Convertida en una de las cantantes más exitosas y prolíficas del panorama musical, Taylor Swift ha demostrado de sobra que es una artista de los pies a la cabeza. Ganadora de los premios más prestigiosos y convertida en la famosa mejor pagada de 2019 por la revista Forbes (quién aseguró que en ese año, la cantante se había embolsado 164 millones de euros), pocos podían presagiar que esa joven de mirada angelical iba a poner en jaque a la industria musical. En concreto a la discográfica con la que firmó sus primeros contratos y a uno de los mánagers más reconocidos en el sector.
Hace unas semanas, Taylor cumplía su amenaza, y anunciaba que volvía a los estudios de grabación para preparar las nuevas versiones de sus primeros álbumes, siendo Fearless, el disco que lanzó en 2008 y con el que vendió siete millones de copias, el primero de ellos. Mientras sus fans aplaudían la noticia y esperaban las primeras pinceladas de la nueva adaptación, otros miraban con extrañeza la decisión de Taylor, que finalmente ha tenido su explicación.

Desde hace años, Taylor ha luchado por hacerse con los derechos de autor de todos los temas que han formado sus álbumes anteriores a 2019. Es decir, sus seis primeros discos, plagados de grandes éxitos de los que, aunque sí figuraba como autora, no lo hacía como propietaria. El dueño de todas esas canciones y maquetas era su antigua discográfica, que fue comprada en 2019 por Scooter Braun. Fue entonces cuando Taylor intentó comprar a Braun, manager de artistas como Justin Bieber, Ariana Grande y en su momento de Kanye West, los derechos de todas sus canciones. Dicen que fue entones cuando Scooter intentó llegar a un acuerdo con Swift de intercambio de temas viejos por temas nuevos. Algo que la cantante vio como una extorsión y que provocó que consiguiera vetar el uso de sus temas con fines publicitarios, para cine o televisión. Al parecer, fue entonces cuando Scooter optó por vengarse vendiendo los temas a un fondo de inversión, Shamrock Holdings, que, según aseguran, pagó más de 400 millones de euros.

Son muchos los que aseguran que antes de ese acuerdo, Taylor intentó que Braun le vendiera a ella los derechos de sus canciones, algo que ni tan siquiera pasó por la cabeza del manager. Aunque se desconocen los motivos, hay quien asegura que hay una guerra abierta desde hace mucho tiempo entre ellos, que también fue la que motivó el famoso conflicto entre Taylor y Kanye West, representado de Baum, por el que el rapero subió al escenario de los MTV Video Music Awards de 2019 para intentar quitarle el premio a la cantante country.

Dispuesta a no perder lo que es suyo, el trabajo de diez años de su vida, Taylor Swift ha decidido regrabar todos los temas y presentarlos nuevos y adaptados para recuperar los derechos de los mismos. Love Story ha sido el primer adelanto de estas versiones, y el próximo 9 de abril lanzará el disco Fearless de nuevo, con 26 canciones, incluidas seis nunca publicadas. De esta manera, con paciencia, trabajo y mucho tiempo, la cantante intentará recuperar el control de todo su material, que, con la inocencia de los inicios, cedió a la discográfica con la que firmó su primer contrato. Algo que al parecer es habitual y que Taylor ya ha criticado: “Los artistas deberían ser duelos de su propio trabajo por muchas razones, pero la más obvia es que el artista es el único que conoce el conjunto de su obra”.