Hace un par de semanas tuve la suerte de asistir a una de las citas más esperadas para cualquier amante de la perfumería: el Barcelona Perfumery Congress. Un evento que reúne a narices, marcas emergentes, leyendas de la industria y, por supuesto, decenas de fragancias dispuestas a sorprender incluso a las que, como yo, llevan años probando perfumes casi a diario. Entre sus pasillos, descubrí propuestas inesperadas, desde clásicos reinventados hasta fórmulas de lo más experimentales. Sin embargo, hubo un perfume que consiguió capturar toda mi atención y convertirse en protagonista de la jornada.
Se trata de Oceanoir, de la marca italiana Coreterno, una casa que no había tenido el placer de explorar a fondo y que, confieso, me dejó fascinada. Su ADN rebelde, su inspiración en el rock y el pop de los 70, y ese equilibrio entre sofisticación y descaro hacen que sus creaciones no sean solo perfumes, sino auténticas declaraciones de intenciones. Detrás de cada fragancia está la visión de Michelangelo Brancato, el alma creativa que ha sabido mezclar el espíritu underground con la elegancia atemporal de la perfumería de autor.
Un perfume que encapsula la esencia oscura del mar
Coreterno, el rock y el pop como punto de partida
Nacida en Roma y forjada en el bullicioso Nueva York en 2015, Coreterno (que significa “corazón eterno” en italiano) se ha alzado como un emblema para las que buscan algo más que una fragancia convencional. La firma se inspira en un universo donde conviven poetas olvidados o artistas rebeldes cuyas obras parecían condenadas al olvido. Michelangelo Brancato, su fundador y director creativo, recupera símbolos icónicos del rock y la cultura pop, ilustraciones decimonónicas y grabados antiguos para transformarlos en accesorios de lujo, joyas y, por supuesto, perfumes que se venden en más de 40 países. En realidad, Coreterno representa esa mezcla de nostalgia y modernidad que tanto engancha, una marca para quienes quieren romper moldes sin perder el estilo.
Un perfume con alma marina
Mi flechazo en el Barcelona Perfumery Congress se llama Oceanoir, una fragancia tan minimalista como compleja. Creada por el perfumista Luca Maffei y lanzada este 2024, su composición logra transportarte, en un solo gesto, a un paisaje donde el mar se fusiona con la tierra y el cielo. Todo comienza con un estallido vibrante de naranja amarga, bergamota, pomelo y un peculiar acorde de algas marinas que aporta ese matiz salino y casi misterioso. Es el tipo de perfume que te invita a cerrar los ojos para disfrutar de toda su esencia. Oceanoir confirma que los perfumes duraderos no tienen por qué ser dulces ni empalagosos.

A medida que se asienta en la piel, Oceanoir revela un corazón sorprendente y adictivo. Davana, cassis, azafrán, flor de buganvilla y cristales de sal se entrelazan en un juego olfativo que recuerda a esos atardeceres dorados junto al mar. Es como caminar por una playa solitaria cuando el sol ya se oculta y solo queda el eco de las olas. En el fondo, vetiver, sándalo, maderas ámbar, almizcle y un toque resinoso de alquitrán de pino terminan de construir una estela duradera, envolvente, que no pasa desapercibida pero tampoco resulta invasiva, algo muy importante en los días de verano. El precio es de 170 euros.
Otros perfumes que homenajean la magia del mar
Sweat, Tears, Paradise de Discothèque

Si hay otra fragancia que he tenido la oportunidad de descubrir y que también celebra esa conexión marina, es Sweat, Tears, Paradise, la nueva apuesta de Discothèque. Un perfume que, como su propio nombre sugiere, juega con contrastes: la pureza del agua salada, el calor de la piel y la sensualidad de la noche. Su apertura, con notas de ajenjo y lirio, es intensa y fresca, casi hipnótica. Después, emergen el acorde salado, el ambroxan y un toque floral de mimosa que le dan profundidad sin caer en lo obvio. La base combina styrax, almizcle y madera de cedro, aportando calidez. El precio es de 145 euros.