El último fin de semana de septiembre ha sido intenso en el panorama social. Una de las citas más esperadas ha sido la boda de Ana Cristina Portillo y Santiago Camacho, que tuvo lugar el pasado sábado en la Catedral de Jerez de la Frontera. La hija pequeña de Sandra Domecq, que fue esposa de Bertín Osborne, y el ingeniero industrial Santiago Camacho se dieron el "sí, quiero" a media mañana, con el sol sureño como telón de fondo.

La novia se decantó por un vestido de Jorge Acuña que destacaba gracias al corte asimétrico drapeado y los bordados de plata, un diseño con una marcada inspiración griega. La larga cola fue la protagonista de un elegante look de novia de otoño del que tenemos mucho que aprender. Más allá del acierto de Ana, sus tres hermanas también estuvieron a la altura de la ocasión.

Eugenia, Alejandra y Claudia, hermanas de Ana, no faltaron a la ocasión. Cada una de ellas optó por un look de invitada muy distinto. Mientras que Eugenia se quedaba con un vestido de print floral, Claudia prefirió un diseño en tonos azules, amarillos y grises. Eso sí, sin lugar a dudas, Alejandra se alzó como la mejor vestida aunque no tuvo reparo en desafiar a la mala suerte.

La gama cromática de los amarillos no goza de muy buena fama en lo relacionado con la suerte, pero son colores que sientan muy bien, en especial, a las rubias. De este modo, Alejandra acertó de pleno al apostar por un diseño satinado de color mostaza con motivos de diente de león, escote en "V", manga con efecto capa y cut-out en los laterales. Un detalle que afina la figura y resalta las curvas.

Alejandra Osborne puso en práctica un truco de estilo infalible: jugar con colores complementarios. Así, combinó el vestido mostaza con un bolso morado intenso, una mezcla arriesgada, pero altamente sofisticada. Tanto en el calzado como en los pendientes se quedó con un acabado dorado. Todas aquellas fashionistas que tengan una boda este otoño y quieran destacar con su estilismo, pueden aplicar las bases del estilismo de Alejandra sin miedo al fracaso.