Silvia Venturini Fendi nunca se cansa de hacer magia, en todos los sentidos de la palabra. La directora artística de accesorios y moda masculina de la firma romana (junto al soporte de su brillante equipo, por supuesto) es la artífices de la colección de la que todo el mundo habla ahora mismo: la línea Fendi hombre primavera-verano 2024.
Lanzada al mundo hace apenas unas horas, esta colección es mucho más que moda, es una oda a la artesanía, al trabajo bien hecho y al poder de una industria que da de comer a infinidad de trabajadores dentro y fuera de las fronteras de Europa.

Lejos del glamour que irradian algunos entornos donde las principales firmas de lujo presenten sus nuevas colecciones (véase, por ejemplo, los últimos desfiles de Dior en Sevilla, Ciudad de México o Mumbai), Fendi juega en casa en esta ocasión.

Bagno a Ripoli, una aldea toscana a 30 minutos de Florencia, es el lugar donde se encuentra la Factory de Capannuccia, la nueva fábrica de marroquinería de 50 millones de euros en la que se fabricaron todos los deseados bolsos de Fendi. Aquí, trabajan artesanos en condiciones justas, un fenómeno que (tristemente) no se repite con asiduidad en nuestra industria.
Este emplazamiento, quizás poco cool para los que adoran el brilli brilli que rodea al sector de la moda, sirve como telón de fondo idóneo para presentar una colección que habla de la historia de una casa que fue fundada hace casi 100 años por los abuelos de Silvia, Adele Casagrande y Edoardo Fendi.

En el afán por vestir al "artesano corporativo" (como la propia firma recalca en un comunicado oficial enviado a la prensa), Fendi escoge las herramientas del oficio "en una gestualidad tanto literal como figurativa". Asimismo, Silva sale a saludar rodeada por parte de su equipo (un acto que otros diseñadores como Pierpaolo Piccioli también ejecutan en las clausuras de sus presentaciones) y las máquinas no paran de funcionar durante el desarrollo del desfile.

Como homenaje a un arte centenario, vemos delantales de cuero, fajines y cinturones con todos los instrumentos propios de un artesano de la marroquinería, camisas con el juego de patronage a la vista y un "complemento" que, en especial, llama la atención de cualquier entendido en moda: un metro de costura de las de toda la vida.

Con fondo blanco, negro o el mítico amarillo, una cinta métrica cuelga del cuello de varios modelos y se ajusta, a través de unas trabillas específicamente colocadas, a las prendas inferiores, sean camisas o chaquetas. Sin lugar a dudas, el ingenio nunca falta en los desfiles de Venturini Fendi. Además, también destaca una especie de contenedor de café a modo de bolsa de mano.
Como puntualización puramente anecdótica, un metro de costura parecido al de Fendi cuesta 1,49 euros en Amazon, así que seguir las tendencias que fija la casa italiana puede ser muy (pero que muy) low-cost.

Lo sabemos: estamos ante uno de esos accesorios tan "pasarela" que es complejo ver en looks de calle. Quizás, algún que otro estilismo street style estudiado al milímetro se deja seducir por la belleza de homenajear a los artesanos de la industria a través de un detalle tan simbólico.

De todos modos, en Marie Claire celebramos la aparición de un metro en el último desfile de Fendi por su valor emocional, no tanto por el impacto real que pueda tener en visibilidad o ventas la próxima temporada primavera-verano 2024. Brava, Silvia.