Cambiar de perfume con cada estación es casi un ritual para muchas beauty lovers, pero a veces da pereza empezar de cero. Entre lanzamientos nuevos y clásicos eternos, encontrar ese equilibrio entre lo que nos gusta y lo que se lleva puede ser un lío. ¿La buena noticia? Existe un "atajo" perfumístico para adaptar tu fragancia de invierno y convertirla en una versión más ligera y solar.
En realidad, la clave está en una tendencia que arrasa entre los amantes de la perfumería nicho: el layering. Esta técnica consiste en superponer perfumes para crear combinaciones personalizadas, originales y sorprendentes. En este caso, se trata de añadir una bruma cítrica a otro perfume más intenso. Pero, ojo, no todos los cítricos funcionan igual de bien. La mandarina es, según los expertos, el comodín más fresco y encantador para aligerar fragancias de otra familia olfativa. Durante una presentación en Madrid, el fundador de Laboratorio Olfattivo me habló sobre esta fórmula secreta. Al hablar de Mandarino, su colaboración con Jean-Claude Ellena, me contó que la mandarina tiene ese efecto mágico de abrir cualquier perfume, como si se subiera la persiana de golpe y entrara la luz.
La mandarina, el cítrico que aporta un toque veraniego a cualquier fragancia
¿A qué huele la mandarina?
De todos los cítricos, la mandarina es la más redonda, jugosa y con un punto goloso sin empalagar. Su olor es chispeante, suave y ligeramente dulce, con un fondo que recuerda a la piel de la fruta recién pelada. Aporta una alegría inmediata, como una sonrisa olfativa. La cáscara tiene un papel esencial, ya que guarda aceites esenciales que aportan ese matiz ácido, solar, casi efervescente. Cuando se usa como nota principal, evoca tardes de terraza, piel bronceada y verano infinito.
Layering con un perfume de mandarina, el truco profesional para un verano eterno
Fue Andrea Drago, director creativo de Laboratorio Olfattivo, quien me dio el consejo definitivo: aplicar una fragancia a base de mandarina sobre otra más intensa para convertirla, al instante, en un perfume de verano. Funciona con fórmulas florales, ambaradas, e incluso maderosas, que de repente ganan luz, frescura y movimiento. La clave es que la mandarina no camufla, sino que resalta lo mejor de cada perfume sin anular su carácter. Lo probé en mi piel con un perfume oriental, y el resultado fue tan adictivo como inesperado. Pura alquimia.
Esta técnica permite conservar esos perfumes envolventes que tanto nos gustan en invierno, pero adaptándolos a días cálidos, terrazas al sol o noches largas en la costa. Una forma sencilla de crear perfumes más frescos y seductores para disfrutar de un largo y cálido verano, sin renunciar a nuestras esencias favoritas.
Perfumes para experimentar con el layering esta temporada
Oyédo Eau de Toilette de Diptyque
Este perfume es uno de los perfumes frescos de verano que una editora de belleza tiene fichados desde hace años. Fresco, ácido y con un giro aromático, Oyédo juega con una mandarina crujiente desde la salida. La mezcla con yuzu, lima y limón aporta una energía casi eléctrica, mientras que el tomillo en el corazón añade un contraste verde. El fondo amaderado es sutil, lo justo para anclar la composición sin restarle ligereza. Cuesta 145 euros y es una joya para las que buscan perfumes cítricos y frescos que huelen a limpio sin caer en lo obvio.
Mandarino de Laboratorio Olfattivo
Si hablamos de layering, Mandarino es un auténtico comodín. El trabajo de Jean-Claude Ellena es minimalista pero muy expresivo: solo tres notas (mandarina, grosellas negras y almizcle blanco) consiguen un efecto luminoso, vibrante y limpio. Es uno de los mejores perfumes cítricos con olor a limpio que se puede llevar solo o como toque final para aligerar otros perfumes más densos. Su precio es de 110 euros, y rinde homenaje a la mandarina más refinada y alegre que te puedas imaginar.
