La vainilla siempre ha ejercido un poder magnético sobre mí. En realidad, sobre todas las beauty lovers nacidas en los 90 que no dudábamos en usar fragancias donde la vainilla más dulzona y punzante era la estrella absoluta. Su calidez envolvente, su dulzura sutil y su capacidad para evocar recuerdos hacen que cada fragancia que la contiene tenga algo especial. A lo largo de la historia, desde los rituales de los pueblos mesoamericanos hasta la perfumería de lujo, la vainilla ha sido un ingrediente imprescindible. Eso sí, pocas veces he sentido su presencia con tanta sofisticación como en Vanilla Powder de Matiere Premiere. En esta composición, la vainilla se despoja de cualquier exceso azucarado y se convierte en un elixir refinado, donde su lado más oscuro y profundo se encuentra con la pureza leñosa del palo santo.
Vanilla Powder de Matiere Premiere: para las amantes de la vainilla más madura
Matiere Premiere es una de las casas de perfumería que acaban de entrar en mi universo. Su nombre, que en francés significa “materia prima”, lo dice todo: cada perfume gira en torno a un ingrediente central, utilizado en su máxima expresión. Su fundador y perfumista, Aurélien Guichard, trabaja entre París y Grasse para extraer la esencia más pura de cada materia prima, creando fragancias contemporáneas, directas y memorables. La marca prioriza ingredientes de la más alta calidad, favoreciendo cultivos éticos y orgánicos. En Vanilla Powder, esta filosofía cobra vida con la vainilla absoluta de Madagascar, obtenida a través del programa Fair for Life, lo que garantiza no solo una calidad insuperable, sino también un origen responsable.
La vainilla más adictiva tiene nombre propio
Los perfumes de vainilla están en todas partes ahora mismo, pero pocos logran el equilibrio perfecto entre opulencia y modernidad. Vanilla Powder no es la típica vainilla gourmand y empalagosa. Aquí, la dulzura natural del ingrediente se magnifica con una textura empolvada que la hace ligera y elegante. Desde el primer instante en que lo pulvericé sobre mi muñeca (sí, las fragancias hay que sentirlas en nuestra propia piel, no solo sobre un blotter), sentí cómo la vainilla se desplegaba de manera oscura, profunda, casi amaderada, con un matiz especiado que la aleja de los clichés. Es una vainilla lujosa, con una presencia marcada que deja una huella seductora. Bajo mi punto de vista, es un perfume idóneo para una cita de tarde o de noche. Aunque, si te apasiona la vainilla y no quieres generar fatiga olfativa en la oficina, también lo puedes llevar a diario.
Un encuentro entre la madera y el polvo
Lo que hace de Vanilla Powder una fragancia tan especial es su estructura olfativa. El palo santo, con su madera ahumada, aporta profundidad, equilibrando la dulzura de la vainilla con un carácter casi místico. Con el paso de las horas, la fragancia se despliega con un carácter más maduro, la vainilla no se siente ni plana ni monótona, sino vibrante y sensual, ya que en el fondo nos encontramos con un absoluto de vainilla. Su personalidad cálida y ligeramente tostada se refuerza con el polvo de coco, un toque sutil que potencia su cremosidad sin volverla empalagosa. Es, sin duda, uno de los perfumes con olor a vainilla y coco más adictivos del momento, pese a que no se trata de la típica composición que nos transporta a una playa paradisíaca, estilo aroma de crema solar. Es mucho más reflexiva y nocturna.
Una estela luminosa y oscura al mismo tiempo
El toque final de Vanilla Powder lo aportan los almizcles blancos, que envuelven la composición en una nube aterciopelada, ligera y radiante. No es una vainilla densa ni pesada, sino una fragancia con presencia, pero sin abrumar. Su longevidad es excepcional, dejando una estela que se percibe como una caricia cálida en la piel. En ropa también dura muchísimo, así que las que no tengan buena relación con los perfumes en la piel siempre tienen la opción de pulverizar sobre un jersey o una camisa (que no sea blanca, por favor). Me fascina cómo evoluciona con el tiempo, volviéndose cada vez más potente y ambigua.
Sin lugar a dudas, es el perfume indicado para las fragance lovers que busquen una vainilla refinada, sin concesiones al exceso de dulzura. Porque sí, el mercado está saturado de la mítica vainilla cuyo aroma nos recuerda a un algodón de azúcar. En un mundo donde la vainilla es una tendencia perenne, Vanilla Powder demuestra que aún es posible reinventarla con altas dosis de sofisticación. El precio es de 165 euros por 50 ml y de 240 euros por 100 ml en Isolée.
Otros perfumes de vainilla que se cuelan en mi listado de favoritos
Like A Virgin Unplugged de AMA despierta recuerdos y sensaciones. La bergamota y la fresia en la salida introducen una frescura luminosa, que da paso a un corazón de azahar marroquí, evocador y embriagador. Su fondo de vainilla envuelta en una composición láctea añade cremosidad y dulzura, creando una fragancia nostálgica, pero a la vez seductora. Un homenaje olfativo a esos momentos que quedan grabados en la memoria. Precio: 160 euros.
Verdant Delirivm de Santi Burgas es un estallido de frescura y sensualidad. Su apertura cítrica, con bergamota de Calabria y yuzu, despierta los sentidos con un toque vibrante. En su corazón, el jazmín de la India y la rosa de Bulgaria se entrelazan con la inesperada frescura de la menta y el matiz herbal del orégano. En el fondo, la vainilla de Madagascar y el vetiver aportan calidez y profundidad. Precio: 185 euros.
