La serie de Disney+ que me enamoró porque enseña a aceptar la imperfección como parte del éxito

Hablar de la serie que narra la vida de Cristóbal Balenciaga, no es hablar solo de moda con mayúsculas, es mucho más que eso y merece mucho la pena descubrirlo.
cristobal Balenciaga

Para una cinéfila (y ahora también seriéfila) como yo, sentarse delante de una pantalla y viajar es todo uno. A veces el viaje dura poco porque el aburrimiento hace mella, la historia no se sostiene o la forma de contarla no es para mí. Otras veces el viaje va más allá de los créditos finales, en este caso los créditos finales del último capítulo.

Balenciaga ha sido uno de los estrenos que Disney+ tenía entre algodones para este año 2024. Llegó con cierto retraso, se la esperaba hace meses pero poco importa ya eso, el caso es que llegó y no defraudó. Ni a las amantes de la moda ni a las amantes de las grandes historias. Una serie que nos ha hecho felices a muchas por muchos motivos. Motivos como estos en los que seguro que coincidimos.

Uno de los grandes

Cristóbal Balenciaga es sin duda alguna uno de los nombres más importantes de la historia de la moda, un arquitecto, un diseñador meticuloso que cosía, cortaba y probaba con el oficio de un gran modisto.

A lo que le sumaba una imaginación y un dominio del tejido que pocos tenían en su época.

Sabía lo que tenía entre manos cuando tocaba una tela o tomaba una medida y todo eso se puede ver y aprender viendo los diseños de Balenciaga, de hecho, la exposición con las réplicas que se hicieron de sus trajes para la serie de Disney+ ha sido casi como una masterclass y la maestría del trabajo de Bina Daigeler como diseñadora y Pepo Ruíz Dorado como figurinista es para quitarse el sombrero.

El error con la mejor intención

Es quizás uno de los grandes momentos de la historia, de la serie e incluso del mundo de la moda. Pasar de la alta costura al prêt a porter, pasar de la exclusividad a la producción en serie, pasar del detalle a la norma.

Con la mejor de las intenciones Balenciaga se da cuenta con solo una mirada, que había cometido un tremendo error. No todo vale para todo el mundo y como bien le dice Ramón, él no diseñaba ropa para mujeres que levantan los brazos.

Todo en contra

Ser un auténtico “couturier” como le definía su amiga (a veces) Coco Chanel en la época en la que Cristóbal Balenciaga lo fue, no pudo ser nada fácil.

El contexto social de la época, el momento político, las presiones, la guerra, la ocupación nazi, sus relaciones afectivas, sus amistades.

Lo tenía prácticamente todo en contra de no haber tenido la mano izquierda, la discreción casi enfermiza y la dignidad que mantuvo durante toda su vida, tanto en la laboral como en la personal.

Cristóbal

No era sólo el apellido lo que marcaba la diferencia con el resto, era el hombre que estaba detrás, con sus obsesiones, sus inseguridades, sus miedos. Su humanidad, en una palabra. Cristóbal dominaba a Balenciaga, para bien o para mal dependiendo a quien le preguntaras, supongo. Y eso le hace tan humano como a cualquiera.

Podrían haber caído en mitificarlo en la serie, en no mostrar su rostro tras la cortina, en vestir sus miedos de distancia o de pose, pero no lo han hecho y se agradece mucho.

Distintos tipos de amor

La serie muestra sin disimulos ni afectaciones, distintos tipos de amor en una época en la que el amor se escondía prácticamente siempre.

Desde la pasión que siente el creador por su obra, hasta la amistad de colegas como Givenchy o Coco, con sus más y sus menos, sus momentos mejores y los peores.

La amistad cuando se siente abandonado o traicionado, la amistad que siente por sus socios en la empresa o el amor a su ama y sobre todo, el amor que siente por Wladzio.

Incluso es distinto el que siente Ramón por Cristóbal, un amor mezclado con una admiración absoluta, de esas que en la vida, solo soporta el amor.

Belén Cuesta interpreta a la reina Fabiola de Bélgica. - Disney+

Respeto

Van pasando los capítulos y el respeto que siente Cristóbal Balenciaga por su trabajo es casi religioso, es admirable como lo cuida todo hasta el milímetro y, como es lógico, no pide sino que exige ese mismo respeto también por parte de los demás.

Es más tímido cuando lo pide para sí mismo pero lo hace, se atreve, a pesar de todo lo que puede llegar a perder en ese momento.

Es un aprendizaje de un comportamiento que nos pilla demasiado lejos y no solo en el tiempo, lamentablemente.

La imperfecta realidad

No es un dios, no es infalible, es solo un hombre y por eso es tan magnífica su obra y su talento. Cristóbal Balenciaga no siempre acierta, ni siquiera cuando delega en las personas de su máxima confianza o cuando busca culpables ante una indiscreción. Porque no puede ser perfecto siempre, porque nadie lo somos y eso precisamente es lo que lo hace tan real y lo que refleja la serie con tanta fidelidad.

La amabilidad de la moda

Nos empeñamos demasiadas veces en hablar de lo superficial que es el mundo de la moda porque lo es, es innegable. Pero no le damos la importancia que tiene cuando la moda sirve para dar seguridad, aplomo, para apoyar a la persona a la que viste. La moda puede esconder o realzar, la moda bien hecha puede levantar el ánimo y la autoestima, da igual si somos una reina o una plebeya, eso da lo mismo y en Balenciaga queda tan claro que casi emociona.

El cuidado y el detalle

No solo del modista sino de los creadores de la serie. Se ha mantenido una pulcritud en la ambientación de todos los entornos que hace que la historia fluya sin obstáculos, desde la recreación del atelier en la trastienda de la elegante maison Balenciaga, a la casa de Cristóbal en París, después su casa en Madrid y por último en Getaria.

Todos los detalles se han medido y mimado en la creación del personaje, Alberto San Juan simplemente se borra, se difumina y se pierde en la piel del modisto a pesar de no saber nada de moda, de tejidos, de no saber hablar en euskera o en francés, antes de embarcarse en este proyecto. Es un ejercicio de interpretación y de respeto por el personaje que se nota en cada capítulo de la serie.

Además, está tan bien acompañado por Thomas Coumans, por Belén Cuesta y por una espontánea Gemma Whelan en el papel de la reportera que consigue una última entrevista del modisto aunque no termine como ella había planeado.

Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga son los directores de la serie, trabajaron sobre una idea de Lourdes Iglesias y quizás por venir del cine, se plantean que cada capítulo sea como una película, de principio a fin.

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