Hay famosos que usan las redes sociales para exponer sus emociones y sentimientos, en una faceta que suele ser bien acogida por su comunidad. Una forma de conocer mejor a la persona y no tanto a la celebridad.
Precisamente, una de ellas es la periodista, Sara Carbonero, quien desde el año 2017 le comparte a sus seguidores sus looks, viajes, frases, recomendaciones de libros pero también sus inquietudes como madre o sus pensamientos más íntimos. En pocas palabras, su día a día como figura pública pero también como persona.

En una de sus recientes publicaciones, la presentadora compartió una publicación desde el hospital - todavía no se confirma si ella es la paciente o algún familiar - que despertó muchísimo interés, recibiendo cientos de comentarios, y no solo de sus seguidores sino también de varios de sus amigos del rubro como el periodista David Cantero, su antigua socia en Slow Love, Mayra del Pilar o incluso La Vecina Rubia.
La emotiva reflexión de Sara Carbonero en el hospital
"Me produce una extraña alegría que en la habitación 678, justo en este momento, alguien lee exactamente el mismo libro que yo, probablemente en el mismo sofá de polipiel, con la misma incertidumbre.
En los pasillos y en la cafetería me cruzo con muchísimas personas que siempre dejan paso en el ascensor y saludan sonrientes, como lo hago yo.
Son los “códigos” de este lugar, donde todos sabemos la necesidad de cariño y afecto en estos días interminables. Entre estas paredes se valora mucho más cualquier gesto, cualquier detalle, cualquier soplo de aire fresco. Cualquier buena noticia.
En la sala de al lado, han puesto unos juegos y unos libros para que la gente pueda matar el tiempo ahí. Ayer por la tarde me acerqué un rato y vi a un señor que no podía caminar, ni hablar, jugando al dominó con su nieto. Creo que este último se dejó ganar porque bromeaban sobre el asunto.
También un aparato de música que funciona con CDs. Todos son de música clásica, elijo uno de Haydn porque me recuerda a los viajes en coche de pequeña. Y acabo pinchando para toda la planta. Los ramos de flores inundan las habitaciones y traen la primavera a cada rincón gris. A través de la ventana observo que la gente en la calle está de manga corta y yo duermo con dos mantas. Lo de dormir, es un decir.
En la tienda de abajo he comprado unos crucigramas pero me puede el Candy Crush. De madrugada voy a la máquina dispensadora caminando descalza por el suelo de granito y encuentro las galletas que me gustan. Nunca me supieron tan bien.
En la puerta de una de las habitaciones cuelga un cartel que reza: “Bienvenido a mi mundo, no es muy grande pero al menos gira”. Y ya, con la noche bien entrada, abro a la vez el sofá cama y el libro que me tiene absorta y leo uno de los proverbios, que dice: “Allá va la lengua donde duele la muela”. De primeras reconozco que no lo pillo porque me estoy quedando dormida, pero rápido capto el mensaje.
Cierro los ojos pensando en que estoy cerca del mar con una Super Bock. Por último, abro IG, llego a una ilustración de Mafalda y la leo en voz alta: “¿Pensaron alguna vez que si no fuera por todos nadie sería nada?”.