El taller de salud organizado por Marie Claire junto a Ruber Internacional reunió a una treintena de mujeres dispuestas a mirar esta etapa sin miedo.
La doctora Elena Meliá, responsable de la Unidad de la Mujer en Ruber Internacional - Paseo de la Habana (Madrid), guio el encuentro desde una perspectiva médica y emocional, reivindicando el derecho a vivir la menopausia con conocimiento, bienestar y autonomía.
Menopausia: qué es y cuándo aparece
La doctora Elena Meliá comenzó desmontando uno de los grandes mitos: la menopausia no llega de golpe, sino que se inicia en la perimenopausia, una fase de transición que suele comenzar unos cuatro años antes de la última regla.
Todo se explica por la disminución progresiva de la reserva ovárica, es decir, de los folículos que producen estrógenos. Cuando estos descienden, aparecen los primeros síntomas, que suelen manifestarse durante los años previos a la última regla.
En este punto, la doctora recordó que la edad media de la menopausia en España es de 51,4 años, aunque se considera temprana si ocurre entre los 40 y 45, y precoz cuando llega antes de los 40.
Síntomas que desconciertan
Uno de los momentos más reveladores llegó cuando la ginecóloga preguntó cuántas asistentes habían oído hablar de los sofocos… y cuántas sabían que, en realidad, hasta un 80% de las mujeres los experimentará, y que en un 25% pueden llegar a ser incapacitantes.
Estos episodios pueden desencadenarse por factores tan cotidianos como el calor, el alcohol, el estrés o una comida copiosa.
Pero no llegan solos. A ellos se suman alteraciones del sueño, ansiedad, la conocida “niebla mental”, dolor articular y el síndrome genitourinario, que puede provocar sequedad, irritación y dolor durante las relaciones sexuales, afectando hasta a 9 de cada 10 mujeres en algún grado.
Ante este panorama, la especialista fue clara: “Muchas pacientes llegan convencidas de que ‘hay que aguantar’. No: hay opciones y deben individualizarse.”

Terapias hormonales
Lejos de los prejuicios del pasado, la doctora explicó que la terapia hormonal tiene hoy un lugar claro y seguro cuando se indica correctamente. Está recomendada en mujeres menores de 60 años, dentro de los diez primeros años tras la menopausia, que presentan síntomas moderados o severos que afectan a su calidad de vida y no presentan contraindicaciones médicas.
Actualmente se emplean estrógenos bioidénticos que pueden administrarse por vía oral o transdérmica (en forma de parches, gel o spray). El tratamiento se inicia siempre con dosis bajas y se ajusta según la respuesta, pudiendo reducir los sofocos hasta en un 80%. Su duración no es fija, sino que se adapta a cada caso bajo seguimiento médico.
Para contextualizar el temor que aún existe en torno a estas terapias, la doctora recordó el impacto de un estudio estadounidense que, hace años, generó alarma al asociar un mayor riesgo a la terapia hormonal.
Sin embargo, aquel ensayo se realizó en mujeres con una edad media de 63 años, algunas de ellas con más de diez años desde la menopausia y con hormonas que no eran bioidénticas.
A día de hoy, en mujeres adecuadamente seleccionadas, el balance entre riesgos y beneficios es claramente favorable.
Otras vías posibles
Existen tratamientos no hormonales que también han demostrado eficacia. Algunos antidepresivos en dosis muy bajas pueden reducir los sofocos entre un 50 y un 65%. Además, fármacos de nueva generación logran mejoras del 60–70% en pocas semanas.
Sobre los tratamientos naturales, la doctora fue clara: ciertos fitoestrógenos (soja, trébol rojo), plantas como la salvia o el lúpulo, pueden ayudar en casos leves, pero su evidencia es limitada y no deben usarse sin asesoramiento profesional. Y, si hay déficit, la vitamina D y el calcio sí están indicados.

Salud íntima
El síndrome genitourinario fue uno de los temas que más preguntas generó. Sequedad, picor, molestias en el día a día o dolor durante las relaciones pueden afectar al bienestar emocional y la autoestima.
Aquí, la terapia hormonal local, en forma de óvulos, crema o anillo vaginal, fueron señalados como el tratamiento más eficaz y seguro a largo plazo, con efectos visibles en pocas semanas y mínima absorción sistémica.
En fases iniciales, también pueden utilizarse hidratantes vaginales con ácido hialurónico, lubricantes específicos, probióticos y fisioterapia de suelo pélvico.

La importancia del estilo de vida
Más allá de los tratamientos, la doctora recordó que el bienestar en la menopausia también se construye desde los hábitos. El ejercicio regular, que combine fuerza y trabajo cardiovascular, un sueño de calidad, la gestión del estrés, las revisiones ginecológicas periódicas y una alimentación equilibrada se convierten en pilares fundamentales.
Pero, por encima de todo, subrayó la importancia del autocuidado emocional y de aprender a priorizarse: “Que sean un poco egoístas. Es un buen momento para ponerse a una misma en la lista de prioridades”, animó.
Las asistentes no solo se llevaron información médica, sino también la certeza de que no están solas y de que sus síntomas merecen atención.
Entendieron que no existe un único camino válido, sino tratamientos que deben adaptarse a cada mujer, y que hablar abiertamente de la menopausia es el primer paso para vivirla con libertad y bienestar.
La sesión concluyó con un mensaje claro: “Si te encuentras mal, no esperes a la revisión anual. Llámanos y ajustamos. Hay camino”. Una frase que resumió el espíritu del encuentro: la menopausia es un viaje que no tiene por qué transitarse en silencio ni en soledad.