La boda de Hugh Grosvenor, duque de Westminster y ahijado del rey Carlos III, y Olivia Henson fue el acontecimiento aristocrático más sonado del pasado fin de semana. El viernes 7 de junio al mediodía se encontraban los novios de la Catedral de Chester para darse el ansiado "sí, quiero". Más de 400 invitados pudieron vivir, en primera persona, este enlace que pasará a la historia.

La novia se decantó por un bonito vestido de Emma Victoria Payne, una de las diseñadoras londinenses más populares del momento. A los pies, unos zapatos de fino terciopelo azul con sello made in Spain. Sin lugar a dudas, Olivia Henson acertó de pleno con su look de novia. Mientras que Henson se convertía en la esposa del duque de Westminster, la madre del novio, Natalia Grosvenor se mostraba feliz con esta unión.

Natalia Grosvenor es ahora Su Alteza Natalia, duquesa de Westminster o Su Alteza la duquesa viuda, ya que su hijo se ha casado. Viuda de Gerald Grosvenor, VI duque de Westminster, la londinense apostó por un llamativo estilismo para acudir a la boda de uno de sus cuatros hijos, ya que Hugh es hermano de Tamara van Cutsem, Lady Viola Georgina Grosveno y Lady Edwina Louise Grosvenor.

La madre del novio arriesgó y ganó al combinar dos de los colores más trendy del momento: rojo y fucsia. Esta pareja cromática es compleja de defender, pero resulta vibrante y sofisticada al mismo tiempo. Su Alteza Natalia, que ejerció como madrina, se dejó conquistar por abrigo midi sin cuello y con cinturón que portaba un broche en el lado izquierdo. Como complementos, unos zapatos de tacón destalonados de Manolo Blahnik en rojo y un gran tocado con plumas en rosa y rojo. Agregó también un original clutch con estampado de corazones de Olympia Le-Tan.
Con una amplia sonrisa en todo momento, Natalia Grosvenor dejó claro que mezclar rosa y fucsia es una gran elección en materia de looks de invitada. En especial, si lo hacemos en una boda que tenga lugar durante la temporada primavera-verano.