La fiebre nail art arrasa este verano. La manicura es el complemento de moda y han surgido cientos de centros y tratamientos que prometen resultados únicos. Sin embargo, no todos ellos reúnen las condiciones adecuadas.
Siempre que te hacen la manicura o la pedicura te cortan las uñas, te las liman e incluso te recortan las cutículas o los padrastros… La piel se ve expuesta, puedes llegar a sangrar e incluso provocarte una infección (hongos, bacterias…). Tienes que estar muy segura que los instrumentos que utilizan están desinfectados adecuadamente.
Las cuchillas para raspar la piel muerta tienen que ser desechables. Si optas por uñas postizas, debes tener cuidado con los adhesivos utilizados ya que pueden provocar reacciones alérgicas. Tampoco debes abusar de las lámparas de rayos UVA que se utilizan para secar las uñas de gel.
La ictioterapia, pedicuras con peces garra rufa que succionan las células muertas de la piel, es un excelente tratamiento exfoliante. Sin embargo, en muchos centros no hacen el tratamiento con estos peces, tampoco los cuidan adecuadamente y no se controla si contagian virus y bacterias. Recuerda que pueden provocar heriditas y transmitir algunas enfermedades por la sangre.

Lo que no debe faltar en tu neceser de manicura
•Introduce las manos o los pies en agua durante unos 20 minutos y, a continuación, aplica una crema exfoliante.
•Elimina las durezas con una piedra pómez.
•No cortes las cutículas. Apártalas con un palito de naranjo o quitacutículas. Aplícate cremas para suavizar la piel (te recomendamos el aceite de jojoba).
•Ten a mano Cristalmina, un antiséptico ideal para la desinfección de las pequeñas heridas superficiales que te puede provocar la manicura. Es transparente.
•Desmaquillante. Recuerda que las uñas –al igual que el rostro- también deben respirar. Elimina correctamente el resto de pintura de tus uñas antes de aplicar una nueva laca.