En muchas ocasiones, las tardes en casa sin aire acondicionado este verano se están convirtiendo en una auténtica pesadilla. Por eso hablamos con un profesional neurólogo para evitar pasar calor en las noches de verano.

¿Es posible disfrutar de tu sueño sin sudar o dar vueltas en la cama durante horas? Según Matthew Ebben, profesor asistente del Departamento de Neurología y Neurociencia del Centro del Sueño de Nueva York, sí lo hay. Aquí tienes los tips más importantes que cambiarán tu sueño nocturno.
Dúchate antes de ir a dormir
Tengas o no tengas aire acondicionado en tu habitación, "es importante que la temperatura de tu cuerpo baje antes de empezar a dormir", según nos informa el experto. Por ello, la forma más sencilla de lograrlo es tomando una ducha de agua fría.
Hacer ejercicio con una intensidad suave

"Si te da tiempo, un poco de ejercicio de intensidad suave antes de acostarse ayudará a dormir mejor", dice el doctor Ebben. A la hora de elegir un ejercicio, "elija un tipo de ejercicio que no sea demasiado intenso, como pilates o yoga, para que el cuerpo no se sobrecaliente", sugiere.
Utilizar un ventilador
Obviamente, si no hay aire acondicionado, una alternativa es el ventilador. Sin embargo, el uso del ventilador no es por el aire que produce, sino por la efectividad de conciliar el sueño, ya que afirma que "el ruido blanco que produce ahogará todos los demás ruidos y te ayudará a conciliar el sueño".
Bolsas de hielo
Úsalas en los puntos de pulso como las muñecas, el cuello y los tobillos o detrás de las rodillas para enfriar todo el cuerpo.
Cambia las sábanas

Olvídate de las sábanas de raso, seda y poliéster y elige las de algodón e incluso las de algodón ligero, que te mantendrán fresco durante más tiempo.
Duerme en la habitación más fresca
Si no tiene esa opción, el Dr. Ebben sugiere "mantener las cortinas cerradas durante el día para mantener el espacio menos cálido".
No olvides beber agua

Como ya sabemos, debido a las altas temperaturas en verano el cuerpo se deshidrata. Por lo tanto, es crucial incluir más líquidos en tu dieta diaria de lo habitual, ya sea bebiendo mucha agua y jugos naturales, o consumiendo frutas y verduras enteras y frescas.
Este artículo se publicó originalmente en Marie Claire Grecia. Traducción y adaptación: Paula Manso.