En el último episodio de The Louis Theroux Podcast, publicado en plena resaca de los Premios Oscar, Sharon Stone ha hecho esta contundente declaración: fue obligada a mantener relaciones sexuales con Billy Baldwin por el productor Robert Evans.
Los hechos ocurrieron en el rodaje de Sliver, película dirigida por Phillip Noyce en 1993. Mantener relaciones íntimas para "mejorar la química" entre actores era el recurso que el productor de cine Robert Evans utilizaba para mejorar el resultado final de la película.

Stone ha asegurado que fue obligada a acostarse con su compañero de reparto, Billy Baldwin (61), en el rodaje de la película. Este episodio ya lo hizo público en sus memorias hace tres años, titulada The Beauty of Living Twice. Sin embargo, ha sido ahora cuando ha puesto nombre al actor con el que fue obligada a mantener relaciones íntimas, Billy Baldwin.

Stone recordó en el podcast la conversación que mantuvo con el productor, ahora ya fallecido: "Va corriendo por su despacho con gafas de sol explicándome que se acostó con Ava Gardner y que yo debería acostarme con Billy Baldwin, porque si me acostaba con Billy Baldwin, su interpretación mejoraría".
Según la actriz el productor le aseguró que "necesitábamos que Billy mejorara en la película porque ese era el problema. Si pudiera acostarme con Billy, tendríamos química en la pantalla, y eso salvaría la película".

Según Evans, "el verdadero problema en la película" era Stone, porque "era tan estirada y tan poco parecida a una actriz de verdad que sólo podía follar con él y encarrilar las cosas".
Silver era la siguiente película que rodó Sharon Stone después de Instinto Básico y relató sin pelos en la lengua lo diferente que le resultó la experiencia: "No tenía que follarme a Michael Douglas. Michael podía venir a trabajar y saber cómo dar esos golpes, y hacer esa línea, y ensayar y presentarse. Ahora, de repente, estoy en el negocio de 'tengo que follarme a la gente'", asegura.

Este no es el primer episodio de abuso que denuncia la actriz, el año pasado en el pódcast Let's Talk Off Camera de Kelly Ripa denunció que fue acosada por un antiguo ejecutivo de Sony que se sacó el pene cuando ella acudió a su despacho para una reunión en los años 80.
La atractiva actriz admitió que a lo largo de su carrera como actriz ha tenido que lidiar con los abusos de hombres en el poder, incluido el "cerdo" Harvey Weinstein, según palabras de la actriz, "le encantaba lanzarme al otro lado de la habitación cuando no hacía lo que quería".
Billy Baldwin contesta amenazante a través de X

Tras las declaraciones de Stone, Baldwin ha respondido de manera contundente en X: "¿No estoy seguro de por qué Sharon Stone sigue hablando de mí todos estos años después? ¿Sigue enamorada de mí o todavía está dolida después de todos estos años porque rechacé sus insinuaciones?".
El actor también hace referencia en su post a una conversación que la actriz habría tenido con la modelo Janice Dickinson, un día después del cásting, donde según Baldwin, Stone le habría asegurado a la modelo que iba a conseguir que él se enamorara de ella.
"¿Me pregunto si debería escribir un libro y contar las muchas, muchas historias inquietantes, pervertidas y poco profesionales sobre Sharon? Eso podría ser divertido", concluye Baldwin, amenazando a la estrella de Instinto básico con sacar a la luz sus más oscuros secretos.
¿Cuántas veces más tendrán que hablar?
Lo que más resuena del testimonio de Sharon Stone no es solo la crudeza de la situación que describe, sino la normalización de ese tipo de prácticas dentro de la industria. La idea de que una actriz deba mantener relaciones sexuales para mejorar la interpretación de su compañero no es solo retrógrada, es profundamente violenta. Y lo más escalofriante: durante años, fue vista como algo aceptable.
El hecho de que Stone ya lo relatara en sus memorias, y aún hoy siga recibiendo respuestas amenazantes como la de Baldwin, pone sobre la mesa una realidad incómoda: la revictimización sigue estando muy presente cuando una mujer decide alzar la voz. Las amenazas veladas, el sarcasmo y la deslegitimación pública siguen siendo herramientas clásicas del machismo en el poder.
Este caso no solo nos recuerda lo difícil que es denunciar en Hollywood, sino también lo importante que es hacerlo. Porque cada testimonio amplifica el eco de todas las que aún no pueden hablar.