El hábito de las personas resilientes contra el estrés, de acuerdo con una experta de la Universidad de Stanford

¿Qué relación esconde la gestión del estrés y la capacidad de generar conexiones con nuestro entorno? La psicóloga Kelly McGonigal pone luz en la oscuridad.  
Desayuno con diamantes

El estrés es una de las principales epidemias de nuestros días. Según un artículo publicado en El País, "el 36% de la población activa declara sentirse agobiada diariamente en el trabajo. Una cifra que mengua ocho puntos con respecto al año pasado, pero que deja a España en el puesto 22 de los países con más estrés laboral de Europa, aunque por debajo de la media del continente (39%)". Dentro y fuera de nuestro trabajo, el estrés es uno de los principales motivos que conduce a las personas a visitar la consulta de un experto en salud mental. 

Como casi todo en la vida, la clave del éxito ante el estrés depende de cómo enfoquemos el problema. Por supuesto, los milagros no existen, pero ser resilientes no puede ayudar a mantener una "buena relación" con las situaciones que generan estrés. 

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Según la psicóloga Patricia Nafria, "la resiliencia se define como la capacidad de afrontar bien la adversidad, por ello cuando hablamos de personas resilientes, estaremos refiriéndonos a personas que son capaces de recuperarse de los momentos difíciles y de la adversidad, y seguir adelante con sus vidas a pesar del problema". Además, la experta subraya que "las personas resilientes suelen ser muy buenas para poner las cosas en perspectiva, entienden que la vida no siempre es justa, pero también saben cómo afrontar la adversidad y seguir adelante". 

Por ende, ser resiliente y experimentar una vida feliz van de la mano. Kelly McGonigal, psicóloga y conferencista en la universidad de Stanford, y experta en aplicar principios de psicología, neurociencia y medicina a estrategias prácticas para la felicidad, la salud y el éxito personal, destaca que la clave en momentos complicados es cambiar "transformar el estrés en coraje y conexión". 

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Aunque pueda parecer un concepto difícil de entender, la psicología lo explica de forma fácil y concreta. McGonigal relata que "en tiempos de estrés, se ha demostrado que tanto hombres como mujeres se vuelven más confiados, generosos y dispuestos a arriesgar su propio bienestar para proteger a los demás". En resumen, cuando hay un posible "agresor", "necesitamos valentía, junto con confianza en que nuestras acciones pueden marcar la diferencia". 

La conferencista detalla que "la respuesta de cuidar y hacerse amigo es un estado biológico diseñado para reducir el miedo y aumentar la esperanza" y las personas resilientes siguen estas bases. En numerosas ocasiones, la reacción de ciertas personas es huir de la situación, pero lo esencial es mantenerse firme y emplear esa compleja situación para conectar con las personas que nos rodean. "Ya sea que esté abrumado por su propio estrés o por el sufrimiento de los demás, la manera de encontrar esperanza es conectarse, no escapar", añade McGonigal.

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La capacidad de gestionar el estrés a través de la conexión, "puede ayudarte a mantener tu motivación y optimismo", tal y como haría una persona con alta resiliencia. Como todos los hábitos, debemos aplicarnos en nuestra vida de forma paulatina.  

La psicóloga cierra su artículo con una interesante reflexión. "La teoría de cuidar y entablar amistad no dice que el estrés siempre conduzca a la preocupación; de hecho, el estrés puede hacernos enojar y ponernos a la defensiva", resalta. "La teoría simplemente dice que el estrés puede hacer que las personas sean más solidarias, y a menudo lo hace. Y cuando nos preocupamos por los demás, cambia nuestra bioquímica, activando sistemas del cerebro que producen sentimientos de esperanza y coraje". Así que enfrentarse al estrés desde la resiliencia puede conducirnos sobrellevar las adversidades sin sufrir tanto en el camino.

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  • Dolors Marco Jiménez
  • María López-Ibor Alcocer