En los recientes acontecimientos de Amar es para siempre, se delinearon las vicisitudes que envolvieron a los residentes del barrio tras la conmoción causada por la partida de Elena, una figura profundamente apreciada por los Gómez. Se cernía, además, la inminente pérdida de otro ser querido, cuya ausencia prometía dejar un vacío desolador en la comunidad.
En medio de este panorama, la vuelta de Visi desde Londres para asistir a Benigna en su traslado, coincidía con la cercana llegada al mundo de Silvia y Quintero, quienes anhelaban la llegada de su vástago. El inexorable paso del tiempo inquietaba tanto a la futura madre como al padre, avivando en ellos la impaciencia por conocer a su hijo.
En Supermercado Peñacastro, Benigna y Peñalara afrontaban los desafíos inherentes a la coexistencia de su relación amorosa y su asociación empresarial. Descubrían, con cierto pesar, que el amor y los negocios no siempre marchaban de la mano. Mientras tanto, Lola y Román aguardaban ansiosos la sentencia de divorcio que no acababa de llegar, viéndose atrapados en una suerte de limbo sentimental.

Un malentendido relacionado con la salud de Pelayo desencadenó la preocupación de Luisita, quien alertó a sus hermanos sobre la situación. Mientras tanto, los Gómez se preparaban para despedir a don Sotero, cuando la inesperada visita de los nietos de Pelayo alteró los planes fúnebres. La decisión de Manolín de no sumarse a la estancia en Madrid provocó un altercado con Luisita, añadiendo una dosis más de tensiones a la familia.
En el capítulo de esta jornada, se respira un alivio generalizado entre los abogados tras la contundente sentencia contra Valverde, quien recibe una condena de más de cien años. Mientras tanto, Pelayo aprovecha la reunión familiar para comunicar una decisión que alterará el curso de sus vidas, vinculada a Marisa, lo cual impacta profundamente a los Gómez.
Por otro lado, Manolita y Marcelino permanecen ajenos a las tensiones y desafíos que agitan las vidas de sus hijos y sus respectivas parejas. Aunque todos albergan inquietudes, ninguno se aventura a compartirlas con sus padres, temiendo causarles preocupaciones adicionales. Mientras tanto, Benigna descubre una conspiración encabezada por Visi, Silvia y Quintero para deshacerse de ella, lo cual aviva la indignación de la distinguida vecina del barrio.