El deporte español esta semana ha estado más agitado que nunca y, lamentablemente, no ha sido solamente por la emocionante victoria de la selección española de fútbol femenino el pasado domingo. La causa tiene nombre y apellidos: Luis Rubiales. El presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF de ahora en adelante), lleva toda la semana acaparando titulares por su beso no consentido a Jennifer Hermoso en la celebración del Mundial.
La imagen que captaron las cámaras de RTVE ha dado la vuelta al mundo y ha puesto patas arriba a todo el país. Unos hechos que han llegado al terreno político (Pedro Sánchez, presidente en funciones, los calificó de "inaceptable) y que han ido escalando de tal forma que la propia futbolista ha tenido que recurrir a un sindicato, FUTPRO, para tratar el asunto.
“Es esencial que nuestra selección, actual campeona del mundo, esté siempre representada por figuras que proyecten valores de igualdad y respeto en todos los ámbitos. Es necesario continuar avanzando en la lucha por la igualdad, una lucha que nuestras jugadoras han liderado con determinación, llevándonos a la posición en la que nos encontramos hoy”, afirmaba Jenni Hermoso en el comunicado.
Después de un triste y mal compuesto vídeo de disculpas de Rubiales, donde el discurso principal buscaba quitar culpa sobre él mismo y poner la atención en quienes "malinterpretaron" ese gesto, la RFEF ha tomado una decisión: Rubiales va a dimitir.
Una decisión que llega después no solo de la presión política en nuestro país, sino de que la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación) haya decidido, a través de su Comisión Disciplinaria, abrir un procedimiento disciplinario contra Luis Rubiales.
Este expediente, en el que se podrían tratar los hechos como constitutivos de violaciones de los artículos 13.1 y 13.2 del Código Disciplinario de la FIFA. Y cuyas sanciones pueden ir desde una multa económica hasta la inhabilitación de Luis Rubiales. Aunque a día de hoy la FIFA no se ha pronunciado sobre cuál será la sanción que aplicará.
