La que más o la que menos ha experimentado alguna vez con las apps de ligar. Sea porque hemos estado solteras y nos ha apetecido conocer gente nueva o porque nuestras amigas han usado Tinder o Bumble y no hemos podido evitar la tentación de "jugar" un rato. De acuerdo con las estimaciones del Statista Digital Market Insights, se esperaba que las plataformas dedicadas a conocer personas superaran los 595 millones de usuarios en 2024. Pese a que no hay una actualización de estas cifras, los números son apabullantes: muchas parejas, rollos de una noche o llámalo como quieras, empiezan en una app de ligar, ¿pero qué hay de las amistades? Hay algo innegable: en este tipo de apps no abundan las personas que busquen hacer nuevos amigos, por este motivo, existen plataformas centradas en este fin que están atravesando una época dorada.
Hacer amigos de adultos es más difícil porque la vida se llena de responsabilidades: trabajo, familia, rutina... Ya no tenemos tantas oportunidades naturales como en la escuela o la universidad, donde convivíamos a diario con la misma gente. Además, nos volvemos más selectivos, tenemos menos paciencia para relaciones superficiales y, a veces, hasta miedo al rechazo. También influye la falta de tiempo y energía para socializar. Pero no es imposible: actividades en grupo, hobbies y simplemente animarse a dar el primer paso ayudan mucho. La amistad adulta puede tardar más en surgir, pero suele ser más auténtica y duradera. Para facilitar este proceso, las apps de amistad plantean un funcionamiento con el que dar con personas afines a nosotras de forma fácil.
En Europa, y concretamente en España, existen varias apps enfocadas a conocer personas con las que construir una amistad. Aunque pueda sonar algo hacer match a través de la pantalla, al final es un modo de vencer la pereza o el miedo que puede surgir al interactuar, por primera vez, en persona. Según datos de la asociación SoledadEs, Observatorio estatal de la soledad no deseada, "la soledad es un fenómeno de importancia creciente. En España se estima que el 20% de las personas sufren soledad no deseada (datos del 2024). Afecta más a mujeres (21,8%) que a hombres (18%)". Pese a que no es fácil alejarnos de una de las epidemias de la era digital, las apps son un camino relativamente sencillo para intentar ampliar nuestro círculo social.

Como hemos comentado, hacer amigas en la edad adulta puede ser un reto, pero por suerte, hay apps diseñadas para facilitar esas conexiones. Meetup es una de las más populares, ideal para unirnos a grupos con intereses en común, desde senderismo hasta intercambio de idiomas. Si preferimos algo más directo, Bumble BFF funciona como su versión de citas, pero enfocada en la amistad: deslizamos perfiles, hacemos match y charlamos. Para mujeres que buscamos nuevas amigas, Les Amis organiza eventos en ciudades como Barcelona y Madrid, apostando por conexiones en persona, que son mucho más naturales y efectivas. Si nos gusta viajar, Couchsurfing no solo sirve para dar con alojamiento, sino también para conocer locales y unirnos a eventos sociales. Otra opción es MEEFF, pensada para quienes quieren intercambiar idiomas y conocer gente de distintas culturas. Finalmente, Skout permite descubrir y chatear con personas cercanas o de cualquier parte del mundo, ampliando nuestra red social sin complicaciones. Así que, en función de nuestra personalidad, podemos escoger una u otra.

Una vez que hayamos dado el primer paso, lo demás puede ir rodado. Primero, no tengamos miedo de ser raras, porque la adultez es el momento perfecto para abrazar nuestras peculiaridades; si alguien nos pregunta qué hacemos en nuestro tiempo libre, podemos responder con algo como "colecciono piedras" o "soy experta en siestas", lo que seguramente nos hará conectar con alguien que también aprecie la autenticidad. Además, no debemos tener miedo a hacer preguntas incómodas, pero con cierto límite. Lo más probable es que ese tipo de conversaciones nos lleven por caminos inesperados. Otra opción a nuestro abasto es unirnos a actividades grupales, como un club de lectura o una clase de cocina o cerámica, sin miedo a no ser expertas, solo por disfrutar del proceso y ver qué pasa. Y sí, en todo momento debemos intentar dejar la vergüenza a un lado.