Hay rutinas que parecen innegociables en mi día a día y una de ellas es aplicar crema de manos con perfume antes de dormir. Mientras me meto en la cama, mis manos se bañan en un bálsamo que las mantienen en óptimo estado. No es casualidad: las manos son las grandes olvidadas, igual que los pies, y el paso del tiempo y las inclemencias climáticas no perdonan. Siempre me pregunto, si la piel del rostro tiene su arsenal de productos, ¿por qué ellas no?
En mi caso, aprovecho ese momento para apostar por una crema que tenga un olor increíble. Me encantan las fórmulas con perfume porque, al cerrar los ojos y sentir su olor, me relajan. De hecho, este es uno de los gestos que permiten oler bien todo el día sin recurrir a un perfume. Este verano, entre todos los frascos que me acompañan en la mesita de noche, hay dos que he exprimido al máximo y que no me canso de recomendar.
Las dos cremas de mano con perfume que están definiendo mi verano
Buongiorno de Acqua di Parma

Hablar de Buongiorno es hablar de frescura y luz. La textura, cremosa y generosa, se funde sin esfuerzo y deja la piel suave como terciopelo, sin rastro graso. En este caso, combina notas cítricas y herbales con toques florales y amaderados, caracterizado por el limón italiano, la menta, el romero, el lavandín y la madera de cedro. Este bálsamo, que se presenta en un elegante tubo metálico teñido del icónico amarillo Acqua di Parma cuesta 45 euros en formato de 75 ml.
Mandarine Basilic de Guerlain

Si Buongiorno es energía matinal, Mandarine Basilic es un sorbo de alegría cítrica en pleno verano. Guerlain lo ha llevado a un formato que enamora a cualquier amante de la perfumería: crema ligera, rápida absorción y una composición cargada de ingredientes naturales (97 % nada menos). La primera caricia en la piel desvela la chispa jugosa de la mandarina, potenciada por la albahaca más fresca y un toque de té verde que aporta equilibrio. Con un precio de 56 euros por 50 ml, es una joya que merece la pena tener entre manos, nunca mejor dicho.