Quien te haya dicho que hacer pesas es algo aburrido, se equivoca. Claro que, quizás no conoce lo que es el Body Pump, y no sabe que si las pesas nos las llevamos a la sala de aerobic, la cosa cambia y mejora en cuestión de segundos.
Esta disciplina nació en Australia en 1995 y hoy en día es un básico en cualquier sala de fitness en gimnasios de todo el mundo. Es la combinación de la gimnasia aeróbica con ejercicios propios de la sala de musculación.
Todos los ejercicios se realizan con una resistencia añadida mediante una barra y unos discos de peso variable que permiten trabajar el músculo con más intensidad. El peso variará según el grupo muscular que se trabaje y según la capacidad del alumno que lo practique.
La sencillez y simplicidad de los movimientos de Body Pump hacen que sea accesible a todo tipo de personas, además, las coreografías son fáciles y no conllevan un largo proceso de aprendizaje.
Sus beneficios se dejan ver desde la primera sesión: se pierde peso, la figura se estiliza, se refuerzan los grupos musculares y se reduce el volumen de grasa corporal.
La clase
Una clase de Body Pump dura una hora y se divide en 10 partes o tracks en los que se calienta, se trabajan todos los grupos musculares, se hacen abdominales y se estira:
1º Calentamiento: una secuencia rápida de una gran parte de los ejercicios que se realizarán a lo largo de la clase. De esta manera el cuerpo se prepara para la fase de trabajo que seguirá.
2º Trabajamos piernas y glúteos, realizando una secuencia de sentadillas con sus variantes.
3º Pectorales
4º Espalda y glúteos
5º Tríceps
6º Bíceps
7º De nuevo las piernas, pero con genuflexiones o estocadas.
8º Hombros
9º Abdominales
10º Estiramientos y relajación corporal