Tener una alimentación sana y variada es lo que necesita tanto nuestro cuerpo como nuestra piel para llevar a cabo sus funciones vitales. Sin embargo, a veces los alimentos que ingerimos no son suficientes para obtener esos nutrientes con los que se lleva a cabo la regeneración celular. Es por esto que, dependiendo del mes del año en el que nos encontremos, necesitamos recurrir a los suplementos alimenticios que pueden presentarse en diversas formas, como tabletas, cápsulas, polvos, líquidos o gominolas. Como ves, una amplia variedad para que cuidarse sea una opción sin excusas para todos los gustos. Descubre qué debes añadir a tu dieta dependiendo del mes en el que nos encontramos.
Enero: Fortalece tus defensas y revitaliza tu piel
Comenzar el año con una piel saludable y brillante es posible gracias a la ayuda de la vitamina C y la equinácea. Estos suplementos no solo refuerzan tu sistema inmunológico, sino que también contribuyen a mantener la elasticidad de tu piel, protegiéndola de los efectos del frío invernal. La vitamina C es conocida por su capacidad para estimular la producción de colágeno, un componente clave para una piel firme y luminosa.
La equinácea, por su parte, es un aliado natural para combatir los resfriados comunes, y al mismo tiempo, ayuda a reducir la inflamación, proporcionando un aspecto más suave y uniforme a tu piel. Integrar estos suplementos en tu rutina diaria puede marcar una gran diferencia en cómo te sientes y te ves durante los meses más fríos.
Además, es importante recordar que una correcta hidratación y una dieta rica en frutas y verduras frescas potenciarán los efectos de estos suplementos, asegurando que tu piel mantenga su brillo natural incluso en los días más grises del invierno.
Febrero: Energía y vitalidad para tu piel
Con el frío aún presente, febrero es el mes ideal para incorporar el citrato de magnesio a tu dieta. Este mineral es esencial para el funcionamiento óptimo de tus músculos y también juega un papel crucial en la salud de la piel. El magnesio ayuda a reducir el cansancio y la fatiga, lo que se traduce en una apariencia más fresca y descansada.
Además, el magnesio contribuye a mejorar la función celular, permitiendo que tu piel se regenere de manera más eficiente. Esto es especialmente importante durante el invierno, cuando la piel tiende a secarse y perder su elasticidad. Al asegurar una adecuada ingesta de magnesio, estarás promoviendo un cutis más suave y flexible.
Complementa el uso de magnesio con una dieta equilibrada que incluya frutos secos y legumbres, y no olvides mantener una rutina de cuidado facial que incluya hidratación y protección solar, incluso en invierno.
Marzo: Adaptación y equilibrio para tu piel
Con la llegada del cambio de estación, marzo puede ser un mes desafiante para tu piel. La melatonina es un suplemento que puede ayudarte a regular el ciclo del sueño, lo que es fundamental para mantener una piel saludable. Un buen descanso nocturno permite que la piel se repare y regenere, reduciendo los signos de fatiga y estrés.
Además de la melatonina, las adaptógenas como la ashwagandha pueden ser de gran ayuda. Estas plantas ayudan a tu cuerpo a adaptarse al estrés, mejorando la resiliencia y promoviendo un equilibrio hormonal que se refleja en una piel más clara y radiante.
Incorpora estos suplementos en tu rutina nocturna y acompáñalos de una buena limpieza facial y un sérum hidratante para maximizar sus beneficios.
Abril: Renovación y protección de la dermis
A medida que la primavera se instala, es momento de preparar tu piel para la nueva temporada. La vitamina D y el zinc son dos aliados imprescindibles para reforzar el sistema inmunológico y proteger la piel de las agresiones externas. La vitamina D, en particular, es esencial para la salud de la piel, ayudando a mantener su barrera protectora y promoviendo la regeneración celular.
