Habiendo visto diversos avances y reportajes sobre The New Look, la nueva gran apuesta de Apple TV + centrada en los legendarios Christian Dior y Coco Chanel, uno podría pensar que esta sería una serie sobre moda y alta costura. O al menos una sobre las vidas de ambos diseñadores.
Pues parece que Apple y Todd A. Kessler, creador, director y guionista de The New Look, tenían otra cosa en mente. Porque quien espere ese drama que prometían los tráilers se encontrará con un drama sobre la París ocupada por los nazis, en la que, por casualidades de la vida, se encontraban Dior y Chanel.
Y es que la serie, al menos en sus tres primeros episodios, deja claro que no tiene intención de indagar en la creatividad y trabajo de Dior y Chanel.
Por un lado encontramos al Christian Dior de Ben Mendelsohn, que, pese a que esté más que correcto en su interpretación, no se le puede tomar en serio bajo el fingido acento francés que, por lo que sea, se ha visto obligado a hacer. Este acaba por ser un tema al que es imposible dejar de prestar atención a lo largo de la serie, ya que no es el único caso; todos los actores hacen lo mismo.
Viendo esto, que no es la primera vez que ocurre (ni va a ser la última), uno se pregunta cuál es el motivo por el que no se opta a hacer la serie en el idioma original de sus personajes o, si no hay más remedio, en un inglés sin falsos dejes.
Junto al problema del idioma se encuentra lo poco que se saca de las vidas de personas tan interesantes como Dior y Chanel. El caso de Dior es el más flagrante, debido a una trama, la de su hermana Catherine (Maisie Williams), que ocupa las tres primeras horas de la temporada y acaba por hacerse repetitiva y demasiado cliché.
Sin embargo, la serie consigue encontrar su mayor atractivo en la Coco Chanel de Juliette Binoche, lo mejor, de largo, de The New Look. Binoche, que al ser parisina no tiene que pasar por lo del inglés afrancesado, da una Chanel con luces y sombras. Aún así, tampoco aquí consigue la ficción darnos todo lo bueno que podría.
En las tres primeras horas uno siente que apenas se ha rascado la superficie de Chanel y de sus verdaderas intenciones. Sobre todo en lo concerniente a su papel con los nazis. Y es que la relación con los altos mandos nacionalsocialistas, que le costaron el exilio años después a la diseñadora, aparecen en la serie, pero, de momento, sin juzgarla (cuando son de sobra conocidas sus posturas antisemitas). De hecho, es la sensación de compadecimiento por Chanel la que se impone.
Con todo esto, y pese a la siempre buena producción de Apple, The New Look no logra ser lo que uno cabría esperar de un biopic de Dior y Chanel. Aún hay tiempo de cambiar las cosas (faltan más de la mitad de los capítulos), pero si nos dejamos llevar por lo que hemos visto, parece que tenemos una de las primeras decepciones del año sobre la mesa.
