Ser 'demasiado amable' genera desconfianza y molestia: por qué ocurre esto según la ciencia

Si tú también tiendes a sospechar ante un comportamiento exageradamente altruista no eres un bicho raro, es lo más habitual en los humanos y la ciencia encuentra el origen de este fenómeno.
'The Marvelous Mrs. Maisel'
'The Marvelous Mrs. Maisel'

"Es de bien nacido ser agradecido" o "el que no agradece, no merece", el refranero español no deja espacio a la duda: es necesario dar las gracias y ser amable con los demás. Eso sí, hay que hacerlo cuando toca y con la medida justa, ya que si no nuestra actitud descomunalmente agradecida puede provocar cierto grado de incomodidad y molestia. Y no, no lo decimos nosotras, así lo afirman los expertos de Muy Interesante en un artículo dedicado a por qué la gente "demasiado amable" es tan molesta, según la ciencia.

A veces, ocurre, entramos a un bar o a una tienda y la persona que nos atienda nos avasalla a preguntas en relación con qué nos apetece tomar o a qué queremos comprar. Este modo de operar tan intenso puede crear rechazo en el otro y David Robson, corresponsal de salud mental para la BBC, investiga este fenómeno social desde el punto de vista clínico. El resultado de este análisis se puede leer en el medio citado bajo el nombre "por qué las personas demasiado amables y morales pueden molestarte".

'Friends'

Robson destaca que las personas que muestran un altruismo ilimitado y fuera de contexto tienden a generar sospechas en los demás. "Encontrarse adoptando una actitud tan poco caritativa hacia personas que solo intentan hacer del mundo un lugar mejor puede resultar incómodo. Sin embargo, este escepticismo es un comportamiento conocido, descrito por los psicólogos como “menosprecio al bienhechor”. Y si bien el fenómeno puede parecer totalmente irracional, existen algunas razones evolutivas de peso para desconfiar del altruismo no correspondido", relata el experto.

Con el fin de explicar este fenómeno, el corresponsal de salud mental analiza el origen del altruismo desde el punto de vista evolutivo. "Según la psicología evolutiva, los comportamientos humanos programados deberían haber evolucionado para mejorar nuestra supervivencia y nuestra capacidad de transmitir nuestros genes a otra generación. En el caso del altruismo, los actos generosos podrían ayudarnos a fomentar buenas relaciones dentro del grupo que, con el tiempo, ayuden a construir capital social y estatus", añade. 

'Día a día'

La contrapartida de esto recae en que "la reputación es posicional", así que "si una persona asciende, las demás caen". De este modo, nace la competencia, generando la posibilidad de sentir que alguien nos está adelantando, incluso si están alcanzando dicho estatus a través del altruismo. Al fin y al cabo, los humanos somos animales sociales que buscamos la supervivencia y que tenemos un marcado sentido de la competencia. La gente con un altruismo exacerbado puede dar la sensación de poseer personalidad astuta y manipuladora, ya que esa "bondad" puede esconder intenciones ocultas.

Nichola Raihani, profesora de evolución y comportamiento en la University College London y autora de 'The Social Instinct', examina varios informes sobre juegos de bienes públicos en los que cooperan voluntarios que deben ejercer como personas con importantes cargos para la sociedad. Los "jugadores" con "demasiada buena intención" no acaban bien. "Cuando les preguntas a los compañeros de equipo por qué quieren excluir a alguien, a menudo dan respuestas 'posicionales' como, 'Oh, ese tipo, nadie está haciendo lo que él hace; nos hace quedar mal a todos'". De nuevo, aparece la idea de competencia y de defensa de uno mismo.

'The Good Fight'

La propia Raihani analiza las publicaciones de BMyCharity (una empresa que brinda servicios de procesamiento de donaciones y patrocinio en línea a organizaciones benéficas del Reino Unido y sus seguidores) y descubre que "a menudo,  son los donantes más altos (y también los más bajos) los que optan por permanecer en el anonimato". Un dato que "evidencia de que algunas personas son conscientes de la posibilidad de una reacción hostil a su generosidad". Ante el posible rechazo, ocultan su acto.

Ryan Carlson, estudiante de posgrado de la Universidad de Yale, piensa que los comportamientos altruistas se suelen evaluar desde múltiples ángulos, además de la generosidad del acto en sí mismo. "No solo valoramos el altruismo: valoramos la integridad y la honestidad, que son otras señales de nuestro carácter moral", subraya. Por ende, "un aparente acto de generosidad que parece estar impulsado por el interés propio podría llevarnos a obtener una puntuación bastante mala en esas otras cualidades".

El artículo de David Robson pone el punto y final con una interesante reflexión. Los humanos tendemos a basar nuestros juicios en la intuición más que en hechos concretos, de este modo, es sencillo caer en la sospecha si notamos que alguien está siendo exageradamente cortés. Raihani lo explica de forma clara y sencilla: "Constantemente intentamos cuestionar las razones de las acciones de los demás y castigamos duramente a las personas cuando sospechamos que sus motivos son impuros".

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