EI término mid-sized girl se ha hecho palpable especialmente en TikTok (su hashtag acumula 198,7 millones de visualizaciones). Se refiere a chicas cuya talla se encuentra entre la 40 y la 48, lo más habitual teniendo en cuenta que la media en España está entre la 42 y la 44.
La mayoría de usuarios activos en esta red social pertenece a la generación Z que se caracteriza por, entre otros rasgos, ser nativos digitales y la aceptación y comprensión de la diversidad, lo que ha generado el caldo de cultivo perfecto para el auge de esta corriente de representación real dentro del body positive.
La mallorquina Alicia Gutiérrez, un referente de inclusión en el mundo de la moda (ha trabajado para marcas como Skims, la línea de ropa interior de Kim Kardashian, Paloma Wool o Bershka, convirtiéndose en su primera modelo de talla grande), ve esta tendencia de visibilidad como contrapunto al canon 90-60-90, ya que, como afirma, su generación se ha nutrido de un modelo a seguir prácticamente imposible, tanto en tallaje como en altura.
En la misma línea que Alicia Gutiérrez, la psicóloga Inés Bárcenas, experta en terapia humanista nos dice lo siguiente: "Yo fui de esa generación de niñas que crecieron sin redes, entre los 90 y los 2000, expuestas a referentes imposibles como Kate Moss, Gisele Bündchen o Naomi Campbell. Era complicado no tener la sensación de que jamás llegarías a ser lo suficientemente delgada. Veo muy positivo que las adolescentes actuales puedan tener diferentes cuerpos en los que fijarse", señala.
La falta de representación de modelos reales es la mecha que prende con la digitalización, lo que destaca también como raíz de la corriente Marina Llorca, una de las exponentes de body positive más importantes de nuestro país y fundadora de la marca de ropa de baño inclusiva Atria The Brand. Aunque tenemos claro que las redes sociales son un arma de doble filo, es obvio que nos exponen a un tipo de contenido no tan sesgado ni impuesto por lo normativo y establecido a priori por las grandes corporaciones.
La necesidad (o no) de etiquetas
"La diversidad es la magia de que cada individuo se pueda permitir ser diferente sin precedentes", comenta Alicia. Para ella, al igual que para Marina, una de sus referentes es la modelo Ashley Graham. Ella fue una de las primeras en trabajar para las grandes marcas, incluidas las de alta costura, un terreno que para Alicia aún hay que conquistar. Está claro que toda representación es poca y, por eso, a veces es necesario el uso de etiquetas. Como defiende Marina Llorca, “son necesarias cuando hablamos de algo que ha sido oprimido, y/o escondido durante años. Ojalá llegue el día en que no lo sean, pero actualmente queda mucho trabajo de visibilidad y concienciación”.
En esta misma línea se encuentra la percepción de la modelo mallorquina al respecto, que destaca que sería ideal no tener que contar con ellas, pero que la verdad es que no hemos nacido en un mundo idílico en el que hayamos tenido presente todas las realidades. Inés Bárcenas comenta que se trata de una práctica que debería quedar en desuso en este caso, aunque apelativos como curvy o mid-sized promuevan la tan necesaria inclusión, ya que supone que entendemos que esta clasificación infiere una excepción a la norma, cuando es precisamente lo contrario, ya que se trata de una realidad física de millones de mujeres en el mundo.

Las tallas y la moda
En muchos casos las marcas no quieren vestir a clientas que tengan una talla determinada, algo que ha sufrido y denunciado abiertamente la cantante Bebe Rexha. Es por eso también fundamental conocer la diferencia entre talla media y talla grande, porque en muchas ocasiones lo que las grandes compañías de moda entienden como lo segundo en realidad se corresponde con lo primero, lo que provoca desconocimiento sobre nosotras mismas que puede desembocar en consecuencias negativas relacionadas con la salud mental.
Si la talla media de las españolas es la 42-44 no es lógico que esta sea la más grande que encontremos en tienda y que la M se corresponda con una 38. Por supuesto, un punto aparte es la variación de una misma talla de una tienda a otra incluso dentro de una misma cadena.
Dado el hecho de que las marcas de moda más conocidas y accesibles habitualmente no resultan tan inclusivas, aunque cada vez sean más las que aboguen por ello, han surgido otras que han encontrado en ese espacio su nicho de mercado. Marina Llorca con Atria The Brand agotó las existencias de la mayoría de sus artículos en apenas 24 horas tras su lanzamiento. "Nosotras fabricamos todo por igual en todas las tallas. Era un proyecto que tenía muy claro en mi cabeza y llevarlo a la realidad fue una fantasía. El feedback fue increíble", señala.
La importancia de la salud mental
Durante y tras la pandemia los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) han aumentado. Inés comenta que esto "se debe a que verdaderamente se trata de trastornos emocionales, lo alimentario es lo que está en la superficie. Durante esta época muchas personas perdieron el control sobre sus propias vidas, contacto con sus vínculos principales, sus certezas hacia el futuro... Y en este contexto traumático aparecen los trastornos como manera de regular emocionalmente todo lo que la persona está viviendo. Si restrinjo mi ingesta, si cuento calorías o me doy un atracón, estoy controlando algo dentro de lo incontrolable de la situación social que vivo".
Las redes sociales también dan visibilidad a este tipo de enfermedades. Marina Llorca señala que hablar en voz alta de ello es un gran paso. Inés Bárcenas reivindica en este aspecto también la responsabilidad individual, no solo como creadores, sino también como consumidores de contenido. "Debemos exponernos a modelos de referencia que sean saludables y que no nos generen constantemente una sensación de no ser suficiente”, señala y destaca que la mejor dosis de realidad es ir a cualquier playa y contemplar la diversidad de cuerpos que disfrutan por igual del verano.
Punto y seguido

Toda representación positiva que encontremos es válida y necesaria, ya que es una muestra de la realidad. No podemos criminalizar ni poner en el ojo del huracán a las personas de talla más pequeña, tampoco cuando la aumentan, como sucedió con la modelo Barbara Palvin.
Es imprescindible tener presente la posición desde la que se defiende cada movimiento o corriente: no es lo mismo responder a un canon normativo y estar a favor del body positive que ser no normativa y hacerlo, es decir, no puedo ser representante de personas con talla grande si tengo una 38, pero sí una aliada de su causa.
Ahora es el momento de empujar y hacer ruido para que las marcas nos escuchen y se conviertan en el reflejo de lo que verdaderamente existe. Merece la pena confiar en las firmas que casan con nuestra estética y nuestros valores, que es lo que hoy en día termina por marcar la diferencia. Y no debemos olvidar la certeza de que nuestro cuerpo es nuestro templo, como señala la psicóloga Inés Bárcenas, aquel que nos permite hacer todo lo que nos gusta y que nos sostiene cada día.