Si la historia más reciente de nuestra monarquía hubiera seguido los cauces marcados por la institución a la que representan, quizás su camino podría haber sido más parecido al que han tenido el resto de royal europeos. Este 14 de mayo se conmemoran las bodas de diamante entre don Juan Carlos y doña Sofía. Una fecha que evoca los 60 años de matrimonio entre los padres de Felipe VI; y para la que el resto de las monarquías del viejo continente suelen organizar grandes festejos y celebraciones por todo lo alto. Algo que no ocurrirá este sábado en España, ya que los reyes eméritos ni siquiera van a celebrar este día. Y es que su amor se rompió hace ya mucho tiempo, y el rey Juan Carlos I reside desde hace casi dos años a miles de kilómetros de nuestro país.

Como todo el mundo sabe, la imagen de la monarquía española se ha visto drásticamente dañada en los últimos años debido a los múltiples escándalos que han salpicado a la Familia Real, y que han hecho que nuestra Corona atraviese su peor crisis de los últimos años. El rey Juan Carlos I ha sido el encargado de protagonizar la gran mayoría de estos episodios; algunos de los cuales hicieron que el emérito se viera obligado a abdicar formalmente el 18 de junio de 2014 para entregar el trono al rey Felipe VI. Aunque por aquel entonces quizás nadie podría haber imaginado que sus polémicas fotos cazando elefantes de safari, o su ferviente vida amorosa pronto quedarían eclipsados por unos problemas mucho más graves.
En cuanto a su relación con la reina Sofía, todo el mundo sabe que hace ya muchos años que la distancia entre ellos supera con creces a su amor. Este 14 de mayo se conmemora el 60 aniversario del `sí quiero´ entre don Juan Carlos y doña Sofía. Una fecha que para ellos no tiene ningún tipo de significado para ellos, pues hace ya varias décadas que hacen vida por separado, y actualmente se encuentran a miles de kilómetros de distancia. La reina Sofía reside oficialmente en Madrid, aunque de forma bastante habitual se desplaza hasta Londres, donde pasa largas temporadas junto a su hermano Constantino y su cuñada Ana María de Dinamarca. Por su parte, el rey Juan Carlos vive desde el año 2020 en Abu Dabi; y aunque se ha especulado con que podría regresar a España, por el momento todo parece indicar que continuará viviendo en los Emiratos Árabes de forma indefinida, tal y como él mismo dejó claro a golpe de comunicado. Aunque la distancia no ha sido el mayor de los problemas de un matrimonio que ha tenido que hacer frente a diferentes infidelidades prácticamente desde sus inicios.

"¿Es que no puedo divorciarme como lo hacen miles de españoles?" es la eterna pregunta que lleva haciéndose don Juan Carlos desde finales del pasado siglo. Y es que su relación con la reina Sofía hace ya muchos años que navega por aguas revueltas. Ambos fueron víctimas de una unión basada en un matrimonio de conveniencia, por lo que su amor no tardaría mucho en naufragar. Uno de los motivos que llevaron esta unión al fracaso, fueron las múltiples infidelidades del emérito para con la reina Sofía. Ya en el año 1992, el entonces rey Juan Carlos llegó a plantearse la idea de divorciarse de Sofía de Grecia para poder dar rienda suelta a uno de sus amores platónicos: la decoradora mallorquina Marta Gayá. Sabino Fernández Campos, jefe de la Casa Real por aquel entonces; y el presidente del Gobierno de la época, Felipe González, le quitaron esa idea de la cabeza a don Juan Carlos; quién años después volvería a presentar la misma cuestión a José Luis Rodríguez Zapatero, aunque en esta ocasión fue por otra mujer: Corinna Larsen. La vedette murciana Bárbara Rey, también pasará a la historia por formar parte de la larga lista de amantes del rey don Juan Carlos I. A continuación, te mostramos a través de imágenes, cuáles han sido los mejores y peores momentos de estos 60 años de matrimonio entre los que fueran reyes de España durante casi cuatro décadas.
El origen de su amor
Se conocieron en el yate Agamenón, en 1954, en un crucero por el Mar Egeo organizado por Federica de Grecia, la madre de Doña Sofía. La entonces reina griega tenía dos objetivos muy claros con este viaje: reavivar el turismo griego tras la Guerra Civil, y conseguir que sus hijos se relacionasen con los príncipes y princesas de la realeza europea. Por aquel entonces, doña Sofía (15) y don Juan Carlos (16) eran un par de adolescentes sin preocupaciones importantes. El idioma fue el primero de los problemas a los que tuvieron que enfrentarse, ya que Sofía no sabía nada de español, y Juan Carlos apenas hablaba inglés. Hubo que esperar más de un lustro para que surgiese la chispa del amor entre ambos. Fue en la boda de los duques de Kent, el 8 de junio de 1961. El protocolo real los emparejó en la ceremonia y en la mesa de la celebración, y el resto es historia.

Una boda en plena dictadura
Su enlace estuvo marcado por muchas anécdotas. Los Reyes se tuvieron que dar el `sí quiero´ hasta en tres ocasiones y en tres ceremonias distintas: ortodoxa, católica y civil. Don Juan Carlos y doña Sofía se casaron con 24 y 23 años respectivamente, el 14 de mayo de 1962 en Atenas. Por aquel entonces nadie podía imaginar el futuro que el destino tenia preparado para aquel par de jóvenes. Aunque quizás el origen de todos los problemas posteriores residía en el hecho de que ambos dieron el paso de casarse sin estar completamente enamorados, lo que provocó que con el paso de los años llegaran incluso a detestarse.

