Lo que he aprendido de trabajar en remoto durante los últimos tres años

Además de NO trabajar en pijama (o sí), estas son algunas de las recomendaciones que tengo para darte que he puesto en practica y me han funcionado. 
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Desde la pandemia, mi forma de trabajar ha cambiado y mucho. A pesar de que meses después se normalizara nuestros estilos de vida y haya vuelto a la oficina, la realidad es que la mayor parte del tiempo he trabajado de forma remota. Y si algo he aprendido con el paso de los últimos tres años, es que lograr ser productivos y eficientes en casa puede llegar a ser una tarea considerablemente dificil.

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Bajos niveles de productividad, dificultades para lograr los objetivos o incluso alcanzar estados de estrés o ansiedad, fueron algunas de las consecuencias que sufrí al empezar a trabajar en remoto. Para tratar de evitarlas, o minimizarlas, empecé a apoyarme en expertos del tema, libros y en otras personas que se encontraban en la misma situación que yo. Estas son alguna de  las recomendaciones que hasta ahora he puesto en practica y me han funcionado. 

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Poner por escrito las tareas pendientes y repartirlas adecuadamente a lo largo de la semana teniendo en cuenta los objetivos de cada día es una de las actividades que más me  ha ayudado a la hora de gestionar mi tiempo. 

Siempre trato de que los planes sean realistas y se adapten a mis circunstancias. La clave para gestionar bien este momento es la flexibilidad, también aplicarlo con los clientes.

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Aunque confieso que soy fan de lo analógico, la tecnología nos abre un mundo de posibilidades cuando trabajas desde casa. Hoy en día, contamos con aplicaciones para realizar reuniones, compartir archivos, trabajar de forma colaborativa, entre otras tantas cosas que se pueden hacer. 

Otra recomendación fundamental es seguir una rutina al pie de la letra (con sus excepciones, claro). Levantarme a la misma hora todos los días, hacer ejercicios, vestirme y arreglarme y preparar mi zona de trabajo. Esto me ayuda a evitar distracciones y a hacer una leve distinción entre hogar-oficina.

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Y así como sigo una rutina al levantarme, también he aprendido a cortar cuando es necesario y a terminar la jornada cuando ya sea el momento de hacerlo. Al principio me dejaba absorber por el trabajo y hacía largas jornadas en casa, hasta el punto de no desconectar. 

Sin embargo, me di cuenta que lo primordial era mi salud. Le pongo especial atención a establecer espacios durante el día que me permitan distenderme y hacer actividades que me reconfortan como leer un capitulo de un librio, meditar, escribir en mi diario o salir a tomar una taza de café con mis amigas. Este tipo de actividades, nos ayudan a liberar endorfinas para que el cerebro siga funcionando correctamente y evitar la ansiedad.  

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Por último pero no menos importante, siempre trato de vivir el presente, de habitar los espacios. Trabajar a distancia tiene grandes beneficios y no doy ninguno por sentado, como: pasar más tiempo con mi familia, ser dueña de mi tiempo, la flexibilidad, el poder estar donde quiera y la conciliación de la vida personal y laboral.

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