Llevarse las manos constantemente a la cara puede tener consecuencias físicas y ser síntoma de un trastorno psicológico

Varias expertas desvelan por qué debemos estar atentas si nos llevamos las manos a la cara de forma habitual.
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Imagen de una mujer tocándose la cara con las manos - MidJourney

Quien más y quien menos es capaz de identificar en algún momento de su vida (a menudo en la adolescencia o juventud, frente a los libros de estudio) esa manía repetitiva de tocarse la cara, los granitos, localizar la mínima aspereza o rascar y tirar del vello enquistado en las piernas. Si este gesto se produce de vez en cuando, no pasa nada. Pero cuando se convierte en un hábito, el panorama cambia. Entraríamos en lo que en psicología se conoce como dermatilomanía, también conocida como trastorno de excoriación o skin picking.

Consecuencias de tocarse la cara constantemente: Impacto físico y posibles trastornos psicológicos

Este trastorno obsesivo compulsivo (TOC) suele comenzar antes de la edad adulta, aunque la mayor prevalencia está entre los 30 y los 45 años, y hoy en día entre el 1 y el 9 % de la población lo padece, de los cuales el 75 % son mujeres, en función de un estudio de dermatología realizado en México. Se engloba en las psicodermatosis y provoca que la persona se sienta impulsada reiteradamente a rascar, pellizcar, apretar o frotar repetidamente la piel en áreas específicas como la cara, los labios, las manos, los brazos o cualquier parte accesible, en ocasiones incluso con objetos y muchas veces causándole daños, apunta la Dra. Laura Cubells, dermatóloga y directora de Clínica Alejandría en Valencia.

"El problema es que la afectación de la piel conlleva la aparición de heridas, infecciones, nódulos inflamatorios, hiperpigmentación postinflamatoria y cicatrices. Y aquí comienza el círculo vicioso; el paciente, al visualizar que tiene muchas lesiones en la piel, en diferentes estadios, comienza a creer que su problema de origen es una enfermedad cutánea tipo infección que no le ha sido diagnosticada correctamente", detalla la Dra. Cubells. Cuando el mismo TOC toma como blanco el pelo, bien sea enrollándolo sin descanso en un dedo como si fuera un tirabuzón o tirando de algún mechón, se llama tricotilomanía, y aquí lo que sucede es que este puede arrancarse y producirse alopecia.

Escucha activa

Para llegar a identificarlo es necesario realizar un examen clínico completo por parte de un dermatólogo, quien podrá diferenciar si existe dermatilomanía. "En la piel hay otras patologías que pueden ser semejantes clínicamente pero no lo son, hay que hacer un correcto diagnóstico diferencial, y para ello hay que dedicarle tiempo al paciente", señala la Dra. Cubells. Establecer un vínculo de confianza con él, escucharle activamente desde una visión humanista para que el paciente comprenda que su problema entra en la esfera psicológica, dice la especialista, de lo contrario "seguirá de dermatólogo en dermatólogo buscando otro diagnóstico que le da una explicación más tangible o racional".

"La persona afectada puede tener dificultad para resistir el impulso de rascar, pellizcar, excavar, frotar o tocar la piel reiteradamente, y antes de hacerlo, se producen sentimientos de tensión o ansiedad acompañados de una sensación de alivio o gratificación momentánea"

Los síntomas de este trastorno pueden variar entre las personas, pero generalmente incluyen una serie de comportamientos asociados, cuenta la Dra. Arantxa Arana, dermatóloga de la Clínica Dra. Pérez Sevilla. "La persona afectada puede tener dificultad para resistir el impulso de rascar, pellizcar, excavar, frotar o tocar la piel reiteradamente, y antes de hacerlo, se producen sentimientos de tensión o ansiedad acompañados de una sensación de alivio o gratificación momentánea. También les resulta difícil controlar el comportamiento y normalmente les afecta a su vida diaria, tanto en sus actividades cotidianas, relaciones interpersonales, su autoestima y su salud emocional. Es importante tener en cuenta que estos síntomas pueden variar en su gravedad y de una persona a otra", aclara.

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Imagen de una mujer tocándose la cara con las manos - MidJourney

Tratamiento multidisciplinar

En este punto entra en juego el papel del psicólogo. El enfoque terapéutico siempre es multidisciplinar, añade la Dra. Cubells. "Por un lado hay que ayudarle a tratar las lesiones cutáneas que tenga para cortar ese círculo vicioso (verse con menos lesiones le ayuda mientras avanza la psicoterapia), y en una fase más avanzada instaurar un tratamiento para mejorar las cicatrices. Por otro lado realizar psicoterapia para abordar el problema subyacente; las terapias cognitivo conductual y la terapia de reversión de hábitos han demostrado resultados muy buenos, ya que ayudan al paciente a encontrar otros mecanismos de regulación emocional".

Cuando una persona se hace daño en la piel sin descanso, seguramente ha tenido intentos fallidos para dejar de tener ese impulso, "algo que le supone malestar clínico o impacto en diferentes áreas de su vida", relata Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen de psicología y psiquiatría. De fondo puede haber problemas de gestión de ansiedad, estrés y control de impulsos. "Esta conducta persigue una disminución del malestar, una sensación de alivio y calma temporal breve. La persona lo utiliza como una estrategia de regulación. Hay que trabajar la toma de conciencia emocional, la búsqueda de identificación de sensaciones previas e integrar estrategias incompatibles para no llevarlo a cabo, así como el entrenamiento en habilidades cognitivas, emocionales y comportamentales". El tratamiento dermatológico es otra cosa.

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Imagen de una mujer tocándose la cara con las manos - MidJourney

La dermatilomanía más común es, probablemente, tocarse los granitos, lo que empeora su patología asociada, el acné. La Dra. Arantxa Arana recomienda la exfoliación o limpieza facial profesional, en primer lugar. "Son procedimientos más potentes que los que se pueden hacer en casa. Los poros dilatados se pueden extraer con vapor, exfoliación, ultrasonido o máscaras con vitaminas A, C y E que rellenan la piel y sellan las imperfecciones. Además, los tratamientos con láser, luz pulsada o luz led azul, estimulan la producción de colágeno, tratan las pieles acneicas y reducen las marcas ocasiones por el acné. La luz pulsada trata las capas de la piel con rayos de luz de alta intensidad, cerrando los poros y los peelings químicos médicos renuevan la piel".

Además, la dermatóloga sugiere una rutina domiciliaria que se esmere en la limpieza para no contribuir a la obstrucción de poros y controlar los brotes, evitando el uso de productos comedogénicos que también podrían obstruir los poros como pueden ser, según la experta, el aceite de germen de trigo, el surfactante y emulsificador (Laureth 4), Cetyl alcohol y productos con siliconas.

* Este artículo se publicó originalmente en el número 446 de Marie Claire y fue escrito por Silvia Capafons. Adaptación: Anna Pardo.

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