Charlene de Mónaco destacó por su elegancia en la recepción en el Palacio de Buckingham previa a la coronación del Rey Carlos III. El mono azul con detalles bordados que llevó es toda una declaración de intenciones. Muy precisa y totalmente suya.
Esta aparición es un regreso a lo grande de Charlene de Mónaco, que no aparecía en la escena internacional desde los circuitos de tenis y F1 de Mónaco.

La princesa llegó a Londres cargada de confianza en sí misma después de demasiado tiempo a merced de las dificultades. Volvió a brillar en el panorama con sus sandalias plateadas de Manolo Blahnik, el movimiento fluido del mono que revela un traje pantalón y un top con una media capa bordada en la parte delantera. Un riesgo para muchos, pero no para la Princesa de Mónaco.

El hombro desnudo de Charlene de Mónaco, es una atípica elección de estilo para una recepción en la Corte, la cual, combinó con un perfecto pantalón sastre coronado por la suavidad del top azul bordado con brillantes cristales.
La royal posó ante las cámaras con la serenidad de una sonrisa y una mirada directa que subrayaba la absoluta complicidad con su marido el Príncipe Alberto.
Vimos a una Charlene de Mónaco tan en forma como siempre, iluminada por el azul claro del traje y por la ligereza de unos pendientes . La madurez de su estilo, radica en la seguridad que emana a cada paso, en el cálculo estratégico del efecto de choque de su elección de alta costura, que la sitúa lejos de las zonas de confort de la vicemaestra de la casa Kate Middleton, y del atrevimiento de invitadas como Rania de Jordania. Es única, y una fuente de frescura absoluta.
Este artículo se publicó originalmente en Marie Claire Italia. Traducción y adaptación: Lucía Cárceles.