La caspa es incómoda y da mucha vergüenza cuando es visible sobre los hombros. Y lo peor es que se trata de un hueso duro de roer. Cada 2-4 semanas, la epidermis del cuero cabelludo se renueva. Al igual que sucede con la piel del resto del cuerpo.
“Este proceso natural supone que las células muertas se desprenden, normalmente en forma de escamas tan pequeñas que no se ven. Sin embargo, en ocasiones, esa renovación se acelera más de la cuenta y las células muertas se acumulan de modo descontrolado en el cuero cabelludo. Así aparece la caspa”, explica el equipo del Instituto del Pelo Vila-Rovira.
Esas células muertas, al acumularse en mayor cantidad, son visibles para la persona afectada y por terceros. Por tanto, la caspa son pequeños restos de piel seca que se ven sobre la cabeza, entre los pelos, sobre la ropa (más si es oscura), las almohadas. Es incómoda porque, en ocasiones, se acompaña de rojeces y picores.

Causas de la aparición de caspa
Hay varias causas que originan este problema. La más frecuente es la dermatitis seborreica, explica Amira Chehade, médico especialista en salud capilar en Insparya Hair Medical Clinic, pero también cambios estacionales u hormonales (pubertad, adolescencia y edad adulta) o el estrés.
Otra de las causas más comunes es la psoriasis, “que puede verse exacerbada también por el estrés, los cambios estacionales u hormonales”. Pero el origen del problema también puede vincularse a hábitos de cuidado capilar erróneos “ya que el uso de un champú no adecuado o la reacción alérgica a tintes u otros productos capilares, pueden ser causantes de esta descamación”, agrega la doctora Chehade.
Uno de los factores desencadenantes que se manejan es el desequilibrio en la flora microbiana del cuero cabelludo. Esto es debido a que en la caspa se ha observado un hongo llamado Pitirosporum.
Se ha descartado su relación con la falta de higiene (en el pasado llegó a asociarse erróneamente), aunque puede agravar su condición en caso de existir.
¿Depende la caspa de la estación del año?
La caspa afecta al 50 por ciento de la población, especialmente en la adolescencia, y alcanza su punto máximo en la década de los treinta a los cuarenta años. Suele avivarse en invierno y mejora en verano.
“La caspa es un proceso muy frecuente, crónico, que cursa en brotes. Por lo tanto, en el caso de aparecer, será un proceso crónico, en brotes y habrá épocas en que el paciente esté mejor, o peor, pero en las que tendrá que utilizar tratamiento”, advierte Sergio Vañó, responsable de la unidad de Tricología y Trasplante Capilar en el Grupo Pedro Jaén.
La caspa se agrava con el frío. Esto se produce porque las bajas temperaturas tienen un efecto vasoconstrictor del cuero cabelludo. El riego sanguíneo no es tan fluido como en circunstancias normales, por lo que se dificulta la llegada de nutrientes al cuero cabelludo.

El pelo, menos nutrido, aparecerá más seco, sin brillo, y así se explica la aparición de caspa y en ocasiones, picor. Por tanto, es crucial prevenir (y tratar) la caspa para que no empeore su estado en invierno.
¿Qué tipos de caspa existen?
La caspa puede ser de dos tipos: la pitiriasis seca es la más frecuente. La caspa aparece en escamas o copos blancos, pequeños y finos. Se desprenden con facilidad, solos o al tocarlos, porque no están pegados al cuero cabelludo.
Eso hace que sean muy visibles, no ya en la cabeza, sino sobre la ropa. “En estos casos no suele haber picor ni inflamación en el cuero cabelludo. El cabello en el que aparece este tipo de caspa suele ser seco, sin brillo, apagado y áspero al tacto”, precisan desde el equipo del doctor Vila-Rovira.
Pero también existe la caspa grasa (pitiriasis esteatoide). En este caso, las escamas aparecen grandes, agrupadas. Son espesas, gruesas y con aspecto oleoso, amarillentas y pegajosas, porque están mezcladas con sebo.
Están pegadas al cuero cabelludo y a la raíz del cabello, frecuentemente en forma de placas, sobre todo en la zona frontal y en la nuca. Pero pueden afectar a todo el cuero cabelludo, que aparece enrojecido en los casos más graves, que se asocian a dermatitis seborreica.
Por este motivo, los dos tipos de afecciones no se tratan del mismo modo. “La caspa seca se caracteriza solo por la presencia de dermatitis mientras que la grasa se asocia también a un exceso de seborrea en el cuero cabelludo”, manifiesta el doctor.
El doctor añade que, aunque utilicemos un champú anticaspa, en el caso de la caspa grasa debemos utilizar también un tratamiento para mejorar la seborrea, que puede ser desde champús específicos hasta Isotretinoina vía oral o algún antiandrógeno.
Rutina capilar anticaspa
Lamentablemente, la caspa es una afección crónica del cuero cabelludo, y como tal, puede aparecer en brotes a lo largo del tiempo. Además, si no se trata, existe el riesgo de que se convierta en un problema indefinido. Sin embargo, con un tratamiento adecuado, un cuadro agudo podría resolverse en quince días o incluso menos, según la experta de Insparya.
Para la caspa seca puede ser suficiente la incorporación de un champú anticaspa suave con pH fisiológico, que evitará que se produzca más descamación.

