Con todo lo relacionado con la moda, no tengo ningún reparo en sumergirme en nuevas tendencias y prendas de los más arriesgadas cuya controversia siempre es uno de los temas de conversación favoritos de mis amigas. Sin embargo, en todo lo relacionado con la belleza, me cuesta bastante hacer cambios, tanto en los productos de maquillaje y cosmética –por mi piel sensible– como en el cabello, que llevo luciendo una melena XXL desde los la preadolescencia.
Pero a lo que realmente soy fiel al cien por cien es a los perfumes. Considero que llevar siempre el mismo olor es una seña de identidad, pero poco a poco, voy introduciéndome más en su mundo y probando nuevas fragancias. Aunque para ser sincera, siempre acabo volviendo a los mismos. Desde que cumplí 8 años y hasta los 17, usé únicamente un perfume al que todo el mundo asocia conmigo desde entonces. Se trata de un frasco cuyo contenido evoca frescor, sencillez y pureza de la firma Tous.
Al ser tan pequeña cuando empecé a usarlo, no era muy consciente de lo que su olor podía provocar en mí y en los de mi alrededor. Y para ser sincera, diré que lo que más me gustaba de él era poder coleccionar sus tapones plateados para ponerlos encima de mi estantería (los cuales hoy día conservo).
Con el tiempo, me fui dando cuenta que sus notas florales verdes con hojas de cassis y violeta, bergamota, coriandro y jazmín blanco y peonia amarilla en su salida, ya eran parte de mi esencia. Pero un día decidí cambiar, supongo que por el hecho de querer sentirme más mayor y desprenderme de lo que yo consideraba que me hacía niña. Pero hace pocas semanas, después de casi una década, encontré el Eau De Toilette rebajado en Druni, y no pude evitar olerlo.
Precio en Druni (90 ml): 39,95 euros.
En ese momento, comprobé aquello que dicen que los olores nos transportan a momentos y lugares concretos, es decir, que experimenté en mis propias carnes lo que se conoce como memoria olfativa. Entonces, casi sin pensarlo, ya estaba pagándolo en la caja y sintiéndome de nuevo una niña.
Todos lo que estuvieron conmigo en aquella época me han dicho: “¡Has vuelto a utilizar el perfume que llevabas en el colegio!”, y los que he conocido después no han dudado en preguntarme cuál es la fragancia que llevo porque les encanta, a lo que yo contesto entre risas tímidas: “Es el que llevaba cuando hice la primera Comunión”.
El perfume que me ha acompañado la otra mitad de mi vida
Perfume 212 VIP de Carolina Herrera. Precio en Primor (80 ml): 55,94 euros.
