Astenia primaveral: tres formas diferentes de gestionar el estrés y la ansiedad esta primavera

Hablamos con una psicóloga sobre tres formas- que seguramente no hayas probado- de gestionar las emociones negativas: asistir a meditación sonora, escribir un diario de agradecimiento y practicar  el 'grounding' o 'earthing'.
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La transición del invierno a la primavera puede ir acompañada de algunos cambios en nuestro estado de ánimo. Durante la primavera, la naturaleza florece y renueva su energía. Y como seres vivos que somos, estamos sujetos a los ciclos de la naturaleza, pero estamos tan desconectados de ella que nos sorprenden los efectos de los cambios de estación.

En esta época-y tras el recogimiento y la falta de luz que supone el invierno- la mayor cantidad de luz, el cambio de hora, y otros factores ambientales, nos llevan a sufrir la clásica astenia primaveral, que puede conllevar síntomas de fatiga, somnolencia diurna, dolores de cabeza, dificultad de concentración, aturdimiento o irritabilidad.

Para explorar algunas formas diferentes de combatir estos síntomas, hablamos con Clara Alfaro, fundadora de SonoraS HouSe, terapeuta de sonido y además licenciada en psicología, que se dedica a hacer sesiones de terapia de sonido y meditaciones sonoras.

Pexels - Josh Hild

“Piensa en una semilla que se ha pasado meses bajo la tierra, abriéndose camino por el suelo húmedo y oscuro, y que de repente ve la luz y su ritmo de crecimiento pasa a ser rápido, muy rápido. Pues nuestro cuerpo es como esa semilla, y los factores medioambientales, llevan a nuestra energía a ser más fuerte, más rápida, más potente… Si estás sufriendo de estrés o ansiedad, éstos también verán amplificada su intensidad” afirma Clara Alfaro. 

Diferencias entre estrés y ansiedad

El estrés y la ansiedad son una respuesta natural de huida y es la reacción del cuerpo al peligro. El propósito de esta respuesta es asegurarse de que una persona está alerta, enfocada y lista para enfrentar una posible amenaza.

Según la experta, la diferencia radica en que “la ansiedad es una respuesta del cuerpo que permanece en el tiempo y es posible que no tenga un desencadenante identificable y el estrés se caracteriza por durar poco tiempo y ser la respuesta a una amenaza que podemos reconocer”.

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El estrés mantenido reduce nuestros niveles de energía y afecta a la salud. Hay que tener en cuenta, que el cuerpo está en modo alerta para “huir” o “luchar”, así que cuando sufrimos estrés regularmente al cuerpo le queda poca o ninguna energía para otras cosas. 

De ese modo, el cuerpo dejará de hacer cosas como reparar tejido, crear hormonas, neurotransmisores u otras sustancias que no sean útiles para ese momento de alerta máxima. 

Para poder reactivar el sistema nervioso parasimpático, que es el encargado de poner al cuerpo en modo regenerativo y sanador, la psicóloga Clara Alfaro nos propone tres acciones : asistir a una meditación sonora,  escribir un diario de agradecimiento y practicar siempre que puedas el grounding o earthing.

Asistir a una meditación sonora

SonoraS HouSe

Una meditación sonora es una experiencia inmersiva en sonido, durante la cual se restaura la armonía del cuerpo y cada célula se sumerge en la vibración que emana de los instrumentos (Gongs o Cuencos Tibetanos). Es una meditación pasiva, y no requiere ningún esfuerzo o experiencia previa para quien la practica, ya que te puedes dormir y aún así recibes los beneficios.

Aunque no tiene ningún tipo de evidencia científica, parece que tiene efectos inmediatos de relajación, de calma y de foco, que se mantienen durante los días posteriores. Clara asegura que “lo mejor es sin duda una sesión presencial porque se potencian los beneficios al sentir la vibración en todas las células de tu cuerpo”. En su clínica, SonoraS HouSe, llevan  a cabo experiencias inmersivas de sonido para restaurar la armonía del cuerpo.

Clara explica que “una de las cosas que ocurre cuando asistes a una meditación sonora es que las ondas electromagnéticas que emite el cerebro se sintonizan con la frecuencia vibratoria del Gong o de los Cuencos Tibetanos (Principio de Resonancia) y el cerebro pasa de un estado en el que emite Ondas Beta y se encuentra activo el sistema nervioso simpático (alerta) a un estado en el que emite ondas Alpha y en el que se encuentra activo el sistema nervioso parasimpático (relajación y creatividad).

Uno de los aspectos más curiosos de esta experiencia es que se puede llegar a un estado de meditación muy profundo, así lo explica la experta:“Con la meditación sonora, no sólo se llega a esta frecuencia sino que al entrar en un estado de meditación profunda, la vibración es semejante a la del sueño, Theta (regenerativo y meditativo) con lo que la regeneración celular es aún mayor. En algunos casos, el estado meditativo es tan profundo que se consigue una frecuencia Delta (sueño profundo) que es la de la fase REM del sueño, en la que se activan mecanismos incluso ligados con el inconsciente” concluye la terapeuta. 

Escribe un diario de agradecimiento

Pexels - Polina Kovaleva

Un diario de agradecimiento es una herramienta simple pero poderosa que se utiliza para cultivar una actitud positiva y agradecida. Y como asegura Clara, “ser consciente de todo lo que uno tiene y estar agradecido por ello nos lleva a mejorar nuestra percepción de bienestar, transformar relaciones, fortalecer vínculos e incluso transformar nuestra actividad cerebral”.

En la Universidad de UCLA, Robert A. Emmons y sus colaboradores, realizaron un estudio en donde los sujetos participantes llevaban un diario semanal: un grupo escribía las cosas que les enfadaban, otro grupo tuvo que describir en ese registro aspectos por los que sentían agradecimiento y el otro grupo llevaba un seguimiento de eventos neutrales. Después de 10 semanas, los sujetos del grupo que escribían por lo que estaban agradecidos: se sentían un 25% mejor que los otros grupos, rendían un promedio de 1.5 horas más y dijeron tener menos problemas de salud, respecto a los otros sujetos participantes de los otros grupos.

Practica siempre que puedas el grounding o earthing

Pexels - Josh Hild

Está demostrado científicamente que estar en contacto físico con la naturaleza mejora nuestro bienestar. Según Clara “nuestro cuerpo es como una pila: los latidos del corazón, así como las ondas cerebrales, generan un campo electromagnético a nuestro alrededor y a lo largo del día nos vamos cargando o descargando de electrones. Al andar descalzos por la tierra (el famoso grounding) hay un intercambio de electrones beneficioso para nuestro sistema inmune y nuestra salud”. 

La intensidad, rapidez, el estrés… todo contribuye a que nuestro cuerpo curse procesos inflamatorios que ya vemos como normales pero que no lo son, y que tienen solución. 

Como asegura la psicóloga “una vez te haces consciente de todos los beneficios del grounding (reduce el cortisol, el dolor, la ansiedad, la depresión y la irritabilidad, mejora el sistema inmune y la circulación, entre otros) y sobretodo, cuando te haces consciente de lo desconectados que vivimos de la naturaleza, irte al campo, a la playa o a la montaña se volverá algo imprescindible para tí”.

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