A lo largo del tiempo, la moda ha sufrido cambios permanentemente. Uno de los más radicales y de los que más impacto causó a la industria de la moda fue pasar de confeccionar todas las prendas a mano y de forma artesanal a producciones industriales en las que se fabricaba por centenares. Por ello, en el siglo XXI la moda que predomina es el Prêt-à-porter, 'ready to wear' o lo que es lo mismo: “listo para llevar”.

Prendas confeccionadas a gran escala, sin ningún tipo de exclusividad, y donde el cuerpo de cada uno se estandariza mediante una simple talla.
Como algunos sabréis, en nuestro atelier ubicado en Bilbao, además de producir de forma más industrial nuestra colección de camisetas y sudaderas, también trabajamos todo tipo de prendas realizadas a medida para novias, invitadas o incluso piezas para llevar en el día a día. Durante este tiempo, nos hemos percatado de que las nuevas generaciones tienden a realizarse prendas más exclusivas con el fin de lucirlas en eventos especiales o ceremonias. ¿Está de moda hacerse la ropa a medida como hacían nuestros abuelos y abuelas?
Una de los motivos por los que la joven clientela se decanta por hacerse algo a medida, principalmente, es por la escasez de variedad que encuentran a la hora de adquirir un vestido en el sector nupcial producido de forma industrial. Otra de las razones -y la más determinante- es la preocupación de encontrarse con alguien con la misma prenda en un día tan importante como puede ser la boda de una hermana o un familiar muy cercano.
El proceso de crear una prenda a medida es ilusionante y muy especial, tanto para la clienta como para el diseñador. Ver cómo una simple idea bocetada en una de las primeras citas coge forma a lo largo de las semanas, llegando a convertirse en esa pieza que la clienta tenía en su cabeza y que deseaba lucir de forma exclusiva, es realmente apasionante. ¿Todavía no sabéis como es el proceso de un vestido a medida? ¡Vamos a ello!
¿Cómo es el proceso a la hora de hacer un vestido a medida?
Tenemos que tener claro que encargar un vestido a medida no siempre tiene que ir relacionado con la palabra “caro”. Hay que detenerse y pensar que es una pieza realizada con mucho mimo, esmero y con un proceso totalmente distinto al resto de las piezas que ocupan nuestro armario. Técnicamente, pueden evolucionar, anchándolas, estrechándolas, acortándolas generación tras generación o ir transformándolas dependiendo de las tendencias. Y, sin duda, es la forma mas sostenible de consumir moda.
En primer lugar, se mantiene una primera cita con la clienta donde se realiza una entrevista personal: se le pregunta todo tipo de cuestiones relacionadas con la boda, lugar del enlace, día, tipo de invitada… etc. Por lo general -y rara es la excepción-, suelen acudir con una foto de inspiración de alguna 'instagramer' o 'celebrity'. En muchos casos, la idea puede encajar por el tipo de ceremonia que va a ser, papel que van a desempeñar…, pero en muchas otras hay que ser sincero y explicarles que su idea no es la que más les representa, bien por que la silueta no se la más favorecedora o, simplemente, por que no es la pieza indicada.

Las clientas acuden abiertas y sin ningún tipo de traba, con la ilusión puesta en que diseñemos una pieza especial y única. En la primera entrevista, siempre les pregunto sus colores fetiche, larguras con las que se sienten cómodas, tipo de complementos que utilizan en su día a día e incluso hasta qué tipo de escotes les horrorizan.
Todas estas respuestas me ayudan, ya que son fundamentales para poder desarrollar esa pieza que posteriormente plasmaré en papel. Otra de las claves totalmente imprescindibles es ver y analizar todos los gestos y movimientos de la clienta que tenemos en frente. Cómo gesticula, su forma de expresarse e incluso su tono de voz nos aportan información valiosa. El lenguaje no verbal es otro de los factores que más nos ayuda a descubrir la esencia de la persona con la que voy a trabajar.

Una vez hayamos tenido la confirmación del presupuesto, paso importante para poder trabajar en el proyecto, nos volvemos a citar por segunda vez, para mostrarle esta vez diferentes bocetos y calidades de tejido. Quizá, esta sea la cita más complicada para nuestras clientas, ya que es donde se decide absolutamente todo, desde el diseño hasta el tejido. La frase tranquilizadora que siempre trasmito a todas ellas es que el boceto elegido no tiene por qué ser el definitivo, es decir, a lo largo de las pruebas el diseño puede ir evolucionando, como suele ocurrir en el 95% de los casos.
El papel lo soporta todo, siempre hay que probarlo en el cuerpo de cada persona y esas pequeñas modificaciones que se realizan en el “toile” son las que hacen que se convierta en la pieza perfecta.
A continuación, se realiza la toma de medidas, paso imprescindible en el proceso. Se deben hacer siempre con la ropa interior que se vaya a llevar el día del enlace. Es fundamental mantener el mismo sujetador durante todo el proceso, ya que llevar en cada prueba modelos diferentes, como reductores o con relleno, puede echar a perder todo el trabajo realizado.
El equipo es clave para que todo el proceso salga bien. Patronistas, cortadores, modistas... todos ellos tienen que ser conocedores del estado en el que se encuentra la pieza e implicarse al máximo, ya que son diseños únicos realizadas de forma artesanal.
La tercera cita, la prueba del prototipo, siempre se realiza en un “toile”, también denominado glasilla. Es un tejido de algodón que se utiliza desde los comienzos de la alta costura para probar los diseños antes de ser cortados en el tejido definitivo. En él se hacen todos los ajustes pertinentes, desde entalles o modificaciones de larguras hasta aplomo de mangas. Muchas veces se realizan cambios radicales, como pueden ser formas de mangas, cuellos totalmente opuestos e incluso se añaden o eliminan elementos como volantes o postizos.

Una vez realizada esa prueba, el equipo se dispone a cortar el tejido definitivo, entretelarlo y forrándolo. En esta prueba, el vestido queda a falta de cremallera, botones, fornituras y detalles como los bajos. Es el momento en el que pulimos todo el trabajo que hemos realizado: pequeños pliegues que puedan salir por la tensión del tejido, bolsas por falta de aplomo… etc.
El equipo del taller se dispone a rematar todos los detalles para realizar la última prueba y la entrega de la pieza. Prueba clave para saber si el vestido está listo para que salga del taller o debe realizarse una prueba más para comprobar que dichas modificaciones finalmente están correctamente ejecutadas. Todo este proceso se realiza seis meses antes de la fecha indicada.

Cuando nuestras clientas lucen nuestras piezas, son días muy especiales, en los que, a pesar de no ser familia directa o invitadas, deseamos que todo salga bien y que brillen más que nunca. Es un proceso largo, de muchos meses, en el que llegas a crear un vínculo muy fuerte con muchas de ellas, una unión muy especial por la que dejan de ser clientas para convertirse en algo más.
El regalo llega cuando recibes la llamada y te cuentan lo felices que han sido llevando una creación tuya. Sus palabras transmitiendo lo agradecidas que se sienten por haber vivido todo el proceso es lo más gratificante de esta profesión. Reconozco que la moda es muy dura, pero a veces te regala gestos de cariño que son únicos y que resultan vitales para seguir viviendo de lo que a uno más le apasiona.