Ya es un hecho. No solo las parejas del sur o de las islas pueden permitirse casarse en invierno u otoño, porque después de ver a la última de nuestras novias, hemos constatado que ni siquiera las bajas temperaturas de estas fechas pueden empañar un día tan especial como el que vivieron Pilar y Juan. Después de conocerse en la universidad y estar juntos durante siete años, el ya matrimonio pasó por el altar a mediados de noviembre en la Catedral de San Juan Bautista de Albacete, un lugar de lo más único y especial porque además de estar declarada Bien de Interés Cultural, logró que la novia se trasladara por un instante a su infancia al ser esta la monumental iglesia donde se había vestido de blanco años atrás, aquella vez, para recibir su primera Comunión.
Dicen que la época universitaria es una de las mejores etapas, donde se aprende y se conoce a la gente que, de alguna u otra manera, pasará a formar parte de tu vida, y así sucedió con Juan y Pilar. Él jugaba al fútbol con los amigos de ella, lo que hizo que empezaran a coincidir en los mismos sitios y empezase su historia de amor. "Todo fue muy despacio, empezamos a hacernos amigos y pareja casi a la vez. De hecho esa amistad que forjamos hace que seamos unos grandes cómplices a día de hoy y al final, siempre lo pasamos mejor cuando salimos juntos", cuenta Pilar.
Tras siete años juntos, Juan se declaró en el mejor sitio donde podía hacerlo, en Valencia. "Allí empezó nuestra historia y el momento no pudo ser más bonito. Fue muy natural, hablando en el antiguo cauce del río Turia, junto a las Artes y las Ciencias, recordando momentos de nuestra relación", añade.

Una vez prometidos, tocaba ponerse manos a la obra para preparar lo que terminó siendo una boda de ensueño. Y sí, tras fijar la fecha y el lugar, el vestido de novia pasó a ser lo más importante en la lista de preparativos. Si como Pilar vas a casarte este año y aún no sabes cómo quieres que sea tu vestido, no te preocupes, porque puedes hacer como ella y llenarte de inspiración visitando diferentes firmas.
"Tenía claro que quería algo diferente y aunque no encontré nada que encajara con lo que yo me había imaginado, las visitas a los diferentes ateliers sí me dieron algo de inspiración confirmando que quería que mi vestido tuviera volúmenes", cuenta Pilar. Y con esta idea como premisa, fue directa a Álex Vidal, un diseñador a medida de Valencia donde desde la primera cita captaron la esencia de lo que buscaba en su vestido de novia. "No quería nada sencillo y sabía seguro que me gustaban los drapeados, que quería volumen y un corte en la cadera. Fue difícil elegir el diseño entre todos los bocetos que me preparó, pero finalmente nos decantamos por el escote en pico, tanto para la parte delantera como para la trasera, que era con el que más favorecida me veía", añade.


Aunque en los últimos años se ha hecho de lo más común cambiarse de vestido en el momento de la fiesta, Pilar prefirió un vestido transformable, dejando a un lado la falda desmontable con larga cola de volantes elaborada en tul para dar paso a un vestido de corte sencillo, mucho más cómodo e ideal para el baile. Sin duda, un vestido muy especial que, aunque según la propia novia "no era muy invernal, sí guardaba secretos como una doble manga de tul la cual se veía ligeramente ya que llevaba los puños abiertos", afirma.
En cuanto a los zapatos, después de una ardua búsqueda sin éxito por las tiendas de Valencia, Pilar decidió buscar en internet y es que, si en el buscador se puede encontrar de todo, ¿por qué no iba a hallar sus zapatos soñados? Al decidir que quería unos mules con pedrería, tan solo tuvo que preguntar a Google con estas palabras clave para dar con el bonito calzado de Lola Cruz. "Los compré sin poder probármelos, pero sabía que me iban a encantar, ya que es una marca que utilizo habitualmente para eventos porque tienen una horma supercómoda. De hecho, ¡aguanté con ellos todo el día!", confiesa Pilar.

Detalles de última hora que marcan la diferencia
Aunque la mayoría de las novias planea su estilismo con meses de antelación, es inevitable que a última hora surjan nuevos detalles que marcan la diferencia en el look. En el caso de Pilar, además de las rosetas de diamantes con perlas, los pendientes que su suegra lució en su propia boda, la novia decidió a (exactamente) quince días antes de la boda, lucir un tocado adornado con las telas del vestido tul y bambula de seda. Esta decisión repentina surgió al ver el vestido terminado. "Sabía que no podía llevar velo, ya que mi vestido no lo pedía. Sin embargo, por mi personalidad, tenía que lucir alguna especie de tocado para sentirme yo. Siempre soñé ser una novia velada, pero finalmente no pudo ser. Hay veces que no puedes incluir todo lo que imaginas, pero eso no debe de ser un condicionante", cuenta Pilar.
Un recogido de novia perfecto a base de un moño tipo bailarina muy favorecedor que adornó con una especie de coletero a juego con la falda desmontable del vestido.

La Catedral San Juan Bautista de Albacete, una iglesia construida a principios del siglo XVI sobre otra anterior de estilo mudéjar de finales del siglo XIII, fue el lugar elegido por el matrimonio para darse el 'sí quiero'. Un enclave único al que le siguió un banquete lleno de delicias manchegas en un perfecto guiño a la tierra de Pilar. Todo para dejar el mejor sabor de boca a los invitados y celebrar por todo lo alto el mejor día de su vida.
