¿Cómo recomiendan los expertos conciliar trabajo en familia para ser más feliz?

En un momento en donde la exigencia laboral es muy alta y la conciliación muy complicada podemos llegar a sentir una gran frustración y tristeza por no llegar a todo.
Se puede conciliar trabajo y familia y estar feliz.

Te levantas por la mañana y te duchas. Te preparas el café mientras, a la vez, organizas lo que se llevarán tus hijos de almuerzo en la mochila. Preparas sus desayunos. Continúas terminando el tuyo. Te llama uno de ellos para preguntarte dónde está su sudadera. El otro, que te acuerdes de comprarle por la tarde una cartulina.

Si no tienes hijos, probablemente estés mirando el correo del trabajo en el móvil mientras terminas el café, para empezar con el estrés del trabajo antes incluso de llegar a la oficina. Sales pitando. Quizá más tarde de lo que habrías querido. Y empieza tu jornada laboral.

Se puede conciliar trabajo y familia y estar feliz. - Jamie Grill

Vivir a contrarreloj no es sinónimo de ser feliz

A lo largo del día, no sólo respondes a la entrada de e-mails, porque el WhatsApp se ha convertido en otra herramienta de trabajo más. Y en él se mezclan chats de clientes y proveedores con el de los padres del cole preguntándote si tu hijo asistirá al cumple de Guille. "Juan se apunta", "Pedro también", "Cuenta con Pilar, gracias".

Una hora sin mirar tu WhatsApp puede acumular fácilmente más de 50 mensajes de todo tipo sin leer. Sales del trabajo y te pasas a comprar la cartulina que te había pedido tu hijo; y llegas a casa y ayudas al otro con los deberes.

Sí, todavía seguimos siendo nosotras las que nos encargamos principalmente de las tareas invisibles (o multitareas) que surgen a lo largo del día: desde llamar al técnico porque se ha estropeado la lavadora hasta hacer la compra. Y terminas el día agotada. Y un día tras otro sin descanso, abarcando más obligaciones de las que te asumir, te pasa factura.

Una tarea invisible: hacer la compra.

Del agotamiento puedes transitar a la ansiedad o frustración por no llegar a todo. Y sentirte triste. Si puedes permitirte ayuda en casa, la situación a veces tampoco mejora demasiado, porque cambias el tiempo dedicado a las tareas invisibles por más horas en la oficina. Y llegas a casa con el peso de la culpa por no haber dedicado más tiempo a tus hijos.

Teoría y práctica para estar feliz

Aunque tal y como explica José Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa de la Universidad Europea, "se puede lograr un equilibrio más saludable entre vida laboral y vida personal con medidas como la reducción de la jornada laboral que se está planteando por el Gobierno", lo cierto es que en muchas empresas esta se penaliza.

Las personas que la piden viven con el estigma de ser unas vagas y les es más complicado ascender a puestos directivos. Es España, quedarse hasta tarde trabajando está bien visto y reconocido.

Además, como indica la doctora Rosa Perteguer, adjunta del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid, "hoy en día nos encontramos en un contexto social en el que es más difícil que nunca poder diferenciar los espacios laborales y personales”.

La doctora añade que “Con la aparición de las nuevas tecnologías y formas de comunicarnos online, en muchas ocasiones resulta casi imposible delimitar los espacios que dedicamos al trabajo o la vida personal, implicando un sobreesfuerzo a la hora de poner límites e intentar desconectar".

Foto de Maxim Ilyahov en Unsplash

Ya no sólo se mira mal trabajar menos de ocho horas al día, también el no revisar el correo al llegar a casa o durante el fin de semana. Muchos trabajadores dores se sienten obligados a estar siempre disponibles laboralmente y terminan pagándolo con su salud mental, aunque algunos no sean realmente conscientes de ello.

"Es difícil, en el día a día, parar a conectar con cómo nos sentimos o si queremos continuar de la misma manera, y a veces uno sólo lo hace ante una crisis personal o una situación que acaba haciendo explotar”, señala la doctora.

“Lo que llama la atención en los diferentes estudios que se han realizado es que la mayoría de los trabajadores que presentan problemas de salud mental en relación con el trabajo no lo comunican y no piden ayuda, lo que hace que se empeore la situación", añade la experta.

Las personas con problemas de salud mental no suelen manifestarlo en el trabajo y esto no conduce a ser feliz. - Foto de christopher lemercier en Unsplash

Pero el estrés también puede afectar a nuestra condición física. Como le ha pasado a Rosa, una empleada de una empresa de comunicación que ha dado 190 de presión sistólica (140 ya se considera hipertensión) y no ha acudido al médico de su centro de salud para una revisión más exhaustiva porque tiene mucho trabajo.

"Hay determinadas situaciones personales que nos pueden hacer considerar el trabajo como refugio del malestar que uno siente en otras áreas de la vida", comenta la experta. Hoy Rosa ha soltado en la oficina que le estalla la cabeza. ¿Una frase hecha o verdaderamente el trabajo está afectando a su salud?

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