El origen de sus problemas
La crisis matrimonial de don Juan Carlos y doña Sofía no tardaría mucho en comenzar. A finales de los años 60, la Reina ya era conocedora de algunas infidelidades de su ya entonces marido, aunque en un primer momento optó por hacer de oídos sordos. Un actitud que ha mantenido con el paso de los años; y es que doña Sofía ha estado más de medio siglo soportando en silencio los diferentes engaños del rey Juan Carlos con otras mujeres. Marta Gayá, Bárbara Rey o Corinna Larsen han sido solo algunos de los nombres que se han vinculado con el rey emérito desde su boda con la reina Sofía.

Marta Gayá: Un amor imposible
En agosto de 1992, el rey Juan Carlos se encontraba disfrutando de unos días de relax junto a Marta en un chalet situado en Saint- Moritz, y puesto a su nombre para que nadie les descubriera. Durante esta romántica escapada fallecería el entonces Ministro de Exteriores, Francisco Exteriores Fernández–Ordóñez; por lo que el rey tenía que firmar el nombramiento de Javier Solana como nueva persona en el cargo. Fue entonces cuando Felipe González, el Presidente del Gobierno en aquel momento, tuvo que reconocer que el Rey no estaba es España, por lo que no se podía firmar el nuevo nombramiento. Todo el mundo entendió lo que estaba haciendo por aquel entonces don Juan Carlos.

Corinna Larsen: la eterna amante
El nombre de Corinna zu Sayn-Wittgenstein, más conocida como Corinna Larsen salió a la luz cuando el rey Juan Carlos tuvo el famoso accidente en Botsuana, el 13 de abril de 2012, todo el país se enteró de la existencia de Corinna; aunque todas las personas cercanas conocían a la alemana desde hacía años. Su romance se mantuvo en el tiempo durante varios años, y a pesar de que la propia Corinna aseguró hace unos años que el rey emérito llegó a pedirla que se casara con él en varias ocasiones, la relación acabó disolviéndose con el tiempo. Una supuesta infidelidad por parte del emérito hizo que la empresaria alemana diera por terminado su romance con Juan Carlos I.

Bárbara Rey compró su silencio
Según fuentes próximas a la Casa Real, fue el ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez quién les presentó a mediados de los años 70. Si ya resulta bastante humillante que tu marido te engañe constantemente, es casi peor cuando se tuvieron pruebas de que Bárbara Rey, la supuesta amante de don Juan Carlos durante algunos años, estaba siendo pagada por los servicios del CNI para que guardara silencio sobre sus relaciones con el rey emérito.

Un matrimonio de conveniencia que estuvo a punto de desencadenar en divorcio
A principio de los años 90 la idea de un posible divorcio entre don Juan Carlos y doña Sofía sobrevoló la inmediaciones de Palacio; aunque por aquel entonces estaba más cerca de la utopía que de la realidad. Los Reyes llegaron incluso a visitar a un mediador matrimonial para intentar mejorar una relación que estaba condenada al fracaso. Este especialista se encargó de redactar un documento en el que se establecía un statu quo: una separación de viajes y comparecencias públicas y unas normas de protocolo, para dejar por escrito a qué tipo de actos tenían que asistir juntos obligatoriamente, y en cuales bastaba únicamente con la presencia de uno de los Reyes. El citado documento que se encargaba de repartir las competencias de los Reyes fue denominado Carta de naturaleza, y fue firmado por separado por ambos monarcas. Uno de los objetivos de este escrito era evitar que la reina Sofía pasara las horas en Palacio esperando la llegada de su marido. Con el fin de mejorar la relación entre ambos, en este documento se decía que cuando don Juan Carlos estuviera ausente varios días, saliera de viaje o tuviera previsto comer o cenar fuera de Zarzuela, doña Sofía tenía que ser avisada con anterioridad.

Sucesivos viajes a Londres
Ante esta difícil situación, la reina Sofía encontró en su familia el mayor de sus apoyos. Su herma Irene, su prima Tatiana y su hermano Constantino han sido el refugio en el que se ha escondido durante sus peores momentos. A raíz de que el rey Felipe VI y las infantas Elena y Cristina se independizaran con el paso de los años, la soberana griega empezó a pasar largas temporadas en Londres, donde vive su hermano y su cuñada, Ana María de Dinamarca, con la que mantiene una estrecha amistad. Sus viajes a la capital británica eran tan repetidos, que incluso disponía de una habitación fija en el Hotel Claridge, muy próximo a Westminster.

Viaje a Abu Dabi para evitar los problemas con la justicia española
El rey emérito ni siquiera va a estar en España para conmemorar este aniversario, pues se refugia en Abu Dabi desde el pasado 1 de agosto de 2020, después de comunicar a su hijo su “meditada decisión” de trasladarse al extranjero ante la “repercusión pública” que habían provocado las noticias sobre sus cuentas en diferentes paraísos fiscales. El objetivo de don Juan Carlos con esta repentina salida era “contribuir a que el jefe del Estado pueda desarrollar su función desde la tranquilidad y el sosiego que requiere el cargo”, según la carta difundida por la propia Casa Real. Un comunicado que se hizo público horas después de que el rey Juan Carlos abandonara el palacio de la Zarzuela para poner rumbo a los Emiratos Árabes. Su abogado, Javier Sánchez-Junco, publicó una nota en la que aseguraba que su cliente “permanece a disposición en todo momento del Ministerio Fiscal para cualquier trámite o actuación que se considere oportuna”, aunque por el momento no ha comparecido públicamente en nuestro país.
