¿Quién no sueña con sentirse abrumada por una sensación tan embriagadora y beneficiosa? Pero la alegría no siempre nos llega con facilidad. "Desde la infancia, nuestra alegría ha sido enterrada por el condicionamiento para satisfacer falsos deseos", señala Bruno Giuliani, filósofo y autor del libro La felicidad con Spinoza: la ética reformulada para nuestro tiempo. "Desprenderse de ellos requiere una cierta dosis de valor". Bruno Giuliani es un experto en la materia y desde su perspectiva, explica este sentimiento, que está enterrado bajo las obligaciones, esperando brotar para oxigenar nuestra vida.
Para entender la alegría, hay que entender que es una emoción, por ello, con una buena gestión emocional se puede acceder a ella. Fernando Pena, Presidente de la Asociación Española de Psicología Sanitaria AEPSIS, dice lo siguiente: "Los estudios de Psicología me han facilitado ciertas estrategias que también autoaplico en mi vida para potenciar mi actitud positiva. Al final, la alegría depende, en un cierto porcentaje, de lo que te sucede y, en un mayor porcentaje, de cómo te lo tomas".
A continuación, te traemos las declaraciones de expertos en la materia y profesionales de la psicología que nos cuentan cómo dejar que se exprese la alegría y cómo hacerle un hueco en nuestras vidas a este sentimiento tan necesario.
¿Qué es la alegría?

Empecemos por definirla, porque su proximidad al placer y a la felicidad contribuye a hacerla esquiva. Para los psiquiatras François Lelord y Christophe André, es "una experiencia mental y física intensa, en reacción a un acontecimiento y de duración limitada". En El poder de la alegría, el filósofo y científico social Frédéric Lenoir la ve como "la manifestación de nuestro poder vital", en referencia a Baruch Spinoza, el pensador de la alegría por excelencia. En su esfuerzo natural por perfeccionarse, el organismo "encuentra otros cuerpos a los que afecta o que le afectan".
Es importante remarcar que la alegría y la felicidad son sentimientos diferentes, aunque están relacionados, pero ¿cómo distinguimos la alegría de la felicidad? "La felicidad es un estado de satisfacción completa y duradera que es bastante raro", dice Bruno Giuliani. Aunque todo el mundo puede experimentar la alegría, es una emoción que surge en cuanto se satisface un deseo intenso.
La alegría nos sacude, se diferencia de la felicidad y en sí misma, los expertos también identifican diferentes tipos de alegría. Spinoza distingue entre las alegrías pasivas, que dependen sobre todo de los acontecimientos externos, y las alegrías activas, que dependen de nuestro ser interior. Bruno Giuliani dice: "El problema es que todos tienen el mismo sabor. Pero solo en las alegrías activas se está en total armonía con uno mismo, porque entonces se realiza la propia esencia. Este es todo el problema. El problema del placer es el de las alegrías pasivas. Efímero, ligado a un estímulo que debe renovarse constantemente, proporciona una satisfacción inmediata, pero a la larga puede traer más trastornos que beneficios".
Es muy importante acceder a la alegría activa. Si no se puede controlar, es posible fomentarla mediante ciertas actitudes, empezando por la atención, porque nos vincula a nuestros sentidos. Concentrarnos en lo que vemos, olemos u oímos nos devuelve al momento presente. El camino es entonces libre para dejarse ganar por la belleza de lo que nos rodea y de lo que estamos viviendo. En su libro, Frédéric Lenoir también nos anima a favorecer "la presencia, la meditación, la confianza y la apertura del corazón, la benevolencia, la gratuidad, la gratitud, la perseverancia en el esfuerzo, el dejarse llevar, el disfrute del cuerpo" para ponernos en estado de receptividad a la alegría.

Para llevar a cabo este tipo de alegría activa, Clotilde Dusoulier nos invita a preguntarnos: "¿En qué momento de mi día puedo conectar intencionadamente con la alegría? Puede ser prestando atención a una bella perspectiva de camino al trabajo, por ejemplo. En ese momento, decirme a mí misma: yo soy yo, estoy aquí, viva y sintiendo gratitud". La alegría se expresa en la acción. Esta es la convicción de Pauline Blanchard, fundadora de la revista ecológica Grain. Eligió la alegría como tema para su número de verano porque quería recordar que el compromiso no solo funciona con la ira. "La alegría es un fuerte combustible emocional", afirma con entusiasmo. "No olvidemos que la palabra "emoción" viene del latín "movere", que significa "poner en movimiento". Nuestras emociones están ahí para hacernos actuar.
El ejercicio de practicar la alegría activa da lugar a una alegría duradera. Para Bruno Giuliani, vivir una alegría duradera depende de una condición, pero no la menor: "Cumplir tus deseos más profundos y no tus deseos accidentales, que nacen de las exigencias externas de consumir, entretener o poseer. Para identificar los deseos esenciales de uno es necesario hacerse la pregunta ¿qué me gusta realmente? y atreverse a tomar el camino correspondiente. El proceso no es nada fácil, pero cuando empezamos a actuar en la dirección de nuestros sueños, emitimos vibraciones positivas que atraen las oportunidades hacia nosotros. Si la resistencia es demasiado fuerte, el acceso a la alegría es demasiado difícil, esto puede ser una señal de que se necesita ayuda terapéutica".
La alegría es contagiosa

Dejarse guiar por la alegría es conectar con uno mismo, pero también con el mundo. Con la naturaleza, por supuesto."¿Cómo no sentir alegría ante una puesta de sol?", sonríe Pauline Blanchard. Pero no solo esto. "La gente va a los estadios de fútbol por esta razón", dice Florence Servan Schreiber, periodista y escritora. "Más allá de la belleza del juego, está el ruido de la gente reunida, la comunión en torno al balón. Por un momento de gracia, nos hacemos uno con la multitud, en un movimiento de alegría colectiva que nos trasciende. Porque esta es seguramente su mayor fuerza: la alegría es contagiosa. Cuando se apodera de nosotros, solo queremos compartirlo".
La alegría puede llegar de muchas maneras, en grupo, como en el ejemplo anterior, o en solitario, como nos indica Fernando Pena de AEPSIS, "Hay situaciones en las que la felicidad proviene precisamente de lo contrario: de la soledad, del aislamiento y de dedicar tiempo a uno mismo".