Preparar la maleta para una escapada de verano es un todo arte. Especialmente si el plan incluye volar con equipaje de mano, donde cada centímetro cuenta. Mi bikini favorito bikinis, una camisa de lino y ese vestido largo para la noche se repiten viaje tras viaje, pero el neceser es otro cantar. No hay espacio para perfumes grandes ni para múltiples opciones: todo debe ser funcional, compacto y muy bien elegido. Como amante de la perfumería, siempre dejo hueco para una sola fragancia versátil que me sirva tanto bajo el sol como a la hora dorada frente al mar.
En mi caso, esa fragancia estrella cambia cada cierto tiempo, pero siempre se queda en el terreno de las brumas corporales. Las de Sol de Janeiro me tienen fascinada desde hace años. Ahora mismo, Cheirosa ’76 es mi obsesión veraniega. Tiene ese equilibrio perfecto entre lo floral, lo amaderado y lo avainillado, sin pasarse de tropical ni de empalagosa. Es suave (y duradera) pero con personalidad. Una de esas brumas de perfume más económicas con las que puedes oler caro sin volverte loca en el intento. Me la imagino igual de perfecta sobre la piel húmeda tras un baño de mar que en una cena de chiringuito, con la piel salada y el pelo ligeramente despeinado.
Esta es la bruma perfumada que llevaré a Cádiz o a la Costa Brava
Cheirosa ’76 es ese tipo de aroma que no entra en la categoría típica del verano, pero que funciona a la perfección. Su salida es jugosa gracias a la grosella y al néctar de pera, con un punto chispeante que te engancha desde el primer segundo. Luego aparecen las flores: jazmín de medianoche y freesia exuberante, envueltos en una suave crema de vainilla que le da cuerpo sin empalagar. De fondo, el pachulí caramelizado y las maderas ambaradas redondean la composición, aportando calidez y una estela sorprendentemente duradera para ser una bruma.

Este equilibrio de notas hace que sea genial para esos días en los que pasas del desayuno en la terraza a un baño en calas escondidas, y luego a unas cañas al atardecer. No hace falta reaplicar a cada hora; dura más de lo que esperarías y no pesa nada en el bolso o en la maleta. Beauty lover, créeme: ni colonia ni perfume, lo que llevaremos todo el verano en el bolso para oler de infarto es una de estas las brumas corporales que comento en este artículo. Y sí, Cheirosa ’76, sin duda, va la primera de la lista.
Además, es apta para avión, pesa muy poco, es de plástico (no hay miedo a que se rompa en mil pedazos) y tiene ese aroma sofisticado que, aunque no es lo que se espera de una bruma veraniega, lo convierte en su gran virtud. No huele a piña colada ni a coco con SPF50: huele a vacaciones elegantes. De hecho, las españolas elegantes adoran los aromas frescos y con olor a limpio, y Cheirosa ’76 se desmarca de esa liga con sofisticación. Al fin y al cabo, es una fragancia que acompaña sin imponerse, pero que deja huella, alzándose como la mejor opción para las fanáticas de los aromas frescos y deliciosos. El precio es de 36 euros en Sephora.
Otras brumas y sprays corporales que adoro para largas jornadas de verano
Avocado Co-Wash de Lush

Cuando quiero algo más jugoso y cálido, recurro al body spray Avocado Co-Wash de Lush. Tiene ese punto adictivo que mezcla bergamota brillante con la profundidad especiada del incienso. Una combinación inesperada que evoluciona en la piel con personalidad. Es un oriental moderno, con un punto de dulzor cremoso que no empalaga y un toque exótico que le da carácter, una joya creada por Emma Dick que no pasa desapercibida. El precio es de 35 euros.
Bruma The Ritual of Hammam de Rituals

Para las mañanas en las que necesito un boost de frescor y energía, mi opción es la bruma The Ritual of Hammam de Rituals. El eucalipto despierta los sentidos y el aceite de argán suaviza la piel mientras la envuelve en una fragancia revitalizante. Las notas de menta y aloe vera aportan limpieza, mientras que el fondo de sándalo le da cuerpo y duración. Es como una ducha fría embotellada: perfecta para después de la playa o antes de salir a pasear. El precio es de 22,95 euros.