María del Prado –hija de los marqueses de Caicedo y mujer de Pablo de Hohenlohei– y sus hijas Cecilia y Allegra Hohenlohe no son unas aristócratas al uso. Trabajan duro para conseguir sus sueños y llevan una vida normal. Hablamos con ellas sobre la moda y sus proyectos profesionales, y descubrimos las últimas tendencias de Dior para la primavera-verano 2023.

Christian Dior solía decir que el estilo es una forma de decir quién eres sin tener que hablar.¿Qué lugar ocupa la moda en vuestras vidas?
Allegra: Es diversión, un juego. Empezar por una pieza y a partir de ahí ir construyendo.
Cecilia: Es una forma de expresarme. Una primera capa tras la que puedes adivinar muchas otras.
María: Es artesanía, tradición. En ocasiones una herencia de madres a hijas. De alguna forma, es la manera de acompañar tus estados de ánimo y mostrar tu personalidad.
También es un catalizador de recuerdos. ¿En qué pensáis al recordar vuestros vestidos de Dior para vuestra puesta de largo en París?
A.: Recuerdo el amanecer a la vuelta, cruzando descalza el puente Alexandre III con mi precioso vestido de Dior. Fue de esas experiencias que guardaré en la memoria para siempre.
C.: Me encantó la preparación y el proceso. Desde que nos dieron a elegir esos vestidos espectaculares en Dior hasta el maquillaje... Me sentí como en un cuento.

Te llaman "la princesa flamenca". ¿El flamenco siempre ha estado presente en tu vida?
M.: Lo que siempre ha estado presente en mi vida es la música de todo tipo. Crecí rodeada de ella y no podría elegir sólo un estilo de música. Pero el flamenco es un puro canalizador de emociones.
¿Cómo comenzaste tu andadura profesional en el mundo del arte?
M.: Estudié Historia del Arte, he trabajado en el Thyssen y en Christie's, en la moda de la mano de Chloé... Poco a poco mi andadura en el mundo del arte ha derivado en lo que más me gusta: la música y la literatura. Dirijo un festival Flamenco en Sotogrande y próximamente otro en Trocadero Casa de Botes en Málaga, y escribo poesía y artículos mensuales así como mi primera novela, que espero terminar muy pronto.

- Foto: Mónica Suárez de Tangil, estilismo: Sandra Escriña
Dices que el cáncer de mama a los 32 años supuso para ti el regalo más bonito en el envoltorio más feo.
M.: Fue muy duro con 32 años y dos niñas muy pequeñas. El regalo fue precioso y me trajo el don inmenso de la aceptación que trae una paz infinita consigo. Rendirse ante lo que no puedes cambiar o controlar y desterrar el "esto no debería ser así" trae más sufrimiento. Detesto la frase "lucho contra la enfermedad". En mi caso la aceptación del cáncer supuso consciencia, paz, amor, el impulso por dedicarme a lo que me emocionaba y por trabajarme y descubrirme a mí misma.

Impartes cursos de mindfulness y meditación donde experimentas con la gestión emocional a través de la expresión artística.
M.: A raíz de mi enfermedad sentí la necesidad de indagar más allá y me formé durante cinco años en Terapia transpersonal y mindfulness. Luego solo tuve que unirlo a mis conocimientos artísticos. Todo proceso de creación es una meditación y un anclaje en el ahora. Mientras creas es ahora. Una manera de reconocer emociones dentro de uno en vez de negarlas y poder darles así el sitio que merecen. Las emociones sólo necesitan ser vistas. Puedes llorarlas o gritarlas, pero también puedes pintarlas, cantarlas, escribirlas.
¿Qué te ha enseñado la maternidad?
M.: A querer a alguien más que nada en el mundo y a aprender a dejar ir cuando llega el momento. También me ha enseñado a entender a mi propia madre.

¿Cuáles son las lecciones más valiosas que habéis aprendido de vuestra madre?
A.: Desde que empezamos el colegio nos hizo conscientes de la existencia del bullying e insistió en la necesidad de entender y empatizar con los niños que lo sufrían.
C.: Desde pequeñas ha insistido mucho en la dictadura de las redes sociales en cuanto al físico y la fachada exterior. Nos ha enseñado a tener recursos interiores, aficiones y criterio para que ni nos validemos nosotras mismas ni nos validen los demás por la apariencia. Nos ha enseñado seguridad en nosotras mismas.

¿Habéis identificado algún tipo de prejuicio derivado de vuestra procedencia?
A.: A veces mis amigos me gastan la broma de llamarme “princesita”. Más allá de eso creo que llevamos una vida totalmente normal sin privilegios.
C.: Es algo meramente anecdótico ligado a nuestro apellido. He crecido viendo a mis padres trabajar y esforzarse para darnos una buena educación. Somos niñas normales que trabajamos duro para conseguir nuestros sueños.
¿Cuáles son vuestros próximos proyectos profesionales?
A.: Continuar y terminar mi carrera en el IE de Comunicación y Medios Digitales. Me gustaría poder practicar en campos diferentes como el periodismo, la moda, la publicidad y el branding para terminar de definir dónde dirijo mi carrera. También me gustaría seguir pintando. No me dedico profesionalmente por ahora pero me ayuda a tener perspectiva y relajarme.
C.: Estudio en Ascot (UK), y en un mes tendré que decidir entre estudiar Historia del Arte en St Andrews (Escocia) o volver a España a estudiar en Madrid. Paralelamente me gustaría seguir avanzando con la música. He terminado el grado 8 de canto de Trinity College.
Asistente de fotografía: Orlando Gutiérrez. Peluquería y maquillaje: Noelia Fuentes. Producción: Chus Casarrubios. Agradecimientos: Puente Romano (Marbella).