Hablar de exclusividad no es sencillo. Puede ser un precio que roza lo inalcanzable, una producción reducida que convierte cada frasco en objeto de culto o, como en este caso, un periodo limitado de compra que transforma la espera en parte del ritual. En el universo del perfume, estos tres factores se entrelazan y generan un magnetismo único: ser una de las pocas personas en el mundo en poseer una creación irrepetible. Le Labo lo sabe y ha diseñado un concepto que rompe con visto anteriormente: fragancias ligadas a una ciudad, disponibles únicamente en ese lugar durante todo año, pero que una vez al año -durante el mes de septiembre- se pueden comprar en su web o en cualquiera de sus tiendas. Este formato multiplica su atractivo y refuerza su carácter de rareza.
Esta colección lleva un nombre conocido por todas las amantes de la perfumería, City Exclusives. La regla es clara: si quieres disfrutar de un aroma inspirado en Seúl, Londres, Ámsterdam o Shanghái, tendrás que viajar hasta allí. Sin embargo, cada septiembre se abre una ventana excepcional: por unas semanas, todas las boutiques del mundo reciben estos tesoros en formato full size. Por supuesto, en pleno mes de septiembre, fui directa a la tienda de Madrid para probarlos. Entre más de una quincena de propuestas, hubo una que me atrapó desde el primer instante. Una fragancia con la que transportarse al Shanghái más místico que se ha alzado como mi nueva obsesión otoñal: Myrrhe 55.
De Shanghái a Madrid, un perfume que contiene uno de los ingredientes que, en la antigüedad, era igual de preciado que el oro
Myrrhe 55, un aroma cálido, especiado, balsámico y profundamente otoñal
Si tuviera que describir en pocas palabras lo primero que pensé al pulverizar Myrrhe 55 en mi muñeca, diría que fue la idea de que es perfume intenso hecho para seducir en otoño. Los primeros segundos revelan una nota central de mirra, tan oscura como hiptónica, acompañada de jazmín y pachulí que se enredan en un juego elegante. Todo se apoya en un lecho denso de oud, ámbar gris y almizcle, un acorde que envuelve y te transporta de inmediato a un paisaje urbano donde lo clásico y lo contemporáneo conviven en perfecta armonía.
No es un aroma excesivamente intenso, a no ser que te pases con las pulverizaciones. Los perfumes amaderados (y duraderos) con los que perderás el sentido de lo rico que huelen tienen esa capacidad de generar una aura cálida, apetecible, otoñal. Eso sí, Myrrhe 55 no es para cualquiera: requiere tiempo, madurez olfativa y un deseo real de desmarcarse entre la multitud. Su precio, 335 euros por 50 ml, refuerza la sensación de lujo efímero. Asimismo, no hay que olvidar algo esencial: mañana es el último día para comprarlo, tanto en tienda como en la web.
La historia de esta fragancia no estaría completa sin hablar de su creadora: Daphné Bugey, una de esas narices capaces de dar personalidad a cada gota. En esta fórmula, ella rescata la fuerza ancestral de la mirra, aquella resina que en la Antigüedad valía casi más que el oro y que, en la medicina tradicional china, se considera un "movedor de sangre", ya que tiene propiedades estimulantes para la circulación. Quizá por eso, Myrrhe 55, es sofisticada, eléctrica, con un pie en el pasado y otro en el futuro.
Otros perfumes con mirra en su composición
403 Myrrh Shadow de Bon Parfumeur
Otro ejemplo con mirra que merece una mención especial es 403 Myrrh Shadow de Bon Parfumeur, firmado por Quentin Bisch y Amélie Jacquin. Aquí, la resina se integra en un tapiz vibrante que comienza con notas cítricas y verdes (naranja amarga, hojas del grosellero negro y pomelo) para después dejar espacio a un corazón especiado de albahaca, canela, Timur y ciprés. El desenlace llega con un fondo voluptuoso en el que conviven mirra, benjuí, vainilla, almizcle, pachulí y maderas nobles. Su precio es de 160 euros por 100 ml en All Yours.
