Ana Obregón cumplía ayer 65 años, alcanzando así la edad de jubilación. Sin embargo, la actriz ha pasado su ‘día especial’ de manera agridulce. La que fuera protagonista de ‘Ana y los siete’ está atravesando un momento muy duro en su vida, ya que ha decidido instalarse con su hijo, Álex Lequio, en Barcelona para que este comience un nuevo tratamiento para el cáncer que padece.
En 2018 Álex fue diagnosticado de un cáncer y Ana se vio obligada a cambiar sus prioridades. Los posados en bañador, el glamur, los rodajes, las fiestas y los photocalls pasaron a un segundo plano, centrándose así únicamente en la recuperación de su hijo. Durante dos años, la actriz ha sacado sus fuerzas de supermamá para cuidarle y demostrar al mundo y a ella misma la mujer luchadora que es.
Y es que, aunque ayer tenía que ser un día de celebración y sonrisas, la bailarina no tiene ganas de festejos, el estado de salud de su hijo le llena de preocupaciones y le impide pensar en diversión. En su cuenta de Instagram ha hecho referencia a su cumpleaños, pero con unas palabras un tanto desgarradoras: “Este fue el primer cumpleaños más feliz de mi vida porque mis padres me regalaron la muñeca Dulcita. No os puedo mentir y decir que este ha sido el cumpleaños más feliz de mi vida, pero sé firmemente que el año que viene lo será porque los caminos más difíciles siempre llevan a lugares bonitos. Gracias de corazón por todas vuestras felicitaciones de cumple. Me dan la vida”.
Obregón ha demostrado una vez más el positivismo que la caracteriza, aunque haya tenido que aparcar sus proyectos profesionales para dedicarse 100% a su hijo. ‘Anita’ tenía previsto volver a los escenarios con el estreno de la obra de teatro ‘Falso directo’ junto a Andoni Ferreño, la cual se ha bajado del cartel debido a la situación que está atravesando. “Lo prioritario en mi vida es mi hijo y si hay que parar el reloj, se para”, confesaba a ‘Vanitatis’. Sin duda, eres todo un ejemplo de madre coraje.
