En la historia del cine español, pocos vínculos son tan emblemáticos como el de Pedro Almodóvar y Carmen Maura. Estos dos titanes del cine español dejaron una huella imborrable con su colaboración en numerosas películas durante la década de los 80, convirtiéndose en una de las parejas más célebres de la cinematografía española.
Desde su primer encuentro en Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón hasta éxitos de taquilla como Mujeres al borde de un ataque de nervios, la química entre Almodóvar y Maura trascendió la pantalla y se convirtió en sinónimo de excelencia cinematográfica.
Sin embargo, como suele suceder en las relaciones creativas, su colaboración no estuvo exenta de altibajos. Las tensiones entre ambos durante el rodaje de Mujeres al borde de un ataque de nervios marcaron un punto de inflexión en su relación profesional.
Pero fue en la 4ª edición de los premios Goya, en marzo de 1990, donde tuvo lugar uno de los momentos más memorables de su historia conjunta. Carmen Maura, elegida para presentar la gala junto a Andrés Pajares, se vio sorprendida por la presencia inesperada de Pedro Almodóvar en el escenario.
Almodóvar, acompañado por Loles León para presentar una categoría, aprovechó la ocasión para dirigirse a Maura en un gesto público de reconciliación. Recordó su encuentro en los Premios Óscar del año anterior y, con un gesto simbólico, le obsequió un trozo del muro de Berlín, recién derruido, como señal de que cualquier obstáculo entre ellos podría superarse.
Almodóvar lo hizo, según sus propias palabras, «como sugerencia de que si un muro tan espantoso, irracional y tan sólido como aquel ha caído, ese muro que nos separa a ti y a mí también puede caer de un momento a otro». Al entregarle el regalo se fundieron en un corto abrazo, con Maura visiblemente nerviosa.
A pesar de esos años de distanciamiento, ambos volvieron a trabajar juntos prácticamente dos décadas después. Fue en Volver (2006), una de las grandes obras de Almodóvar, donde la pareja se reconcilió a ojos de todos.
Esto acabó por demostrar que, aunque los altibajos son inevitables en cualquier relación, la historia entre Pedro Almodóvar y Carmen Maura es un recordatorio de que el talento y la admiración mutua pueden superar cualquier obstáculo, tanto en la pantalla como fuera de ella.
