Marie Claire

Eduardo de Inglaterra: los 56 años del hijo desconocido de la Reina que abrió camino a Meghan y a Harry

El hijo pequeño de la reina Isabel acaba de celebrar su aniversario en uno de los momentos más complicados para la Corona

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Ni Carlos, ni Ana, ni siquiera Andrés, el príncipe Eduardo siempre ha sido el eterno segundón del clan Windsor. Nacido el 10 de marzo de 1964, el benjamín de la reina Isabel ha sido una figura rodeada de grandes incógnitas, no solo por la discreción que siempre le ha caracterizado, sino también por su poco afán de protagonismo. El conde de Wessex nunca estuvo llamado a ocupar un lugar especialmente relevante en la Corona, y tampoco lo reclamaba, sin embargo, paradojas de la vida, su esposa, Sophie Rhys Jones, ha llegado a convertirse en una de las mayores favoritas de la reina Isabel -aunque no siempre fue así-.

Mientras que el príncipe Andrés es, de facto, el hijo favorito de la monarca -incluso a pesar de los escándalos que han salpicado su vida en los últimos tiempos- Eduardo no ha destacado nunca por mantener una relación especialmente cercana con ninguno de sus hermanos. Sin embargo, sí que ha habido algunos factores que han despertado mucha curiosidad en torno a su vida.

Eduardo se licenció en Historia en la Universidad de Cambridge en 1986, pero su verdadera pasión siempre fue el teatro. En 1993 fundó una productora gracias a la cual elaboró algunos documentales sobre la realeza, aunque en aquellos momentos se dispararon los rumores sobre su posible homosexualidad, algo que su esposa desmintió al cabo de los años.

La pasión de Eduardo por el mundo audiovisual llegó a generarle ciertos problemas con varios miembros de su familia, especialmente el príncipe Carlos. En 1987 solicitó que varios de sus familiares participasen en un evento televisado llamado “It's A Royal Knockout” en el que se recaudaron fondos para varias ONG. A pesar del éxito de audiencia, la imagen de la Corona no salió muy bien parada, lo que fomentó las malas relaciones con el conde de Wessex. A esto hay que añadir que, a principios de su romance, a Sophie Rhys Jones le tendieron una trampa para que criticara a algunos de los integrantes del clan Windsor cuando intentaba conseguir un potencial cliente para su agencia de relaciones públicas.

Aunque a día de hoy tanto Eduardo como Sophie se encuentran perfectamente integrados en la estructura de “La Firma”, lo cierto es que hubo un tiempo en el que su papel se asemejó al de los duques de Sussex. Ambos abandonaron del todo sus negocios en 2002 para centrarse en su trabajo como royals y ocuparse de su familia, pero dejaron claro que no querían que sus hijos fueran príncipes, a pesar de que por ser nietos de la Reina tienen pleno derecho a ello. Por tal motivo, su hija Louise es Lady y su hijo es James, vizconde de Severn. Sin embargo, su historia guarda muchas similitudes con lo que ahora ha pasado con Harry y Meghan, que finalmente han apostado por la independencia total en lugar de encontrar una manera de conciliar ambas facetas.

Ahora con la marcha de los Sussex, los condes de Wessex verán ampliada su agenda institucional, sobre todo dado que Sophie cuenta con todo el apoyo de la Reina y que Eduardo está llamado a asumir muchas de las tareas del duque de Edimburgo una vez este no esté.

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