"Es difícil saber cuándo nos conocimos, porque somos del mismo pueblo, pero ya en la adolescencia empezamos a salir". Aunque no recuerde muy bien el momento exacto en el que vio a Pelayo por primera vez, la historia de Ana con su amor de toda la vida es una de esas difíciles de encontrar. Y es que después de 15 años de relación, la pareja puso el broche de oro con un enlace perfecto, lleno de adornos de Navidad y rodeados de familia y amigos en la iglesia de Santa María de Luanco, en en el municipio de Gozón, Asturias. Una boda diferente y con un toque (más) especial debido a la cercanía con las fechas navideñas, para la que Patricia Zaragoza, diseñadora de vestidos de novia, creó dos looks maravillosos que reflejaban perfectamente la personalidad de Ana.

"Cuando recuperamos cobertura después de habernos comprometido en una cabaña perdida en el monte no perdimos ni un minuto", nos cuenta Ana. Porque aunque puede sonar algo exagerado, planear una boda y, sobre todo, encontrar disponibilidad en el sitio soñado para la fecha que quieres no es tan fácil como parece. Así, tanto Ana como Pelayo decidieron llamar rápidamente al Palacio de la Riega, lugar donde hace 20 años también se habían casado los tíos de Ana y donde ambos querían celebrar su gran día.
Después de haber cerrado la fecha y haber escogido la iglesia de Santa María de la Anunciación, al lado del mar y en su pueblo (Santa Maria de Luanco), "teníamos claro que queríamos una boda de invierno, próxima a la Navidad y ya que nos prometimos en el puente de la Inmaculada del año anterior", cuenta Ana, tocaba ponerse con lo más importante para una novia: su vestido.

De un 'dos piezas' al minivestido con el que bailó toda la noche
Puede que para la mayoría de las chicas que van a casarse, el momento de elegir su vestido sea todo un batiburrillo de estrés e ideas encontradas por no tener claro qué quieren lucir o quién quieren que sea el artífice de su look, pero esto no fue lo que sucedió con Ana, porque ella tenía claro desde el principio que Patricia Zaragoza sería la diseñadora escogida.
"Antes de saber que me iba a casar ya tenía claras varias cosas, y una de ellas era que Patricia Zaragoza sería quien hiciera mi vestido. En 2019, su colección Zandalar cruzó nuestros caminos siendo yo la modelo de su catálogo. El feeling entre nosotras fue evidente desde el primer minuto y por eso, no podía haber otra persona que diera forma a todas las ideas que rondaban en mi cabeza", explica Ana.
A la hora de decantarse por cómo sería su vestido, al igual que todas las novias, Ana tenía claro que ella misma sería su propia inspiración y que quería ser muy fiel a su propio estilo. De ahí que optara desde el principio por un diseño de dos piezas, formado por un top de pedrería con escote en trapecio al que se superponía una capa de organza de seda desmontable terminada en un maxinudo a la espalda. En cuanto a la falda, su diseño elaborado en crepé, fue recto con una abertura en el centro y con una cola desmontable realizada en el mismo tejido.


El segundo look que lució Ana con la única motivación de disfrutar al máximo de la fiesta estando guapa y cómoda a la vez, fue un minivestido realizado en un tejido bielástico que definía su figura y que estaba inspirado en una de las aficiones de Ana, el ciclismo. "La idea del segundo vestido nació como la simulación de crear un vestido de tirantes y una camiseta interior de manga larga semejante a un maillot", explica. Un estilismo totalmente diferente al primero, consiguiéndose una diferencia perfecta entre los distintos drapeados utilizados y la capa de la espalda con la que se logra un aire más desenfadado.

Un toque joya y zapatos que pasaron la prueba
Una de las decisiones más difíciles es complementar el vestido con pendientes, pulseras o collares que no resten protagonismo al diseño, sino que aporten un toque de sofisticación, algo que no siempre se consigue por caer en los excesos. Sin embargo, esta novia decidió innovar y apostar por un chocker logrando una perfecta combinación. "Otra de las cosas que tenía claras, era que quería un chocker que le diera el toque joya al estilismo, y aunque no me parecía algo fácil, cuando descubrí las joyas de Marucca y acudí a su estudio para diseñar la mía, me enamoré completamente. ¡Cada pieza estaba integrada por más de 70 cristales de Swarovski!", cuenta Ana.
Llegado el momento de elegir los zapatos, acertó eligiendo el modelo Infinity de Uniq Shoes, un diseño en color terracota con tacón trompeta que "estuvo a prueba de fuego con saltos y bailes durante toda la noche".