Para casos de caspa grasa, pueden estar recomendados productos con efecto queratolítico (exfoliante), en forma de lociones o champús que consiguen despegar las placas acumuladas en el cuero cabelludo.
Pero hay fórmulas anticaspa con propiedades antifúngicas, antibacterianas y formuladas con una serie de sustancias específicas, que deben estar indicadas, en concreto, para el paciente en cuestión. Parte del tratamiento para caspa seca o grasa es común, explica Sara Palacios, farmacéutica y miembro del equipo de formación de Ducray, A-Derma y Avène.
“En ambos casos se necesita una acción antifúngica y queratolítica (exfoliante). Sin embargo, en la caspa grasa es interesante controlar el exceso de grasa añadiendo un activo seborregulador, por ejemplo, el sabal serrulata, y activos calmantes ya que la caspa grasa va asociada a más picor”, detalla la farmacéutica.
Los champús anticaspa principalmente contienen esos activos con acción antifúngica (piroctona olamina, Ciclopiroxolamina) “ya que el origen de la caspa está en la proliferación de un hongo que forma parte del microbioma de nuestro cuero cabelludo”, recuerda Palacios.

Además, también incorporan activos que regulan la microbiota y la flora del cuero cabelludo, que son uno de los factores principales de la aparición de la caspa. Igualmente contienen componentes antiinflamatorios y otros exfoliantes, como el glicolato de guanidina, con acción queratolítica para ayudar a dispersar y eliminar las escamas.
Una vez elegida la fórmula, es muy importante seguir de manera rigurosa las instrucciones de uso del prospecto y las explicaciones del farmacéutico. “El champú anticaspa se debe usar dos o tres veces a la semana, aunque en casos de gravedad puede ser necesaria más frecuencia. “Dependerá de la intensidad de la caspa del paciente, pero sí puede utilizarse en cada lavado”, advierte el doctor Vañó.
¿Y si los tratamientos y consejos contra la caspa no funcionan?
Más allá de la cuestión estética, la caspa en sí misma es un problema dermatológico que no reviste gravedad. El problema es que, en ocasiones, puede ser síntoma de una patología subyacente como la dermatitis seborreica o la psoriasis. Y en esos casos sí se necesita la intervención de un especialista.
“Puede haber varios factores por los cuales un champú anticaspa no funcione: desde que no se esté usando de forma correcta, hasta que la fórmula del champú no sea suficientemente completa en cuanto a activos y concentraciones”, apunta Sara Palacios, farmacéutica y formación Ducray, A-Derma y Avène.
“También en ocasiones, ciertos activos antifúngicos pueden generar resistencias al hongo Malassezia y dejar de ser efectivos. Por otro lado, hay que ser consciente de que la caspa es una afección crónica y que, aunque podemos controlarla siempre puede volver a cursar con épocas de brote”, añade la farmacéutica.
En ocasiones, pueden ayudar opciones de tratamiento como el Plasma Rico en Plaquetas (PRP). Se trata de un protocolo médico en el que el especialista extrae una pequeña muestra de sangre del paciente.
Esa muestra se trata en el laboratorio, centrifugándola, para obtener el plasma rico en plaquetas, que después se inyecta en el cuero cabelludo del paciente mediante microinyecciones. El riesgo de rechazo es nulo porque se trata de sangre propia.

El PRP potencia la formación de colágeno, ácido hialurónico y elastina, así como la vascularización del folículo piloso. En general, mejora la calidad del cabello. ¿Dónde? En el Instituto del Pelo Vila-Rovira, en Barcelona.
Otros cuidados para combatir la caspa
Además del champú, también puede ser interesante usar un exfoliante una o dos veces por semana para eliminar células muertas e impurezas.
“De esta manera conseguimos que el champú de tratamiento penetre mejor y sea más efectivo. En un caso de un cuero cabelludo seco, con una vez a la semana sería suficiente. En el cuero cabelludo graso se podría usar dos veces a la semana”, dice la farmacéutica Sara Palacios.
Las exfoliaciones periódicas están especialmente indicadas en los casos de aparición de dermatitis intensa, gruesa, “y se pueden realizar una vez a la semana hasta apreciar mejoría. En casos más extremos, incluso se pueden realizar varios días seguidos”, precisa el doctor Vañó.
Como pauta general, al lavar una cabeza afectada de caspa es importante realizar un masaje suave. Esto ayudará a desprender las descamaciones. No hay que frotar demasiado, sino hacerlo de modo delicado, con las yemas de los dedos.

El agua de la ducha debe estar templada y nunca demasiado caliente. Así se evitan irritaciones añadidas en el cuero cabelludo, lo que acabaría produciendo aún más caspa a la larga. Por el mismo motivo, el secador debe usarse, pero nunca con aire caliente, sino templado.