De ''Sexo en Nueva York'' a ''Emily in Paris''... La estela de Patricia Field
Darren Star, creador de esta serie y de la mítica ''Sexo en Nueva York'', ha vuelto a apostar por la diseñadora Patricia Field para la nueva ''Emily in Paris''.
Autor: Víctor Gimeno (Coordinador del Área de Moda de ESNE, Universidad de Diseño y Tecnología)
Hace algunas semanas, se estrenó la tercera temporada de “Emily in Paris” y, tal como estaba previsto, los estilismos de la serie no han dejado a nadie indiferente, especialmente los de su protagonista, papel que interpreta la actriz Lily Collins.

Emily in Paris
Esto se debe, sin lugar a dudas, a Darren Star, creador de esta serie y de la mítica “Sexo en Nueva York”, y su pericia a la hora de seleccionar a su equipo. Una vez más, ha apostado por Patricia Field, la famosa diseñadora de vestuario que saltó al estrellato tras su histórico éxito como estilista en "Sexo en Nueva York" y "El diablo se viste de Prada". En “Emily in Paris”, Field ha vuelto a recurrir a sus diseñadores de cabecera para el vestuario de los personajes de esta serie que, como pasó en su día con la de las cuatro neoyorquinas en la gran manzana, se ha convertido ya en un icono para muchas mujeres jóvenes.
Como en anteriores trabajos de la estilista americana, en “Emily in Paris” podemos ver a sus protagonistas luciendo prendas de Chanel, Vivienne Westwood, Jean Paul Gaultier, Elie Saab, Dior, Chloe, Givenchy, Missoni… Patricia Field vuelve a combinar la ropa de la interminable lista de modistas de alta costura, con otras marcas más asequibles como Burberry, Levi’s, Maje, Comptoir Des Cottoniers, Lacostte, Claudie Pierlot… a lo que hay que añadir las joyas, de Cartier, y complementos, zapatos de Louboutin, creando una vez más tendencia en la moda.El análisis de los diferentes looks presentes en las distintas temporadas nos lleva a reflexionar sobre los grandes clichés del mundo de la moda y las diferencias culturales. Las francesas, especialmente Sylvie Grateau (Philippine Leroy Beaulieu), la jefa, aparecen representadas con un estilo más sobrio, elegante, siempre con un punto chic. De hecho, se produce un gran contraste cuando los personajes de Sylvie y Madeline Wheeler (Kate Walsh) coinciden en una fiesta con el mismo vestido, donde los complementos exagerados de la americana llaman especialmente la atención frente al minimalista buen gusto de la francesa.
Por otro lado, los estilismos de Emily, la protagonista, nos recuerdan a los más llamativos lucidos por Carrie Bradshaw en “Sexo en Nueva York”, aunque algo trasnochados. Ahora bien, si pensamos en la reflexión que hizo la crítica de moda Suzy Menkes sobre esta industria, de la que dijo que era “el circo de la moda”, podemos ver un paralelismo con el revuelo que se forma en los photocalls previos a los desfiles, cuyo impacto suele ser mayor que el de la pasarela, por esa predisposición de los influencers a llevar las últimas tendencias de forma exuberante con la única intención de conseguir ser la imagen viral en las redes sociales.
El estereotipado personaje de Madeline nos ha dejado una gran cantidad de estilismos donde las combinaciones imposibles de colores neones y los estampados tienen como único objetivo exagerar la identidad de la actriz principal. A través de los trabajos previos de Patricia Field, podemos ver cómo a través de la moda esculpe hasta el extremo la personalidad del personaje. Esto queda reflejado en el personaje que interpreta Sarah Jessica Parker en “Sexo en Nueva York”, creando tendencias que aún hoy perduran, como el collar con mensaje o nombre, o la inolvidable falda de tul, que vuelve una y otra vez a nuestra retina.
Finalmente, no hay que olvidar París, que en esta serie se la trata como si fuera un personaje más. No en vano, la ciudad de la luz es una de las capitales icónicas de la moda y, en esta ocasión, como también hizo Darren en “Sexo en Nueva York” y la ciudad que nunca duerme, no es un simple decorado, sino que juega un papel muy especial en la trama.