Ya no escondemos el interés por nuestra salud íntima y sexual, nos interesamos, investigamos y nos cuidamos. Sin embargo, a pesar de esta evolución, aún son muchas las mujeres que siguen tratando la higiene vaginal como la de cualquier otra zona del cuerpo. Hoy descubrimos, junto a la ginecóloga Belén Gómez, cómo cuidar las partes que ya no parecen ser tan íntimas.
Estrés e infecciones
Belén Gómez, ginecóloga en el Hospital Infanta Leonor y colaboradora de Chilly, el 30 % de las mujeres sufre al menos un episodio de cistitis a lo largo de su vida y el 20 % la vuelve a padecer a los dos meses. El estrés es responsable de muchas de nuestras respuestas físicas: las recaídas son más habituales si tienes un sistema inmunológico pobre.
Ácido láctico
Es una molécula que realiza una función clave sobre nuestro pH vaginal: lo mantiene en torno a 3.5-5. "Ayuda a crear un ambiente hostil para el desarrollo de posibles hongos y bacterias, evitando así el riesgo de contraer infecciones y/o sufrir sequedad, irritación y picor", añade la ginecóloga y advierte que no debemos usar geles de ducha normales porque pueden agredir el ecosistema vaginal.

¿Flujo anormal?
"Para identificarlo, debemos prestar atención a estas cuatro características: consistencia (flujo mucho más aguado o espeso y más texturizado) color (secreción gris, verde, amarilla o marrón), volumen (aumento significativo e inesperado) y olor (metálico, a pescado o simplemente diferente)", destaca la experta.
Productos específicos
"Se recomienda el lavado de la zona íntima una vez al día. Aunque hay casos donde es necesaria una higiene íntima más frecuente: tras el deporte, las relaciones sexuales y en situaciones especiales como la menstruación. El uso de geles específicos ayuda a mantener la salud vaginal y los niveles ideales del pH", explica la experta.
No a las prendas inadecuadas
"El uso de sustancias químicas o tejidos que irritan o provocan reacciones alérgicas locales (productos de higiene, látex, determinada ropa interior...) y los traumatismos causados por rozaduras por el uso de prendas ajustadas pueden causar un desequilibrio en el pH vaginal", señala la doctora Gómez.