Ana García Obregón sigue enfrentando la dificultad de la pérdida de su hijo, Aless Lequio, un dolor que, como cualquier madre, le resulta inevitable. La pérdida de un hijo es una de las experiencias más desgarradoras que una persona puede vivir, y es comprensible que el duelo y la añoranza estén presentes en su día a día. Sin embargo, de la manera en que Ana está manejando su duelo y la crianza de su nieta, Anita, ha despertado preocupación en su entorno familiar.
Desde la partida de Aless en mayo de 2020, debido a un sarcoma de Ewing, Ana ha encontrado en Anita una fuente de consuelo y esperanza. La niña, quien nació a través de gestación surogada utilizando material genético de Aless, ha sido un pilar fundamental para Ana durante este proceso de duelo. No obstante, las hermanas de la presentadora han manifestado a la actriz su inquietud ante lo que perciben como una posible obsesión de Ana por mantener vivo el recuerdo de su hijo a través de su nieta.
Un ejemplo de esta preocupación es el hecho de que Ana ha optado por vestir a Anita de manera idéntica a ella en varias ocasiones. La portada de una conocida revista de este verano muestra a Ana y la pequeña Anita en trajes de baño a juego, una imagen que se ha repetido en diversas ocasiones con otros atuendos. Esta práctica, aunque común entre algunas madres e hijas, ha sido señalada por las hermanas de Ana, quienes consideran que podría estar actuando de manera obsesiva. A pesar de las advertencias, Ana Obregón se defiende argumentando que Anita ha sido crucial en su proceso de sanación emocional.

En una emotiva entrevista, Ana compartió cómo la primera palabra de Anita fue "papá", algo que atribuye a la presencia constante de fotos de Aless en su hogar ya su insistencia en hablarle a la niña sobre su padre. Esta anécdota pone en relieve el profundo vínculo que Ana ha creado entre Anita y el recuerdo de Aless, un vínculo que, si bien ha sido terapéutico para Ana, también genera dudas sobre cómo podría afectar el desarrollo emocional de la niña en el futuro.
Anita, quien celebró su primer cumpleaños en marzo, representa para Ana un símbolo de renovación y continuidad, especialmente en el contexto de su pérdida. Sin embargo, este enfoque ha levantado interrogantes sobre si la manera en que Ana está criando a su nieta podría tener implicaciones a largo plazo. La misma Ana ha expresado que, aunque su vida durante el día parece color de rosa gracias a la presencia de Anita, las noches siguen siendo difíciles y oscuras, una realidad que muchas madres que han perdido a un hijo pueden comprender.

Ana también ha compartido una historia personal que ha marcado su decisión de criar a Anita como su hija. Al recordar cómo su propia madre fue criada por su abuela tras la muerte de su progenitora en el parto, Ana se siente conectada con su rol de "abuela-mamá". En sus propias palabras, planea revelar la verdad a Anita cuando sea el momento adecuado, tal como hizo su abuela con su madre.