El zinc, por otro lado, es conocido por sus propiedades antiinflamatorias y su capacidad para combatir el acné y otros problemas cutáneos. Al combinar estos suplementos con una dieta rica en pescados grasos y productos lácteos fortificados, estarás brindando a tu piel las herramientas necesarias para lucir radiante.
No olvides aplicar un protector solar adecuado, ya que la exposición al sol comienza a intensificarse en esta época del año.
Mayo: Preparación para el verano
Con el verano a la vuelta de la esquina, mayo es el momento perfecto para comenzar a preparar tu piel para los días soleados. El aceite de onagra y los betacarotenos son suplementos que pueden ayudarte a proteger y nutrir tu piel desde el interior. El aceite de onagra es conocido por su capacidad para hidratar la piel y reducir la inflamación, mientras que los betacarotenos actúan como antioxidantes naturales, protegiendo la piel del daño solar.
Además, estos suplementos contribuyen a un bronceado más uniforme y duradero, al preparar la piel para la exposición solar. Asegúrate de incluirlos en tu dieta junto con alimentos ricos en antioxidantes como zanahorias y espinacas.
Recuerda que una correcta hidratación es clave para mantener la elasticidad de la piel, por lo que debes aumentar tu consumo de agua a medida que las temperaturas comienzan a subir.
Junio: Da la bienvenida al calor cuidándote
Es ahora cuando los rayos UV del sol empiezan a ser más intensos y cuando más tiempo estamos expuestos a ellos. Por eso, no dedemos escatimar en protección para que la piel (y también el pelo) no se resientan. Las vitaminas A y E son las mejores opciones para cuidar de nuestra dermis en esta época del año. La primera, porque repara el tejido celular, así que cualquier daño que pueda tener tu piel, se regenerará haciendo que sea más leve, y la segunda vitamina, la E, puede penetrar fácilmente en las membranas de las células de la piel, proporcionando una pequeña protección extra contra el sol.
Julio y agosto: Hidrata la piel desde dentro
Con el calor instenso de estos meses de verano, es normal que, nuestra piel se deshidrate. Por más que bebamos agua, la dermis se reseca con el exceso de sol, así que hidratarla desde dentro es importante. Busca suplementos de ácido hialurónico para que tu cuerpo pueda retener la humedad. Recuerda, que cuanto más hidratada esté tu piel, más flexible y elástica estará y por lo tanto, dará lugar a menos arrugas.
Septiembre: Vuelve con energía
Después de un verano relajado y de (esperemos) muchas vacaciones, toca volver a la rutina y hay que hacerlo con más energía que nunca para que no se haga demasiado duro. Este regreso suele agotarnos más de lo normal, así que en esta época del año lo más recomendado es recurrir a suplementos como las vitaminas del grupo B que ayudan a combatir el cansancio y la falta de energía. También puedes recurrir a minerales como el cromo, magnesio, zinc, que te aporta energía en temporadas de estrés y tras grandes esfuerzos físicos que terminan por reflejarse en nuestra piel en forma de acné o poros dilatados.
Octubre: Cuidado con el cambio de temperatura
El décimo mes del año se caracteriza por los cambios bruscos de temperaturas que, aunque comienzan a bajar, siguen siendo inestables. Esto no solo hace que nuestras defensas se vean afectadas y cojamos el primer resfriado del otoño, sino que afecta a nuestra piel. ¿Cómo? Resecándola más de lo habitual y haciendo que reaccione con rojeces, granitos o incluso manchas en la piel al cometer el error de dejar de protegernos del sol con crema SPF. Para que esto no ocurra, puedes tomar, además de vitamina C que es antioxidante, biotina, ya que en esta época es en la que más sufre el cabello y las uñas se debilitan.
Noviembre y diciembre: Preparada para el frío
Metidas de lleno en el invierno, el sol está mucho menos presente, así que la falta de vitamina D se hace más notable. Por ello, recurre a los suplementos de esta vitamina que es completamente necesaria para el organismo, pero también para nuestra piel porque ayuda a mantener su elasticidad, prevenir arrugas y manchas, y reducir la inflamación.
