Desde que tengo uso de razón he lidiado con los estragos de tener una piel grasa. Durante la adolescencia, luché contra un intenso acné del que me costó muchísimo librarme. Ahora, cerca de los 30 años, puedo afirmas (sin gritar en exceso) que he dicho adiós a los granos, pero los brillos siguen ahí.
Gracias a una rutina facial constante y óptima (aprovecho para recordar que en materia de protectores faciales solares, mi favorito es el Sun Gel Crema Oil Control Dry Touch FPS 50+ de Eucerin, no falta absolutamente nunca en mi neceser), mi piel está en bastante buen estado y no suelo tener muchos problemas para verme bien. Eso sí, cuando suben las temperaturas se desata la locura. Más aún cuando me expongo al sol de forma directa (algo que evito, pero que ocurre de vez en cuando).
Es automático: cuando se disparan las temperaturas al alza aparecen los brillos en mi rostro. Emplear una crema hidratante con efecto mate y un protector social de tacto seco logran que mi piel esté radiante durante un par de horas, pero si no refuerzo con un componente extra, mi maquillaje está fuera de juego en un abrir y cerrar de ojos. Por suerte, hace un par de años apareció en mi vida una fórmula que lo ha cambiado todo (y que, encima, es low-cost).
El Skin Trainer CC Blur de Kiko,
el "milagro" contra los brillos
Mi relación con el Skin Trainer CC Blur de Kiko empezó hace un par de veranos de forma casual. Tras el parón inicial de la pandemia, decidí hacer limpieza de armario beauty y muchos productos terminaron en la basura. Con la abertura de las calles comerciales y pocos planes entre manos, mi hobbie consistía en visitar tiendas beauty en caza de algún que otro nuevo amor.
En mi parada en Kiko no dudé en acudir a la sección de ofertas. La marca suele tener siempre un pequeño stand central con descuentos. Entre todos los productos destacados, topé con este "corrector óptico" (así lo llaman ellos), que me recordó a una fórmula mucho más cara.
Al aplicar esta CC Blur en el dorso de mi mano me vino a la mente el mítico 'The POREfessional' de Benefit. Misma textura aterciopelada, mismo resultado. Al ver que podía ser un clon que me interesaba y que estaba bien de precio, no dudé ni in segundo en llevarme a casa el tono fair.
Después de probarlo durante varias jornadas, caí rendida ante el acabado en mi tez que deja este corrector. Cuando aplico este producto, mi piel aguanta sin brillos unas seis horas en días de calor. Además, homogeneiza el tono de mi piel (ya que deja un sutil rastro de color), ayuda a disimular la apariencia de poros, logra aumentar la durabilidad de la base de maquillaje y tapa imperfecciones pequeñas.
En pocas palabras, las fórmulas de Kiko y Benefit resultan prácticamente idénticas en mi piel. De hecho, lo he comprobado al aplicar cada producto en un lado de la cara. Al ojo humano, no hay diferencias evidentes. Respecto a la durabilidad y la capacidad de dibujar una piel aterciopelada, más de lo mismo.
A título personal, limito el uso del "corrector óptico" de Kiko a ocasiones especiales durante el otoño-invierno, puesto que no suelo sudar tanto, pero cuando llega la primavera-verano lo empleo a diario, me maquille encima o no, dado que lo único que busco es acaba con los brillos.
La principal diferencia entre ambos productos reside en el precio. El Skin Trainer CC Blur de Kiko cuesta 19,99 euros por 30 ml, mientras que el 'The POREfessional' de Benefit asciende hasta los 64,99 euros por 44 ml en Sephora. Ambos productos son geniales para pieles grasas, pero si tu presupuesto es ajustado, la versión de Kiko lo tiene todo para conquistarte.
