Sus cuerpos son de lo más envidiado, pero lo cierto es que detrás de una buena genética de Jennifer Aniston o Kim Kardashian, de los tratamientos de belleza más exclusivos y de unas sesiones de deporte que no podríamos practicar la mayoría de las mortales, se encuentra una dieta que siguen a rajatabla. Tal es así, que el hecho de haber establecido este régimen como la rutina diaria de sus ingestas, lo ha convertido en todo un estilo de vida. Las dos celebrities hace años que siguen la dieta Atkins, un plan de alimentación bajo en carbohidratos y alto en grasas y proteínas con el que han conseguido cuidar su figura pasados los 40 años. Pero, aunque suene muy bien, antes de animarte a hacerla debes conocer, de la mano de profesionales como Carolina Rico, dietista y experta en Wellness, en qué consiste esta dieta para saber si es buena o no para tí.

¿En qué consiste la dieta Atkins?
Esta dieta creada por el cardiólogo Robert Atkins en los años 70, su principio básico es reducir la ingesta de carbohidratos para forzar al cuerpo a entrar en cetosis, un estado en el que utiliza las grasas como fuente principal de energía en lugar de la glucosa. Este enfoque se divide en cuatro fases:
- Inducción: es la más estricta y limita el consumo de carbohidratos a 20 o 25 gramos diarios, eliminando frutas, azúcares y la mayoría de los hidratos de carbono, mientras se priorizan las proteínas, las grasas saludables y los vegetales bajos en carbohidratos.
- Equilibrio: permite un aumento progresivo del consumo de carbohidratos, que puede llegar a los 30 o 50 gramos diarios, y se reintroducen ciertos alimentos como algunas frutas y frutos secos.
- Fase de pre-mantenimiento: continúa con la incorporación gradual de más alimentos integrales hasta alcanzar un nivel adecuado para cada persona.
- Fase de mantenimiento: busca establecer el límite de carbohidratos que permite conservar el peso sin necesidad de restricciones extremas, promoviendo un estilo de vida bajo en carbohidratos pero más flexible.

Tipos de dieta Atkins
Además de la versión original, Carolina Rico cuenta que hay varias clases de Atkins, en función de la cantidad de carbohidratos que se ingieran. Así las explica:
- Atkins 40: es una versión más flexible en la que se permiten 40 gramos de carbohidratos netos desde el inicio. Esta variante está dirigida a quienes no tienen tanto sobrepeso o desean una opción más fácil de sostener a largo plazo, ya que permite una mayor inclusión de frutas y carbohidratos saludables desde el principio. Aunque comparte los mismos principios que la versión clásica, la Atkins 40 es menos restrictiva y más adaptable.
- Atkins 20: es la original y la más estricta, recomendada para personas con más de 18 kilos de sobrepeso o problemas de resistencia a la insulina. Comienza con una ingesta muy baja de carbohidratos y va aumentando progresivamente, funcionando de manera similar a una dieta cetogénica.
- Atkins 100: es una versión diseñada para quienes no buscan perder peso de forma rápida, sino mantenerlo de manera equilibrada, permitiendo hasta 100 gramos de carbohidratos diarios.
- Atkins Eco: pensada para vegetarianos o veganos, que adapta el enfoque bajo en carbohidratos con fuentes de proteínas vegetales como el tofu, el tempeh, el seitán, las legumbres y los frutos secos, sin depender tanto de los productos animales.
Cada versión de la dieta puede tener aplicaciones diferentes. Atkins 20 es adecuada para quienes buscan una pérdida de peso significativa, mientras que Atkins 40 ofrece un enfoque más flexible. Atkins 100 es ideal para el mantenimiento a largo plazo y la versión Eco es una alternativa para quienes no consumen productos de origen animal. Muchas celebridades han optado por Atkins 100 o Atkins 40 porque les permiten una mayor variedad de alimentos sin ser tan restrictivas.
Estos son sus pros y sus contras
Como ya ha explicado Carolina Rico, este tipo de dieta no es para todo el mundo y, como todas las demás dietas tiene sus beneficios y sus inconvenientes. Descúbrelos:
Por qué es beneficiosa
Entre los beneficios de esta dieta se encuentra la rápida pérdida de peso, ya que la reducción de carbohidratos induce la cetosis, lo que favorece la quema de grasa. También ayuda a controlar el hambre, ya que las proteínas y las grasas generan mayor saciedad que los carbohidratos, reduciendo los picos de insulina y estabilizando el apetito. Además, puede mejorar el control del azúcar en sangre, lo que la hace útil para personas con resistencia a la insulina o prediabetes. Muchas personas que siguen Atkins afirman experimentar una energía más estable, ya que no dependen de los picos y caídas de la glucosa. También se ha observado que la eliminación de ciertos alimentos procesados y azúcares reduce la inflamación en el organismo.
Qué no tiene de positivo
Uno de los principales inconvenientes es el posible déficit de nutrientes, ya que al eliminar frutas y cereales integrales se puede generar una carencia de fibra, vitaminas y minerales. También es común el efecto rebote, ya que, si la reintroducción de carbohidratos no se hace de manera controlada, el cuerpo puede recuperar el peso perdido con rapidez. La falta de fibra puede provocar problemas digestivos, como estreñimiento, y un consumo excesivo de proteínas puede sobrecargar los riñones, lo que puede ser perjudicial en personas con predisposición a problemas renales. Además, las dietas demasiado restrictivas pueden afectar la relación con la comida, generando una obsesión con los carbohidratos o una ansiedad excesiva por ciertos alimentos.

¿Recomendaría esta dieta?
"No recomendaría la dieta Atkins de forma generalizada. Como dietista holística, creo en la importancia de una alimentación variada y equilibrada, donde todos los grupos de alimentos juegan un papel esencial. Si bien esta dieta puede ser efectiva para la pérdida de peso inicial, sus restricciones pueden
generar efectos adversos a nivel metabólico, nutricional y emocional. La mejor forma de lograr un bienestar sostenido es a través de una
alimentación adaptable, sin eliminar por completo ningún grupo de alimentos esenciales.
Sin embargo, en ciertos casos específicos podría considerarse una opción, siempre bajo supervisión profesional. Puede ser útil en personas con obesidad que necesitan una pérdida de peso rápida y controlada, siempre que se utilice como un punto de partida para una transición progresiva hacia una alimentación más equilibrada. También podría ser una herramienta en el tratamiento de personas con resistencia a la insulina o síndrome metabólico, ya que reducir los carbohidratos puede mejorar la sensibilidad a la insulina y estabilizar los niveles de glucosa en sangre. En estos casos, recomendaría versiones más flexibles, como Atkins 40 o Atkins 100", explica.