosofía 'Ikigai', que sostiene que encontrar el equilibrio entre lo que amamos, lo que somos buenos, lo que el mundo necesita y por lo que podemos ser recompensados, es clave para alcanzar la plenitud, es un buen punto de partida para comprender las prioridades de cada cultura.

Brooks, autor de From Strength to Strength: Finding Success, Happiness, and Deep Purpose in the Second Half of Life (2022), subraya que "muchos de nosotros asumimos que cuanto más exitosos somos, menos susceptibles nos volvemos a la sensación de irrelevancia profesional y social que a menudo acompaña al envejecimiento. Pero la verdad es que cuanto mayores son nuestros logros y nuestro apego a ellos, más notamos nuestro declive y más doloroso es cuando ocurre".

A esto, añade que "el verdadero éxito en la vida está a nuestro alcance". En especial, durante las etapas de juventud y de madurez, momentos en los que la carrera profesional tiene un menor impacto en nosotros. El experto subraya que "al volver a centrarnos en ciertas prioridades y hábitos que cualquiera puede aprender, como la sabiduría profunda, el desapego de las recompensas vacías, la conexión y el servicio a los demás y el progreso espiritual, podemos prepararnos para una mayor felicidad".
Las lecciones del profesor de Harvard y experto en felicidad nos sirven para intentarnos desprender todos aquellos hábitos que nos alejan del foco, de lo que realmente importa. Conforme ganamos experiencia con los años, también descubrimos que todo aquello material no llena nuestra alma, menos aún dedicar toda nuestra existencia al plano laboral, que desparece en algún momento. La felicidad se esconde en todo aquello que no podemos ver ni tocar.