En el mundo fantasioso de Barbie esperaríamos pura magia y diversión donde cuestiones como la escasez, el cambio climático, el desempleo y un largo etcétera, no tienen cabida.
Pero lo cierto es que ni somos "Barbie girls", ni estamos en un "Barbie world" así que los problemas del mundo real están a la orden del día. Precisamente, la producción de la película más esperada del año, protagonizada por la australiana Margot Robbie y el americano Ryan Gosling y dirigida por Greta Gerwig, dejó una importante escasez de color rosa a nivel mundial.

En concreto, la película, dejó a la reconocida marca de pinturas, Rosco, sin el color rosa ya que se utilizó para pintar el plató de tres pisos en los estudios Warner Bros a las afueras de Londres. Desde la empresa aseguran que si bien han atravesado momentos de dificultad, como la pandemia, por primera vez en 113 años desde su fundación les sucede algo como esto.
"Usaron toda la pintura que teníamos", señalan los encargados de Rosco y agregan también que ya no sabían qué más hacer para suplir las necesidades de Gerwig ya que la directora quería que desde el suelo hasta el detalle más mínimo fueran del color que caracteriza a nuestra muñeca de la infancia.

Barbie... in the real world
"En el mundo de Barbie no hay paredes ni puertas", explicó Greta Gerwig al medio Architectural Digest. "Las casas de ensueño suponen que nunca tienes nada que desearías que fuera privado, no hay lugar para esconderse".
Y para recrear el mundo de Barbie, Gerwig recurrió a la diseñadora de producción Sarah Greenwood y a la decoradora Katie Spencer, una dupla londinense que estuvo a cargo de obras de época como Orgullo y prejuicio (2005) y Anna Karenina (2012).

Ambas se inspiraron en el modernismo de mediados de siglo de Palm Springs, como la Casa Kaufmann de Richard Neutra de 1946 y otros iconos fotografiados por Slim Aarons. “Todo lo referente a esa época daba justo en el clavo”, dice Greenwood, quien se esforzó “por hacer que Barbie se hiciera real a través de este mundo irreal” y se notan los detalles en cada paneo que pudimos apreciar en los tráilers.
“Quería captar lo ridículamente divertido de las casas de los sueños”, dice Gerwig, aludiendo a encarnaciones pasadas como el bohemio modelo de los 70 (equipada con lámparas Tiffany) y la mansión victoriana Queen Anne del 2000, con todo y las tumbonas Philippe Starck. “¿Por qué bajar escaleras cuando puedes deslizarte hasta la piscina?”.

Por ahora no sabemos si se trata de la película del año o simplemente de una producción extremadamente "asthetic" y nada más...Lo cierto es que no podemos esperar al 21 de julio para verla.